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"Es injusto que Amazon falsee el precio fijo del libro"
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ALEXANDRA LAPIERRE PRESENTA SU ÚLTIMA NOVELA, 'SERÁS REINA DEL MUNDO'

"Es injusto que Amazon falsee el precio fijo del libro"

Dios está en cielo, el rey está lejos… Y, aquí y ahora, ¡quien manda soy yo! Isabel Barreto adoptó este lema como suyo nada más conocer

Foto: "Es injusto que Amazon falsee el precio fijo del libro"
"Es injusto que Amazon falsee el precio fijo del libro"

Dios está en cielo, el rey está lejos… Y, aquí y ahora, ¡quien manda soy yo! Isabel Barreto adoptó este lema como suyo nada más conocer que estaba al mando de la expedición que pretendía descubrir Australia incognita, el quinto continente. Era 1595 y acaba de quedarse viuda en mitad del océano Pacífico. Su marido, el adelantado don Álvaro de Mendaña, le transfirió todo su poder y sus bienes –así como a su futuro marido, si ella se casaba de nuevo-, haciendo que Isabel se convirtiera en la primera Adelantada al frente de casi 400 personas, en una travesía que recorría la mitad del planeta. Solo ella podría hacerlo, dijo su marido. 

Y lo haría ayudada de su carácter férreo y su pasión. Una gran desconocida que ha recuperado su lugar gracias a la obsesión que llenó la cabeza de Alexandra Lapierre, autora de Serás reina del mundo (Planeta). Se trata de “un acto de justicia”, según la escritora francesa, con una de las mayores heroínas de la historia española.

Isabel de Barreto (Lima, 1569-Andes peruanos, 1612) hizo y fue todo lo que a una mujer de su época se le antojaría imposible: estuvo casada dos veces, con sendos navegantes españoles que la amaron con fervor (Hernando de Castro fue su segundo esposo); supo mantenerse como el alma y motor de la travesía en busca del quinto continente tras los descubrimientos de Colón; tuvo el mando de Jefa de las Fuerzas armadas, Capitana General de la flota de su Majestad el rey Felipe II y Adelantada de la expedición tras la muerte de su primer marido, Álvaro de Mendaña (en la imagen inferior a la izquierda).Educada por su padre más como un hombre que como una gran dama de la nobleza, Isabel Barreto se convirtió en experta marina que resistió las condiciones de vida más extremas

Además, vivió situaciones límite a las que dominó con puño de hierro. La joven se encontró al frente de un legado y una misión por los que estaba decidida a entregar la vida; educada por su padre más como un hombre que como una gran dama de la nobleza, se convirtió en experta marina, capaz de resistir las condiciones de vida más extremas y conducir a sus hombres a buen puerto. Pero en circunstancias complicadas llega a tomar decisiones que luego tendrá que explicar… Y cuya conciencia no soporta. Una persona tan intensa que no es extraño que obsesionara a su autora.

Tras el rastro de la navegante

No le fue fácil a Alexandra Lapierre dar con la vida de esta exploradora moderna. Le ha llevado tres años completar la investigación acerca de Barreto y de todo su entorno; irse a vivir, casi literalmente, a la Biblioteca Nacional, en Madrid; y viajar siguiendo la estela de la almirante: Perú, Sevilla (sede del Archivo de las Indias), Galicia, Madrid… “La idea era ir más allá de la historia de Isabel, reconstruir de forma exacta todos los personajes a su alrededor”, cuenta la autora, hija del escritor Dominique Lapierre, del que ha heredado esa obsesión por documentar la historia.

Todos los personajes son reales, advierte, “salvo algún gato, pero es una figura menor”, y están documentados a partir de los libros de viajes de aquellas expediciones. A través de un relato literario, la novela ahonda de lleno en la cabeza y en el corazón de esta “increíble” mujer, una persona que le interesaba más conforme iba avanzando en su investigación: “Yo no sabía nada de ella antes de sumergirme en su vida, pero según iba identificando su personalidad se volvía cada vez más excitante”, ha expresado para El Confidencial en su paso Madrid.

