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La gata sobre el tejado de zinc se vuelve a calentar en Madrid
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del 17 de marzo al 14 de mayo

La gata sobre el tejado de zinc se vuelve a calentar en Madrid

El clásico de Tennessee Williams llega al Teatro Reina Victoria acentuando el papel activo de la mujer y con Juan Diego, Eloy Azorín y Begoña Maestre como protagonistas

Foto: 'Una gata sobre el tejado de zinc caliente' llega a Madrid. (P.C.)
'Una gata sobre el tejado de zinc caliente' llega a Madrid. (P.C.)

"Así me siento. Como si la casa estuviera ardiendo y yo fuera una gata en un tejado aguantando como puedo". Elizabeth Taylor y Paul Newman saltan directamente a nuestra memoria si escuchamos cualquier referencia a 'La gata sobre el tejado de zinc', pero el filme de 1958 nació de una obra de teatro con la que Tennessee Williams ganó el Premio Pulitzer en 1955. Hace casi 70 años José Luis Alonso la subió por primera vez a los escenarios españoles con Aurora Bautista y Rafael Arcos como Maggie, la gata, y Brick. Ahora 'Una gata sobre el tejado de zinc caliente' vuelve al Teatro Reina Victoria (17 de marzo a 14 de mayo) de la mano de Amelia Ochandiano y con Juan Diego, Eloy Azorín y Begoña Maestre.

"Es un clásico. Siempre se ha representado y se seguirá representando", asegura la directora y encargada de la versión, porque habla de temas tan comunes a cualquier época y tan "jugosos" como las relaciones de poder, la ambición, el deseo, el amor, el desamor, la tiranía o la familia. "Realmente todos los personajes están como una gata sobre el tejado", explica Ochandiano. De ahí, y del original 'Cat on a hot tin roof', que la obra se llame "una gata" y no "la gata", porque todos están "a borde del precipicio".

"Es una gata vista por una mujer de mi tiempo", señala. Para construir su adaptación se ha valido de la última versión que escribió Wiliams, en la que introdujo varias modificaciones sobre el original, junto a la llamada de Broadway que no es otra que la de Elia Kazan para el estreno en el Morosco Theatre en marzo de 1955, y la cinematográfica. De este modo, su montaje subraya aspectos como la lucha entre la verdad y la mentira, la relación entre Brick y su padre y el papel activo de la mujer por encima del gran tabú de la obra en los años cincuenta: la supuesta homosexualidad de su protagonista. Tenía claro que no quería acentuarla porque, en primer lugar, hoy no es algo que escandalice como lo podría hacer a mitad del siglo pasado y, sobre todo, explica, "porque es algo que Tennessee Williams deja en el aire y yo he querido mantener su propuesta. No me importa el hecho en sí, no sé sabe, lo importante es la aceptación o no. Lo interesante es que Brick culpa al mundo de algo de lo que él es responsable y a lo que no se puede enfrentar".

Eloy Azorín, que interpreta el papel de este hombre pegado a una botella de whisky, que desprecia a su mujer y sufre y culpa a todo y a todos por la muerte de su mejor amigo, añade que con "Williams cada uno tiene su propia versión en la cabeza". ¿La suya? "Pienso que Brick es un tipo que quiere a su mujer, folla muy bien con ella y ha encontrado a un tío gay por el que ha tenido una fascinación. Se ha dejado querer sin tener sexo y ha llegado a un sitio en el que se ha tenido que preguntar ¿qué hago aquí?. Creo que lo que hay es curiosidad y fascinación"​, responde.

Tanto el actor como Maestre y la directora garantizan que el peso de la versión cinematográfica desapareció a los cinco minutos de empezar a trabajar. "Ni me lo planteo", dice Azorín categórico. Lo importante, secunda Ochandiano, es que 'Una gata sobre el tejado de zinc caliente' va más allá y es un auténtico clásico universal. "Habla de la mentira y la verdad y de enfrentarse a ella y a uno mismo. Lo primero que me vino a la cabeza es que esto podría pasar igualmente en una finca en Zahara de los Atunes. Huele a la época, pero es un drama contemporáneo puro y duro".

