Fernando Alonso regresa a la época de la recolección

GP de Singapur, prueba de Fórmula 1 en cuyo circuito se precisa de una alta carga aerodinámica. Ferrari, escudería cuyo talón de Aquiles sale a relucir en este tipo de trazados. Las intenciones con las que aterrizó Fernando Alonso en Marina Bay hablaban de ‘pole’ y de victoria. El jueves señaló que su plan era de ataque “en las próximas dos o tres carreras” porque posteriormente vendrían circuitos menos propensos al F2012. Dos días después, esas esperanzas de victoria se han diluido hasta tal punto que el quinto puesto logrado este sábado deja un buen sabor de boca. La realidad aerodinámica ha vuelto a situar a McLaren y Red Bull muy por encima de Ferrari. Alonso, como la gran parte de esta temporada, correrá en un principio para perder el menor número de puntos con respecto a sus rivales.

Alonso ha construido un colchón de 37 puntos con respecto a Lewis Hamilton, 38 sobre Kimi Raikkonen y 39 con respecto a Sebastian Vettel asegurando antes de un buen puñado de carreras que competiría para "perder los menos puntos posibles". Es la estrategia que le ha marcado durante prácticamente todo el año: pescar puntos y aprovecharse de los fallos de los demás. Sin un coche puntero, la habilidad del asturiano –y un par de carreras en mojado que beneficiaban al F2012- propició que a mitad de temporada ‘agarrase’ un liderato que todavía no ha soltado.

Esta circunstancia varió puntualmente en trazados como el de Montmeló, donde salió segundo, o en los grandes premios de Bélgica e Italia. Carreras establecidas en circuitos rápidos donde el F2012 de Alonso y Felipe Massa está más cómodo. También rueda fenomenal en asfaltos mojados, como se pudo comprobar en Sepang, Silverstone y Hockenheim.

Los espejismos de Monza y Spa

"La prioridad número uno es acabar la carrera y coger puntos". Este sábado, tras la calificación, expresó en abierto su nueva lucha, la que, salvo en los mencionados trazados de Monza y Spa, ha mantenido durante el campeonato. Estos dos circuitos han supuesto un oasis en mitad de un desierto, el difícil paraje por donde ha transitado Ferrari (afortunadamente para ellos, en alguna ocasión les llovió) la mayor parte del año.

La realidad actual sitúa a los pilotos de Ferrari como aspirantes al quinto puesto en la calificación. A partir de ahí, todo lo que venga será un regalo. Y normalmente, por lo visto este año, ha habido premio. Sabiendo que en condiciones de carrera el F2012 no es tan inferior al Mp4-27 y al RB8, como viene siendo la tónica habitual, Alonso depende de una buena salida y de los errores de sus enemigos (como la mala calificación de Mark Webber, en esta ocasión) para obtener un botín mayor del que atesora con el semáforo en rojo.

No es necesariamente un paso atrás. Echando la vista a principios de temporada, Ferrari ha tenido cierta regularidad que le permite divisar el podio como un fin factible en cada carrera. Mercedes desapareció pronto, Lotus en Singapur ha marchado mal, al igual que Sauber, uno de los monoplazas más fuertes en la carrera anterior. Ferrari, en cambio, puede congratularse de que, sin haber dado con la tecla aerodinámica correcta, mantiene el tipo a estas alturas de la batalla.

Si la estrategia falla se puede pagar muy caro

Si hay una carrera a lo largo del año donde puede pasar absolutamente de todo, esa es Singapur. ¿Una tormenta sin previo aviso? Por qué no. Los estrechos muros que flanquean la carretera ya han sido estrenados durante los días pasados por pilotos como Webber, Hamilton, Pérez, Maldonado, Senna, Grosjean, Petrov… algo que induce a la salida de un coche de seguridad que, hasta ahora, siempre ha hecho acto de presencia en los cuatro años que Singapur está ligado a la F1. Si a esto le unimos que, como mínimo, los monoplazas harán tres paradas (los neumáticos se degradan antes que en ningún otro circuito) se obtiene un cóctel que puede situar al décimo en primer lugar en poco más de una vuelta.

Una especie de lotería con la que hay que contar para intentar pescar lo máximo en río revuelto. La estrategia será fundamental aunque, en este caso, está condicionada a la fortuna o desgracia de un golpe en un momento oportuno o inoportuno. Si nada anómalo se produce, lo corriente será que Hamilton gane la prueba porque tres de los cuatro poleman culminaron su primer puesto en Marina Bay.