El cuento de hadas de Dietmar Hopp y su Hoffenheim

Dietmar Hopp es uno de los hombres más populares en Alemania. Este multimillonario, cofundador en 1972 de SAP (creador de uno de los software más utilizados para gestión de datos), grupo del que fue presidente y del que actualmente posee un 9,9% de las acciones, es poseedor de una de las mayores fortunas de su país, según la prestigiosa lista de la revista Forbes. Pero su mayor reconocimiento popular le ha venido a la edad de la jubilación, cuando ha logrado convertir en realidad su mayor sueño.

Hopp (Heidelberg, Alemania, 1940) jugó al fútbol en su juventud, iniciando su carrera en el TSG Hoffenheim, un modestísimo club gimnástico fundado en 1899, que desde 1945 incorporó el fútbol entre sus actividades. Y, apelando al romanticismo más absoluto, se convirtió en el magnate de este equipo en 1999, un año después de abandonar la presidencia de SAP.

Hasta principios de los ‘90, el equipo azul -que representa a la aldea de Hoffenheim, con poco más de 3.000 habitantes, situada en el estado de Baden-Württenberg, al sudoeste del país, y a 90 km de la capital estatal, Stuttgart- se encontraba en la séptima categoría del fútbol germano, un equivalente a la Segunda Regional española. Es decir, era un club amateur como hay miles en todos los países grandes europeos. En 1996, ya estaba en la quinta división, donde se lo encontró el magnate de la informática.

Estrategias de alta dirección empresarial

Desde ese año, gracias al dinero pero, sobre todo, a la buena gestión de Hopp (quien aplica estrategias de alta dirección empresarial) el Hoffenheim inició una ascensión meteórica no conocida jamás en las grandes ligas del fútbol mundial. En sólo un año (2000) logra subir al equipo a la cuarta división, ya semiprofesional como la Tercera en España. Y al año siguiente (2001) lo asciente a la tercera alemana, equivalente a la 2ªB española y todavía semiprofesional.

A partir de ese momento, se comienza a trabajar con la cantera y a contratar técnicos y jugadores de categorías superiores, preparando el ascenso al profesionalismo que tardó en llegar. Mientras, en 2004, el club salta a la fama para el gran público alemán al convertirse en el ‘matagigantes’ de la Copa alemana, eliminando a dos segundas y al todopoderoso Bayer Leverkusen, y cayendo en cuartos de final. En esa época, Hopp barajaba fusionarse con otros equipos de la zona, pero las diferencias surgidas por la ubicación del nuevo estadio echaron atrás las negociaciones.

El Hoffenheim jugaba hasta el año pasado en el Dietmar Hopp Stadion, creado en 1999, con capacidad para 5.000 espectadores. El ascenso en 2007 a la segunda división alemana llevó al club a jugar en la vecina localidad de Mannheim (situada a 50 km y con 300.000 habitantes) hasta que se termine la última gran aportación de Hopp, el Rhein-Neckar-Arena, con capacidad para 30.000 espectadores.

Campeón de otoño, máximo goleador y ‘pichichi’

Tras sólo un año en la categoría de plata, el Hoffenheim asciende a la prestigiosa Bundesliga el pasado verano. Con un sistema de juego tan osado como el de la gestión del club, el equipo azul comienza la presente temporada cosechando increíbles resultados. Su fútbol ofensivo ha propiciado que se convierta en el Campeón de Otoño (título simbólico que obtiene el equipo que encabeza la tabla a la llegada del parón de enero), marche con 42 goles como máximo goleador y tenga en sus filas al provisional ‘pichichi’, Vedav Ibisevic, de 24 años, quien ha anotado 18 goles y se ha convertido en objeto de deseo de todos los grandes europeos.

Hopp ha convertido, en menos de una década, un equipo de pueblo en el más serio aspirante a ganar la Bundesliga, disputándola con clubes de la categoría del Bayern Múnich, el Bayer Leverkusen, el Hamburgo o el Borussia de Dortmund. Todo eso, sin llegar aún a los 2.000 socios y con un nuevo estadio cuyo aforo multiplicará por diez el número de habitantes de la aldea. La hazaña de Hopp y su Hoffenheim simboliza el trabajo bien hecho más allá de los grandes presupuestos. Y su proyecto, de momento, no parece tener techo.