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¿Quién no querría un amante? Pinter y el sexo sin tabúes
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En el teatro kamikaze a partir del 16 de marzo

¿Quién no querría un amante? Pinter y el sexo sin tabúes

Álex García produce 'El amante', una experiencia gastro-escénica evocadora y sensual dirigida por Nacho Aldeguer y protagonizada por Daniel Pérez Prada y Alicia Rubio

Foto: Daniel Pérez Prada, Alicia Rubio y Álex García en 'El amante'
Daniel Pérez Prada, Alicia Rubio y Álex García en 'El amante'

¿Cómo sería nuestra relación si diéramos rienda suelta a lo que de verdad queremos sin miedos ni tabúes? ¿Y el sexo? ¿Sería capaz de decirle a su pareja que se aburre y quiere 'nuevas experiencias'? ¿Le dan miedo las consecuencias que podrían derivar de un trío? ¿Quiere tener un amante? ¿No sería lo mejor que le podría pasar? ¿Se lo propondría a su media naranja? Harold Pinter se planteó estos interrogantes allá por los años sesenta en 'El amante'. Hoy siguen absolutamente vigentes y no solo porque las cuestiones de cama no hayan cambiado mucho sino porque los que no hemos cambiado somos nosotros. O mejor dicho, lo que no ha evolucionado en general es la (in)comunicación entre las parejas.

¿Demasiada monotonía o demasiados prejuicios? Uno de los muchos estudios al respecto dice que más del 70% de los matrimonios/parejas que llevan conviviendo más de 10 años son infieles. 'El amante' llega al Ambigú del Pavón Teatro Kamikaze (del 16 de marzo al 2 de abril) para seguir indagando en estas preguntas en forma de un espectáculo que es un canto a la comunicación en las relaciones de pareja, a perder los miedos y a la experimentación. Hay tantas personas como tipos de relaciones, pero quién nos dice cuál es la buena y cuál la mala. Quién marca a quién queremos y a quién deseamos. Y, sobre todo, los límites de nuestro dormitorio los pone la sociedad o nos los ponemos nosotros.

Álex García, nominado al Goya por 'La novia' y a quien la temporada pasada pudimos ver en 'Incendios', se mete a productor (y hace un pequeño cameo) en esta versión de la obra del dramaturgo inglés traducida y dirigida por Nacho Aldeguer y protagonizada por Daniel Pérez Prada y Alicia Rubio. "El amante' habla de la libertad en el matrimonio, de la sensualidad, la evocación y de todo lo que queremos hacer pero nunca hacemos", explica García. Y lo hace con una propuesta escénica que reflexiona sobre la fidelidad y la vida en pareja y que comienza mucho antes de sentarse en el asiento. De ahí el subtítulo de experiencia gastro-estética que acompaña a la obra.

Nada más traspasar las puertas del teatro, al público le espera un sugerente aperitivo. Desde el primer segundo se cuela en la casa de Sarah y Richard. Nos han invitado a un cóctel. El menú es una cerveza Maestra, un sugerente mochi elaborado por el chef Diego Guerrero y un cóctel elaborado con ron Zacapa por Adriana Chía, elegida Mejor Bantender del año en España. Todo esto mientras conoce a los anfitriones de esta velada porque, como explica Álex García, "llegar al teatro y que te den una cerveza significa que ya empieza bien la cosa". Más allá, el objetivo de este estimulador inicio, afirma, es que "la gente se olvide de que va al teatro y entre directamente en la función".

"Lo vuelve todo más picante"

"¿Alguna vez se te ocurre pensar que mientras pasas la tarde siéndome infiel yo estoy sentado en mi oficina revisando gráficas y balances?", le dice Richard a Sarah, que responde afirmativamente. "¿Y cuál es tu actitud respecto a eso?", añade. "Lo vuelve todo más picante", dice ella. Porque este matrimonio creado por el Nobel inglés no es nada convencional y ha decidido dar rienda suelta con la mayor naturalidad a sus pasiones, pero no es todo tan sencillo. Ambos adoptan un juego sexual que no es lo que parece inicialmente y que, básicamente, plantea múltiples preguntas en su matrimonio y en el patio de butacas. Eso fue precisamente, lo que movió a García y Aldeguer para elegir la obra.

De hecho, fue Aldeguer quien eligió este texto de Pinter de 1962 porque "me reventó el corazón", confiesa el traductor y director. "Es una función que busca respuesta a las relaciones de pareja. No son las respuestas de Pinter sino que trabajando a Pinter hemos encontrado respuestas a nuestra vida diaria. Desde luego, yo no veo a mi pareja como la veía antes de empezar 'El Amante", asegura García. El actor adopta por primera vez el papel de productor teatral en este montaje por pura inquietud personal y profesional. "Siempre me ha gustado generar sensaciones. He hecho mucho teatro y siempre pienso que me da rabia que el espectador esté tan lejos. Hay que involucrarle 360º y es el camino por el que quiero seguir. Aquí lo hemos conseguido 270º. Me faltan aún 90º", dice para dejar claro que está no será la única vez que asuma este rol a pesar del vértigo que produce con los tiempos que corren para el teatro.

