Detroit quiere detener a Shepard Fairey, el artista que convirtió a Obama en icono pop

Shepard Fairey, más conocido como Obey, una de las figuras más importantes del arte urbano actual, se enfrenta a una orden de detención en Detroit por actos de vandalismo contra edificios públicos. Fiarley saltó a la fama mundial por haber convertido a Barack Obama en un icono de la cultura pop gracias a su póster en tonos rojos y azules con la palabra hope bajo el rostro del presidente de EEUU, y es uno de los primeros artistas urbanos que han dado el salto de la calle a los museos, donde ya ha expuesto un gran número de sus obras.

Pero la policía de Detroit no tiene en cuenta su arte, y en cuanto el artista ponga un pie en la ciudad será arrestado y acusado de crímenes que pueden conllevar una pena de cinco años en la cárcel y 10.000 dólares de multa.

“Cuando vuelva será arrestado si no se entrega él mismo”, confirmó la Sargento de la Policía de Detroit, Rebeca McKay, a la agencia de noticias Detroit Free Press. Se le acusa de haber llenado al menos nueve espacios, incluyendo dos edificios públicos del centro de Detroit, con sus famosos paneles en blanco y negro con la cara de André el gigante.

Estas acciones coinciden en el tiempo con el mes que ha pasado Fairey en la ciudad contratado para construir su mural más grande, encargado por el dueño de los Cleveland Cavaliers, Dan Gilbert. El artista estuvo nueve días en Detroit en colaboración con el Colectivo de Bibliotecas Callejeras, y durante su estancia realizó un gran número de proyectos e instalaciones por toda la ciudad, entre ellos un mural con una calavera en blanco y negro titulada Modelo de destrucción. La policía ha cifrado todos los daños derivados de sus acciones en 9.105,54 dólares, según informa Business Insider.

Muchos han calificado a Shepard Fairey de hipócrita, por recibir dinero por sus actos oficiales, pero seguir dedicándose al arte urbano en plena calle, algo a lo que el artista siempre se ha opuesto. De hecho, recién llegado a Detroit comentó a una agencia de noticias local su intención de seguir haciendo trabajos considerados ilegales: “Todavía hago cosas en la calle sin permiso, pero la idea de ser capaz de infiltrarme en el sistema y aceptar sus normas para hacer las cosas mejor es algo en lo que siempre he creído”.

Fairey ha dejado su firma en una de las ciudades que más lucha contra el grafiti, ya que su alcalde, Mike Duggan, declaró el pasado otoño una guerra al arte callejero, que ahora le ha llevado a perseguir a una de sus estrellas.