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¿Qué ha hecho Ferrari para que Mercedes pegue puñetazos de frustración?
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ASÍ SE HA FORJADO UN ÉXITO SIN PRECEDENTES

¿Qué ha hecho Ferrari para que Mercedes pegue puñetazos de frustración?

Con la marcha de James Allison y los resultados de 2016, Ferrari había entrado en una crisis profunda de credibilidad. Cinco meses después se perfilan como candidatos al título.

Foto: Sebastian Vettel celebra con sus mecánicos la victoria en el GP de Australia. (EFE)
Sebastian Vettel celebra con sus mecánicos la victoria en el GP de Australia. (EFE)

“Ferrari ya no es un equipo, sino un grupo de gente asustada. Hay un clima de miedo”. Ni Luca Baldiserri, exingeniero jefe de Ferrari, ni casi nadie imaginaba hace cinco meses que Sebastian Vettel pudiera ganar el Gran Premio de Australia. Incluso el equipo italiano había sido superado por Red Bull. Hoy la Scuderia se postula como posible campeona en 2017. Hasta McLaren aspiraba a superarla con el nuevo reglamento. “Mattia Binotto no va a ser un buen director técnico, no tiene un conocimiento profundo del chasis”, justificaba Baldiserri tras la reorganización de Ferrari y la salida de James Allison. ¿Qué ha cambiado para que Ferrari haya hecho pegar puñetazos de frustración al mismísimo Toto Wolff y pueda ser la pesadilla de Mercedes?

El éxito de Ferrari parece haberse fundamentado en la prudencia, trabajo y la eficiencia. Aquellos alegatos de orgullo sin fundamento en la pista de Luca di Montezemolo los repitió Sergio Marchionne el año pasado. Aprendió la lección. Hoy ocupa un papel secundario ante la opinión pública. Mientras la prensa italiana acosaba a Maranello, sus ingenieros estaban creando un monoplaza que ha batido a Mercedes. Hasta clavaron estratégicamente a Mercedes el pasado domingo, en la misma pista que el pasado año perdieron también la victoria por un error en el muro de boxes. Ferrari ha cambiado todo en muy poco tiempo. ¿Realidad o fuegos de artificio?

"Tenemos todo para ganar"

Mattia Binotto abandonó la jefatura de motores para liderar la dirección técnica en un entorno de negatividad absoluta, con la marcha de James Allison y sin victorias en el horizonte. Incluso Maurizio Arrivabene sufrió los rumores de la prensa sobre su posible sustitución, cuestionando por su falta de liderazgo. También hubo leña para Vettel. Binotto ya nadaba a contracorriente. “Tenemos todo lo necesario para ganar, no veo necesidad de hacer algo diferente a lo que ya tenemos. Sólo es una cuestión de hacerlo bien”, decía en septiembre. El mismo discurso que siempre se escucha de Ferrari, que siempre cuenta con los ingredientes técnicos y económicos para triunfar. Sólo faltaba articularlos.

Binotto es un organizador, parece, tanto como un técnico. Su labor en la motivación del equipo ha sido crucial. Además, sobre Maranello cayó un enigmático y desconocido silencio, y Ferrari asumió un perfil bajo. “Este año no nos vamos a avergonzar”, avisó Marchionne en su única declaración de este invierno. Acertó.

Buen coche y poder político, claves

La sorpresa llegó con la agresiva aerodinámica del SF70H. En los test, callaron a los críticos cuando el monoplaza respondía perfectamente a cualquier cambio de puesta a punto y todos los compuestos. Mercedes tuvo más problemas. Ferrari se convertía de repente en gran favorito sin la expectación mediática de Red Bull. Hamilton les señalaba con el dedo, para muchos, como forma de echar balones fuera. Ferrari devolvía la pelota. “Mercedes sigue por delante”, reaccionó Vettel. Ya tenían tomada la medida en el plano psicológico. Pero hay más.

Antes de pisar el asfalto de Australia, Ferrari ya jugó la baza política pidiendo la revisión de los sistemas de suspensión de Mercedes y Red Bull. Hasta qué punto el torpedo ha acertado está por ver, pero Red Bull se ha descolgado en este arranque de temporada. Arrivabene dedicó todo el mes de enero a hablar con la Federación y se empeñó en ‘cortarle las alas’ a su gran rival con el reglamento en mano. Mientras el paddock veía en la cruzada un signo de debilidad, Ferrari actuaba en los despachos.

Tres años de experiencia con los motores V6 han hecho el resto. La llegada de Binotto a la dirección técnica y la reorganización de Ferrari hacia una estructura menos plana y jerarquizada que propiciara el flujo de ideas y la colaboración entre departamentos parece haberles convertido en uno de los equipos que más ha mejorado respecto a 2016. "Siempre quieres construir el mejor coche posible”, explicaba Vettel. "A veces funciona, a veces no. Pero esta vez parece que funciona. Era muy importante que el equipo trabajara en paz para que afloraran nuevas ideas. En los últimos años Mercedes fue la referencia. Veamos cómo va esta temporada”. En Melbourne, Vettel superó en 2,2 segundos su tiempo del año pasado, mientras que Hamiton apenas lo rebajó en 1,65.

¿Volverá el 'método Ross Brawn'?

Aún hay que esperar para confirmar que la posición de Ferrari sea algo más que fuegos artificales, y no se descarta que el éxito pueda ser flor de un día. El debut de este año ya supera al 2016, vacío de triunfos, pero aunque Mercedes haya cedido terreno, aún tienen dos décimas de ventaja en el bolsillo los sábados.

En Albert Park, Vettel pilotó a su mejor nivel. La estrategia y parada en boxes rozaron la perfección. Todo parece un guión orquestado bajo aquellos principios de Ross Brawn, ahora jefe de Liberty Media: no caer en el pánico, manejar la política y ser eficientes en Maranello. Así vivió Ferrari una época triunfante con Michael Schumacher. Si lo repite una década después, Binotto haría historia por volver a la gloria con un equipo 'italianizado". Hasta su tercer piloto, el también italiano Antonio Giovinazzi brilló en Melbourne. Enzo Ferrari no podía haberse sentido más feliz.

“Ferrari ya no es un equipo, sino un grupo de gente asustada. Hay un clima de miedo”. Ni Luca Baldiserri, exingeniero jefe de Ferrari, ni casi nadie imaginaba hace cinco meses que Sebastian Vettel pudiera ganar el Gran Premio de Australia. Incluso el equipo italiano había sido superado por Red Bull. Hoy la Scuderia se postula como posible campeona en 2017. Hasta McLaren aspiraba a superarla con el nuevo reglamento. “Mattia Binotto no va a ser un buen director técnico, no tiene un conocimiento profundo del chasis”, justificaba Baldiserri tras la reorganización de Ferrari y la salida de James Allison. ¿Qué ha cambiado para que Ferrari haya hecho pegar puñetazos de frustración al mismísimo Toto Wolff y pueda ser la pesadilla de Mercedes?

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