"Lo que me importa menos es perder dinero, que lo estoy perdiendo. Lo que quiero es ofrecer algo que me guste a mí al espectador y que sea interesante. Es algo que te sale inconscientemente de la necesidad de contar cosas. Nos quejamos mucho, pero o acabas haciendo tú lo mismo o para opiniones las políticas, los vinos o el teatro. Quería empezar a darle voz", agrega.

A la cama con un tabú

"Me parece brutal que sea un texto de los años sesenta y que no haya tenido que cambiar ni una palabra como traductor para que cuente lo mismo, lo cual es muy triste y nos indica que en el mundo actual no ha avanzado la comunicación en pareja ni los modelos a seguir sino que todos seguimos en la misma lucha por ser felices sin estar solos", dice Aldeguer. Es más, añade, ha sido "ultrafiel" a la hora de adaptar el texto original y solo ha actualizado ciertos juegos y roles eróticos que en el original bebían de las novelas y los folletines de la época.

"Pinter es un cirujano de las palabras, no solo las pausas están medidas" en su obra, asevera. Porque 'El amante' no habla solo de quitarse miedos y corazas sexuales y sentimentales, también habla de libertad y falta de prejuicios, de dar rienda suelta a nuestras fantasías y pasiones y de hacerlo (lo más difícil) en pareja. Más allá de la completa, cercana y erótica propuesta de este montaje, en la obra del dramaturgo inglés subyacen temas mucho más profundos. El problema, analiza Aldeguer, radica en la comunicación, la educación y la cobardía. "Si nos enseñaran que tenemos que hablar lo que nos gusta y jugárnosla para ver si nos gusta o no, nos iría de otro modo y no nos quitaríamos espacio. Si hubiera más educación en temas sexuales no tendríamos tantos tabúes. Estamos acostumbrados a la pareja de la película de amor perfecta, pero son modelos falsos y poco referenciales, utópicos y artificiales".

Hay que cosas que no me apetecen experimentar, pero otras que sí y me las niego. Me niego a un mundo de placer por una idea preconcebida

El problema, prosigue, es que "nadie te enseña y nos dejamos avasallar por los tabúes para no decir lo que en realidad queremos y no sentirnos así expuestos". ¿Las consecuencias? Que nos perdemos cosas por miedo a experimentar. "Me cuesta pensar en parejas a las que de verdad admire. Los admiras por intuición, pero no comparte su intimidad bien por pudor o bien por falta de naturalidad a la hora de hablar de sexo", subraya. Así se terminar silenciando aún más el sexo y la forma de hablar de él sin tapujos.

"Hay que cosas que no me apetecen experimentar o hacer, pero otras que sí y me las niego. Me niego a un mundo de placer por una idea preconcebida. Las parejas necesitan un funcionamiento pactado y hablar antes de hacer cualquier cosa para saber cuál es el sistema y lo que piensan las dos partes. Por ejemplo, incluir a una tercera persona, hacer un trío o tener una relación fuera de la pareja. Lo máximo que llegamos a hacer es hablar en teoría. Son los 'y si...' porque da pavor hacerlo por si se crea una grieta, por el miedo a que se rompa. Lo que no vemos es que al final puede salir mejor de lo esperado y el miedo no nos deja descubrirlo".

Hay una variable más que juega en contra de esta liberación sexual: la herencia tanto familiar como social y el bagaje cultural. Especialmente, indica, en esa generación de jóvenes que hoy siguen condicionados por la moral cristiana heredada de sus abuelos y padres y que, a la par, son los hijos del divorcio. "La generación de nuestros abuelos sacrificaron todo por la idea religiosa del para siempre. Nuestros padres se dieron cuenta de que si no funcionaba se podía dejar, pero tardaron 20 o 30 años en hacerlo. Ahora nosotros nos separamos a la primera de cambio, no tenemos hijos o los tenemos muy tarde, no nos casamos e influye la mierda de situación económica pero no solo. Si tuviéramos más confianza personal, quizás lo haríamos. Somos una generación condicionada por los que vinieron antes y, a la vez, la más perdida", reflexiona Aldeguer. Y esta obra, dice en primera persona, ayuda al menos a envalentonarse.

¿Cómo sería nuestra relación si diéramos rienda suelta a lo que de verdad queremos sin miedos ni tabúes? ¿Y el sexo? ¿Sería capaz de decirle a su pareja que se aburre y quiere 'nuevas experiencias'? ¿Le dan miedo las consecuencias que podrían derivar de un trío? ¿Quiere tener un amante? ¿No sería lo mejor que le podría pasar? ¿Se lo propondría a su media naranja? Harold Pinter se planteó estos interrogantes allá por los años sesenta en 'El amante'. Hoy siguen absolutamente vigentes y no solo porque las cuestiones de cama no hayan cambiado mucho sino porque los que no hemos cambiado somos nosotros. O mejor dicho, lo que no ha evolucionado en general es la (in)comunicación entre las parejas.

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