El Real Madrid deja escapar la victoria ante el CSKA en el último minuto de un mal partido

El Real Madrid ni supo ni quiso cerrar el pase a los cuartos de final de la Champions y en el último instante vio cómo el gol del sueco Wernbloom ponía emoción al partido de vuelta. Creían que el tanto de Ronaldo iba a ser suficiente, pero nunca quisieron dominar el juego por completo, algo que nunca llegó a hacer durante los noventa minutos de juego. La diferencia entre uno y otro equipo es tal que llevó a los madridistas a mostrarse poco ambiciosos, lo que terminaron pagando con el empate del CSKA.

Los de Mourinho saltaron al césped artificial del Luzhniki relajados, como si la historia de lo que iba a pasar no iba con ellos. Se sentían superiores y entre el frío, la hora y las especiales condiciones del terreno de juego, se mostraron perezosos. No se sentían cómodos y no acertaron a encontrar el ritmo adecuado durante toda la primera parte. Lo curioso es que las mejores ocasiones, ratificadas con el gol de Cristiano Ronaldo, fueron madridistas. Primero Higuaín y después Kedhira no acertaron a superar a Chepchugov tras un fallo defensivo del CSKA, sin duda, lo más flojo del equipo ruso.

Mientras el Real Madrid dudaba y no encontraba el camino adecuado, el equipo de Slutski mostraba sus carencias y no acertaba a controlar ni dominar el juego. Ni las favorables condiciones que tenían  a su favor fueron argumento suficiente para que el CSKA pudiera dominar el juego. Buscaba el intercambio de golpes para intentar imponer su anárquico estilo, pero en lo que no habían reparado es que en eso de repartir estopa el Real Madrid es el número uno. Si hay un equipo que se siente cómodo en eso de dar y recibir es el once de Mourinho. Ni uno ni otro equipo acumulaban merecimientos para marcar, pero en esas circunstancias el equipo blanco se suele imponer, tal y como sucedió con el buen gol de Ronaldo, que como las anteriores ocasiones llegó tras un despiste defensivo local. Higuaín fue el más listo de la clase y su robo de balón terminó en el primer gol del partido.

No hizo falta que el talento del Real Madrid apareciera en exceso. Özil no se sentía cómodo. Apenas intervenía y cuando lo hacía no mostraba su habitual clarividencia en el juego y se limitaba con buscar al compañero más cercano sin mayor pretensión. Y éste es el mejor síntoma de esa superioridad de la que hablábamos antes y que los madridistas tuvieron en mente desde el primer minuto de juego. 

La lesión de Benzema, la peor noticia

La lesión de Benzema -ya nadie duda de la condición del francés de delantero titular del Real Madrid por delante de Higuaín- dejó a los de Mourinho algo aturdidos. La seguridad defensiva (Xabi, Kedhira y Ramos especialmente) del equipo de Mourinho transmitía tranquilidad ante las acometidas y apariciones de los rápidos Doumbia o Musa o el talentoso Dzagoev. Casillas, mientras, se limitaba a sacar de portería o a recoger alguno de los balones que le cedían sus compañeros. Y es que el portero blanco no conoció el miedo en Luzhniki... hasta el último minuto, momento en el que nada pudo hacer ante el remate del sueco. Ver para creer. 

El CSKA tenía que mostrar algo más, al menos intentar acercarse a la portería de Casillas. Y así salió tras el descanso, pero su paso adelante apenas duró cinco minutos y se repitió en los últimos instantes del choque. Dos llegadas seguidas de Callejón sirvieron para poner de nuevo las cosas en su sitio. El equipo ruso se calmó, mientras que el Real Madrid se empezaba a acercar con cierto peligro. Su juego seguía dejando bastante que desear, pero la inoperancia del CSKA no invitaba a pensar en la posibilidad de que el partido no terminara con otro resultado que no fuera la victoria blanca, algo que terminó por suceder.

El CSKA obtuvo su premio en el descuento

El paso de los minutos obligó aún más al CSKA a atacar con más intensidad, con un poco más de nervio, a empujones. Los ataques morían a los pies de los defensas blancos, pero la persistencia llevó al Real Madrid a meterse en el área de Casillas. Los de Mourinho fiaban la sentencia del partido y casi de la eliminatoria para algunas de sus contras, con Ronaldo como eje de ellas. Los blancos no querían el balón, tal y como hicieron durante todo el choque, buscaban sorprender, atizar en una contra, algo que estuvieron a un paso de hacer primero Ramos a la salida de un córner y en una posterior aparición del portugués, muy empeñado en conducir en todas las contras por cierto. Ambos se toparon con Chepchugov, el mejor de los rusos sin duda alguna. El problema era que al Real Madrid le duraba un suspiro, en especial en cuanto caía en las cercanías de Kaká, que entró por Callejón y ni aportó nada más que pérdidas de balón.

En una de esas embarulladas llegadas, el CSKA logró el empate ya con el tiempo a segundos de cumplirse y tras una indecisión en el despeje de una falta. El Real Madrid sufre en el juego aéreo y lo volvió a demostrar en el Luzhniki. Mourinho debería revisar algunas cosas. En Europa no hay tanta distancia con los rivales y si te relajas, lo pagas. La confianza es mala compañera de viaje y en Moscú los madridistas la enseñaron por todos lados. 

Ficha técnica:

1 - CSKA de Moscú: Chepgúrov; Shénnikov, V.Berezutsky, Ignashévich, A. Berezutsky; Aldonin (Honda, m.67), Wernbloom; Dzagóev, Tosic (Necid, m.82), Musa (Oliseh, m.63); y Doumbia.

1 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso; Özil (Albiol, m.84), Callejón (Kaká, m.75), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Higuaín, m.15).

Goles: 0-1, m.28: Cristiano Ronaldo. 1-1, m.93: Wernbloom.

Árbitro: Bjorn Kuipers (HOL). Amonestó a Xabi Alonso, Sergio Ramos, Coentrao y a Wernbloom.

Incidencias: partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio olímpico Luzhnikí ante 70.000 espectadores (casi lleno). Los aficionados rusos lanzaron desde uno de los fondos varias bengalas en los primeros minutos que cayeron el terreno de juego cerca del portería defendida por Casillas.