"Yo no soy mala, solo soy una gata"

La acentuación del rol activo de la mujer en esta versión de Ochandiano es otro de sus grandes atractivos. Maggie, la gata, es una mujer de contrastes. Inicialmente es fría y calculadora, pero a la vez está tremendamente enamorada, sabe lo que quiere y sufre los zarpazos de su torturado marido. Es por ello que este papel es uno de esos caramelos que toda actriz quiere interpretar. Aitana Sánchez Gijón lo hizo sobre las tablas españolas antes que Maestre, junto a Carmelo Gómez y bajo las órdenes de Mario Gas hace poco más de una década, y hace justo 33 años en el mismo escenario del Reina Victoria madrileño fue Carmen Elías acompañada por Marisa Paredes y Eusebio Poncela. En Broadway la última gata fue Scarlett Johansson, pero también le han dado vida Ashley Judd, Kathleen Turner, así como Lindsay Duncan y, próximamente, Sienna Miller en Londres.

Se suma a esta nómina ahora Begoña Maestre, quien asegura que dejó atrás la imagen de Elizabeth Taylor —"¿para qué sufrir?"— y que se ha dejado llevar por esta mujer "con un par de huevos". "No se deja amilanar por nada y es muy hombre sexualmente hablando para los parámetros de la época. Eso es muy interesante porque visibiliza el apetito sexual de la mujer y su lucha por proteger una intimidad y cuidar de su marido, un rol típicamente masculino", analiza. Azorín comparte este diagnóstico: "Tennessee Williams es un autor bastante fino a la hora de retratar a una mujer activa, con su identidad, y no en un segundo plano. Brick está toda la primera parte de la obra en segundo plano. Es Maggie quien va tirando de él, porque al final es ella la que lo ha hecho todo: ha salvado a su marido y ha logrado recuperar su matrimonio".

Maggie representa el inicio de la mujer contemporánea

"Yo no soy mala, solo soy una gata", dice en la función cuando se enfrenta a Brick por su abstinencia sexual. Y hacia el final añade: "Yo no soy buena, yo soy honesta". Ochandiano destaca esta última frase de Maggie para destacar la potencia de este personaje femenino "que en la película está muy suavizado". "Es una mujer profundamente enamorada, convencida de que va a recuperar a su marido y que está sola ante todo. Es la que le da la vuelta a todo. Para mí, representa el inicio de la mujer contemporánea. Tiene el poderío en el amor, reivindica el sexo y el deseo y toma decisiones", analiza.

Frente a ella, se encuentra la madre, Big Mamma, interpretada por Ana Marzoa, una de las grandes de la escena española que comparte protagonismo con un desbocado Juan Diego, en el papel del patriarca de la familia. "Es la que se encarga de templar y se lleva todos los palos", define la directora, mientras que la cuñada que es "la típica rompe huevos". Porque si algo tiene también 'Una gata sobre el tejado de zinc caliente', además de deseo, pasión y miedos, es a tres feminas tan simbólicas que plantean casi un retrato generacional de la mujer en el siglo pasado y el actual. De las que saltan por los tejados (por obligación o por placer) y de las que pisan suelo firme.

"Así me siento. Como si la casa estuviera ardiendo y yo fuera una gata en un tejado aguantando como puedo". Elizabeth Taylor y Paul Newman saltan directamente a nuestra memoria si escuchamos cualquier referencia a 'La gata sobre el tejado de zinc', pero el filme de 1958 nació de una obra de teatro con la que Tennessee Williams ganó el Premio Pulitzer en 1955. Hace casi 70 años José Luis Alonso la subió por primera vez a los escenarios españoles con Aurora Bautista y Rafael Arcos como Maggie, la gata, y Brick. Ahora 'Una gata sobre el tejado de zinc caliente' vuelve al Teatro Reina Victoria (17 de marzo a 14 de mayo) de la mano de Amelia Ochandiano y con Juan Diego, Eloy Azorín y Begoña Maestre.

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