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El final mejor que bien de María de Villota
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un poeta entre pilotos

El final mejor que bien de María de Villota

Este martes por la mañana, en el Café Comercial de Madrid, se presentó a Antonio García como embajador del Legado de María de Villota y se recalcó el espíritu de la piloto de F1

Foto: La piloto María de Villota después de su accidente de 2012.
La piloto María de Villota después de su accidente de 2012.

¿Qué hace un poeta nervioso en la presentación de Antonio García como embajador del Legado María de Villota?

- “Yo soy poeta. Tengo las manos frías... y estoy alborotado”.
- “Siéntate”, le ordena Emilio de Villota, a su lado.
- “No me puedo sentar, estoy alterado”.

Rafael Soler es sociólogo, escritor y muy tío de María de Villota. La palabra es su medio natural así que para esta ocasión, en el marco del malasañero Café Comercial, llevó escrito un texto que leyó y que no trataba sobre una piloto de automovilismo, tampoco de su sobrina, sino de una persona tenaz que alcanzó su sueño -la Fórmula 1- a través de una base talentosa y una infinita energía para superar sus retos. Un día le dio por escribir un libro 'La vida es un regalo' del que su tío, escritor, se siente orgulloso. Rafael fue la columna sobre la que se apoyó la expiloto de Renault y Marussia para emocionar, en esta ocasión, juntando letras.

Foto: Adiós a un sueño: la F1 convirtió a María de Villota en la piloto más feliz del mundo

“Han dicho que el acto de hoy no es un homenaje... Sino un trabajo a la estela de lo que hizo María”, indica el poeta, quien a continuación narró una anécdota que define el espíritu de María y explica por qué ella fue capaz de abrir un camino tan tortuoso para una mujer. “Voy a hablar de una faceta de María: superación. Era la madrugada del lunes 22 de julio de 2013. Había pasado siete meses acompañado de Rodri (su chico) desde que confirmó el deseo de escribir su libro de 'consigue tus sueños. Puedes conseguir lo que quieres', cuando recibí un email de María:

“Hola padrino, qué difícil terminar rotundamente cuando tienes tantas cosas que transmitir. ¿Qué te parece el final?
(Qué pesadita la niña).
Mua”.

(En datos adjuntos estaba ese final de su libro).

Yo contestaba así a María a un libro en el que te la juegas en sus últimas páginas:

Tu libro está quedando como dulce de membrillo cuando corrijas las páginas (...).
Bien el final.
Envíame todo cuando lo corrijas”.

Y tres cuartos de hora más tarde llegaba una respuesta premium de María.

“¿El final no te convence? Bien es poco”.

María captó que era poco y ahí salió el espíritu de superación. Nueve horas más tarde, otro email de María”:

FINAL MEJOR QUE BIEN (en mayúsculas, y, a continuación, el final)

Si me hubieses dado este libro hace un año, querido lector, no me lo hubiera creído. Pero menos se lo hubieran creído aquellos que firmaron mi parte de defunción, aquellos que mintieron confiando en mis daños cerebrales, aquellos que no llamaron por vergüenza o cobardía.
Pero no he escrito de puño y corazón este libro para reivindicar mi vida, sino la vuestra.
Si yo no estuviera aquí y la muerte me hubiera ganado esta carrera con bandera negra y no de cuadros, no hubiera podido transmitiros con todo el alma este mensaje de alegría.
¡Parad! Parad en seco como si un accidente ocurriera en vuestra vida.
Sí, nuestra vida no es nuestra. Es un trozo de tiempo infinito si lo compartes con quien amas, con quien te necesita. Y el mismo trozo de tiempo mezquino si no aprecias esto y cuanto te rodea.
¡Sonríe, por Dios! O por quien tú quieras, pero sonríe, porque hoy estás aquí y te queda mucho por vivir en este día.
Y decide.
Decide si quieres solo llegar o pasear este increíble camino”.

Después de leer este final, su tío Rafael continuó: “Ese largo lunes constaté la determinación y búsqueda de la excelencia. María escribió y terminó su libro con la pasión de quien se siente comprometido”. Su tío habló no sólo del espíritu de superación de María, también destacó su empatía y la solidaridad que desprendía, tres facetas “que son la naturaleza esencial de María. Su manera de ser”.

“María nos ha dejado unos deberes que hacer”

Rafael Soler no estaba en esta presentación por su vínculo con del automovilismo, pero el poeta plasmó la finalidad de esta obra que ahora pilota con cariño, emoción y orgullo Emilio. El Legado de María ya suma más de 60 conferencias impartidas en colegios, universidades o empresas bajo el nombre de 'Lección de vida'; lleva recaudados 102.000 kilos de comida para comedores sociales; cuatro ediciones (con la del próximo mes julio) de la santanderina Milla María de Villota; la creación de la 'Residencia María de Villota' que acoge a mujeres y madres sin hogar por el Puente de Vallecas… “María nos ha dejado unos deberes que hacer”, aseguraba su padre, quien ha cambiado los coches de los circuitos por difundir el ADN de su hija.

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Atentamente y en primera fila, el piloto Antonio García escuchaba antes de subir al escenario para recibir el título de 'embajador del Legado de María'. Era su amiga y la culpable de que conociera hace dos décadas a Irene, su pareja y madre de su pequeña. Antonio es embajador de 2017, y es el tercero tras Pedro de la Rosa (2015) y Carlos Sainz (2016). Pilotos, rivales, amigos y con la estrella de María en la solapa para que nadie se olvide que es posible soñar con un FINAL MEJOR QUE BIEN.

¿Qué hace un poeta nervioso en la presentación de Antonio García como embajador del Legado María de Villota?

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