“Alonso parecía nervioso en Canadá. ¿Sentía que el Mundial se le estaba escapando?”

“¿Un supersábado? Bastaría con uno normal, sería suficiente un monoplaza capaz de partir regularmente en las dos primeras filas, no necesariamente en la pole, porque desde allí se puede conquistar la carrera. El domingo vi una carrera extraordinaria de Alonso y a un Ferrari protagonista. Esperemos que en el futuro haga más calor en el fin de semana de carrera”. Luca di Montezemolo enarbolaba ayer el estandarte de sus legiones como es su costumbre en momentos clave, encabezando las reuniones técnicas de sus tropas para encarar la evolución técnica de las próximas carreras. Y ayer llegó su tradicional arenga. Que sirva para algo es otro cantar.

“Sí, pero es fácil de decir y difícil de hacer”. Cuando tras Montreal le preguntaron a Stefano Domenicali si la prioridad del equipo era mejorar el ritmo de los entrenamientos, el responsable de Ferrari confirmó una vez más ese flanco débil que Ferrari no acaba de cubrir, y una de las claves por las que Alonso perdiera el título el pasado año. La cuestión es saber hasta qué punto las características básicas del F138 permiten lograr ese necesario margen de mejora para el sábado.

El 'ying' tiene su 'yang'

Es evidente que las bajas temperaturas y humedad en pista juegan en contra de Ferrari. Otros monoplazas también tienen sus limitaciones. En el caso del F138 y de E21, la carga aerodinámica que permite cuidar el neumático en carrera juega en contra para ganar temperatura a una vuelta en entrenamientos. El ‘ying’ tiene su ‘yang’. Porque la degradación del neumático se ve afectada por la personalidad del chasis. A mayor demanda de absorción sobre la goma antes “te abandona el desodorante”.

Red Bull y Mercedes sufren el domingo cuando las características de la pista someten a un duro esfuerzo al neumático. No fue el caso en Montreal, donde un asfalto como el cutis de un bebé y curvas de 'stop and go' permitieron que la goma no se convirtiera en mantequilla, como sucediera en Montmeló con el RB9 y el W04. Pero ni el monoplaza italiano ni tampoco el E21 luchan por la pole en ninguna carrera. Alonso no ha salido todavía en primera línea. Raikkonen, solo en una ocasión.

Quizás el problema radique en la genética de los monoplazas que diseña Ferrari, cuyos progenitores parecen ignorar por qué la criatura sale siempre con los ojos azules. “La última pole en condiciones de seco fue en septiembre de 2010, así que no es un punto fuerte del equipo”, recordaba un resignado Fernando Alonso tras la pasada carrera. Además, el problema comienza a pasar factura a sus pilotos. 

"Alonso solo puede tomarla consigo mismo"

Si cuando se ataca en vueltas ‘banzai’ el piloto no confía en una goma que no va a morder el asfalto, llegan los errores. Tanto Alonso como Massa sufrieron en las condiciones de Mónaco y Montreal. Curiosamente, el brasileño acabó estampado en el primero y  también fuera de la pista en el segundo. Durante su crucial vuelta del Q3, la cámara subjetiva de Alonso en el Principado mostraba a un piloto haciendo mayonesa con el volante para controlar y corregir una ruedas que parecían patinar sobre hielo en algunos puntos. En Montreal el piloto español bloqueó en una curva también en la vuelta definitiva, perdiendo un tiempo precioso. Alonso asumió su responsabilidad y reconoció su error, no sin apuntar a la dudosa decisión de Ferrari de no aprovechar como sus rivales todos los giros posibles con los neumáticos en una pista tan cambiante.

Para algunos, semejante panorama empieza a trasladar a Alonso algunas dudas sobre su rendimiento a una vuelta. ¿Es el piloto, el coche o ambos factores a la vez? Sea el huevo o la gallina, la revista Autosprint señalaba en su último número al piloto español con una pregunta: “Alonso parecía nervioso en Canadá. ¿Sentía que el Mundial se le estaba escapando?”, para contestar que el  “desahogo de rabia que tuvo el sábado en la clasificación y el modo en que respondió a la pregunta de la máxima diferencia posible a recortar en el campeonato lo demuestran”.

Luego dispara a bocajarro, “pero, al menos, en el primer caso, solo pueda tomarla consigo mismo. Será un gran piloto, más, un grandísimo piloto, pero no el mejor clasificador de este mundial, ni el más fuerte en una sola vuelta, y no suele mejorar nunca en el Q3 lo que hace en las dos sesiones anteriores, y también tiene que trabajar sobre sí mismo, porque parece lejos del equilibrio que quiere hacer ver que tiene”, explica al respecto la revista italiana. Compensaba después el trabucazo alabando su gran actuación en la prueba.

Como el labrador que reza al cielo 

Alonso logró la segunda mejor vuelta de carrera detrás de Vettel, a menos de una décima. “Los entrenamientos siguen siendo nuestro punto débil, con lo que teníamos, esto era lo máximo”, explicaba el español ¿Canadá 2013? No, estamos hablando de Abu Dhabi 2012, antepenúltima prueba de la pasada temporada. El español se clasificó en séptima posición de parrilla. El Día de la Marmota...

Que el presidente de Ferrari lo fíe a los elementos tiene su miga, como ese labrador que reza al cielo para que este proteja su cosecha. Puede que el verdadero problema que Alonso delate con su lenguaje corporal -  también la respuesta a la pregunta de Autosprint-  no es tanto que el Mundial se le escape, sino que el tiempo pasa, pero demasiado lentamente en la Scuderia.  El por qué es otra historia.