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Alonso 'colapsó' el Gran Premio de España
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UNA DIFÍCIL ESTRATEGIA CONVERTIDA EN BRILLANTE REALIDAD

Alonso 'colapsó' el Gran Premio de España

“¿Cuánto te ha ayudado el abrazo de la gente hoy?”, le preguntaba Eddie Jordan a Fernando Alonso en el podio. Porque el piloto español colapsó el

Foto: Alonso 'colapsó' el Gran Premio de España
Alonso 'colapsó' el Gran Premio de España

“¿Cuánto te ha ayudado el abrazo de la gente hoy?”, le preguntaba Eddie Jordan a Fernando Alonso en el podio. Porque el piloto español colapsó el Gran Premio de España con su gran victoria, y no sólo por el fervor y la alegría que provocó entre  los miles de aficionados presentes en Montmeló.

Según la física cuántica, los electrones existen como una infinidad de posibilidades en el campo invisible de la energía, y sólo se materializan por la presencia e intención del observador, fenómeno conocido a nivel subatómico como “colapso de longitud de onda”. Y si dicho modelo funcionara en nuestra realidad física, Alonso y Ferrari materializaron con su espléndida actuación de ayer la mejor de entre las complejas posibilidades que presentaba la carrera. Fue la extraña y emocionante sensación que nos dejaba Fernando Alonso en Montmeló el domingo, tras escuchar el sábado su planteamiento para la prueba.

Un escenario inicial complicado

La quinta posición del Q3 no era el escenario más idóneo para lograr la victoria. Por un lado, dos monoplazas en primera línea -Mercedes-, candidatos a crear un pelotón letal para los neumáticos de sus perseguidores. Por otro, pegados, tres monoplazas diferentes con opciones de victoria, y  Ferrari el último de ellos. Además, nadie ganó nunca en Montmeló ni desde la quinta posición, ni fuera de la primera línea en dieciséis años.

Alonso nos describió tras los entrenamientos una  potencial realidad que exigía un hábil 'observador' para materializarse.  Primero, nos recordó la importancia crucial de la arrancada: “Salimos por la parte limpia y tenemos una posibilidad”; habló de la necesidad de buscar “la pista limpia en algún momento, y estudiar la posibilidad, al inicio, al final o en medio de la carrera para encontrar algunas vueltas limpias”; y, finalmente, de “aprovechar el ritmo de carrera que ayer (viernes) parecía bueno, y la degradación de los neumáticos que suele ser buena en el Ferrari”.

Un adelantamiento espléndido y crucial

 ¿El objetivo? “Hay que pensar en la victoria, no queda otra, hay que ser optimistas  por el ritmo de ayer en las tandas largas, y que en los domingos, al margen de la posición siempre tenemos opciones. Por tanto, si mañana hacemos una buena salida, tenemos unas vueltas limpias y buena degradación...”. El Gran Premio de España fue la historia de la implacable precisión quirúrgica con la que Alonso y Ferrari "colapsaron" en la realidad su estrategia.

“Para ganar la carrera, necesitaba pasar gente en la salida”, volvía a recordar después de la prueba. Y tras calentar hábil e intencionadamente sus gomas delanteras para el ataque que había planeado, dejó en suspenso su gran impulso de la arrancada, y  como el tiburón que huele sangre, se revolvió para  tirarse inesperadamente a la yugular de Raikkonen primero y de un Mercedes después. “Me dije ¿y por qué no Hamilton?”. A pesar del 'chute' propinado por el Kers, convirtió una curva en subida que por el exterior te escupe hacia la arena en un adelantamiento para buscar en YouTube en el futuro. Materializaba así su primer objetivo y se posicionaba por detrás de Vettel para ir a por el segundo.

Y Alonso sacó su 'martillo'

Aquí entró en juego el equipo con una hábil primera llamada a boxes que permitiría lograr esas imprescindibles “vueltas limpias” que Alonso pedía el sábado. Cuando Vettel volvió a la pista tras su parada inicial ya le habían levantado la cartera. Hasta ese momento, piloto y equipo seguían funcionando a la perfección.

Pero como Alonso reconocería tras la carrera, aún no las tenía todas consigo. Kimi Raikkonen andaba “emboscado” con su estrategia de tres paradas. Para superarla, se requería ese ritmo suficientemente rápido que ya había saboreado el viernes, y “con buena degradación”. Y fue entonces cuando Alonso volvió a sacar su famoso 'martillo', ese implacable ritmo medio que le caracteriza, y por el que Luca di Montezemolo le considera el mejor piloto que nunca ha tenido en carrera, como reconocía recientemente el presidente de Ferrari.

Un ritmo que desmentía esa letanía que responsabiliza a Pirelli de que los pilotos hoy se dediquen  a silbar mientras reman a bordo de sus monoplazas. Sí, hay que mimar el neumático, pero Alonso ayer nos recordó que también se puede ser agresivo. “Atacamos al 90% para cuidar las gomas, intentas controlar la carrera y los neumáticos, y pones en la balanza ambas cosas”. También nos vuelve a ilustrar su capacidad para la adaptación a  diferentes épocas y estilos con Michelin, Bridgestone y Pirelli, algo que no pueden decirse de todos sus rivales.

"¿Puede el piloto hoy marcar la diferencia?" 

Ayer, Fernando Alonso y Ferrari llevaron a cabo una carrera perfecta, materializando admirablemente esa estrategia que, dado el contexto, tan difícil parecía de trasladar a la realidad. “No somos los más rápidos a una vuelta, quizás no logramos el mejor tiempo en la carrera, pero tenemos gente fantástica en la estrategia, fantásticos pit stops, la salidas, la degradación del neumático”.  

Pero Alonso no citó otro factor. “Fernando, con la sofisticación de los coches actuales, tan iguales en sus prestaciones… ¿Hemos llegado a una Fórmula 1 donde el piloto pueda marcar la diferencia?”, le preguntaba el sábado un periodista brasileño. El asturiano se fue amablemente por las ramas para no personalizar en su contestación. Pero con sus adelantamientos de la primera vuelta, su gran ritmo de carrera, con la histórica victoria de un español con Ferrari en el Gran Premio de España, ayer nos ofreció a todos la respuesta.

“¿Cuánto te ha ayudado el abrazo de la gente hoy?”, le preguntaba Eddie Jordan a Fernando Alonso en el podio. Porque el piloto español colapsó el Gran Premio de España con su gran victoria, y no sólo por el fervor y la alegría que provocó entre  los miles de aficionados presentes en Montmeló.

Fernando Alonso