Es tan injusto que sea desconocida la mujer que fue la primera almirante de la armada española, que he intentado devolverla a la historia

Lapierre se erige en la defensora de los olvidados: “Es tan injusto que sea desconocida la mujer que fue la primera almirante de la armada española, que he intentado devolverla a la historia”. Ese ha sido el camino transitado en el resto de sus novelas: desde Artemisa (1999), pintora del siglo XVII en Italia hasta En el amor y en la guerra (2010), la historia de Djemmal, un príncipe checheno del siglo XIX, pasando por las Grandes aventureras (Blume, 2008), la biografía de 31 mujeres exploradoras y conquistadoras de todo el mundo. Su pasión es traer al mundo a personas que han cambiado de alguna manera el curso de la historia y “de las que no tenemos ni rastro”, apunta.

Y no quería escribir

La escritora parisina reconoce que sigue la técnica del autor de La Ciudad de la Alegría, y ¿Arde París?, –que además de su padre es su “maestro”- , pero al revés. Dominique Lapierre (París, 1931) parte de la historia de los lugares para llegar al alma de las personas. Alexandra desenreda el mundo de personajes concretos para seguir buscando a su alrededor. Padre e hija se dan continuidad y persiguen los mismos objetivos. La joven a la que no le interesaba nada dedicarse a la literatura, hoy es considerada una de las mejores escritoras francófonas de nuestro tiempo.

Desde que se estrenó Je te vois reine des quatre parties du monde (título original) en abril, la autora se ha paseado por los cuatros costados del país galo visitando librerías para encontrarse con sus lectores: “No hay nada mejor que un librero y acercarme a ellos es una forma de ayudarles”. La autora es consciente del gran rival al que se enfrenta el sector en estos momentos y reclama un mayor apoyo a los pequeños empresarios del libro “para evitar su desaparición".

Se refiere a lo que la ministra de Cultura francesa ha identificado como el enemigo: Aurélie Filipetti ha señalado en varias ocasiones a la gran operadora Amazon por tributar fuera del país para pagar menos impuestos (también en España) y manejar estrategias de precios que ponen en desventaja al sector tradicional. Lo mismo de lo que se quejan en nuestro país editores y libreros. Lapierre matiza y no pretende demonizar a la empresa: “Es verdad que para documentarme he encontrado en Amazon libros que estaban agotados en todas partes. Es un mercado útil. Pero tienen que tener las mismas condiciones que los libreros. La gran hipocresía es que Amazon falsee el precio fijo, no me parece justo”.

Alexandra Lapierre seguirá buscando su siguiente heroína, aunque asegura albergar cierto temor ya que la figura de Barreto le ha llenado tanto que no sabe si su próximo protagonista podrá ser tan interesante. La travesía que afrontó Isabel Barreto es digna de una admiración mayor que la del propio Cristobal Colón. Sí, el genovés descubrió el Nuevo Mundo y Barreto sufrió de todo para al final no encontrar el preciado quinto continente, pero su viaje duró tres semanas, la expedición estuvo financiada por los Reyes Católicos y era hombre.

Barreto estuvo seis meses recorriendo medio mundo: 16.165 kilómetros entre Acapulco y Manila, con su piloto mayor maldiciéndola (el fuerte carácter de Barreto es conocido sobre todo por los relatos de su máximo enemigo, el navegante Pedro Fernández de Quirós) y a bordo de un "arca de Noé" dispuesto a colonizar cada tierra visitada: 400 personas, caballos, toros, vacas, cabras, corderos…. Además, la travesía de Álvaro de Mendaña se pagó con sus propios bienes e Isabel utilizó su dote para invertirla en la expedición. Una mujer fuera de su tiempo y anunciadora de la modernidad: probablemente la primera gran emprendedora de la historia. 

Dios está en cielo, el rey está lejos… Y, aquí y ahora, ¡quien manda soy yo! Isabel Barreto adoptó este lema como suyo nada más conocer que estaba al mando de la expedición que pretendía descubrir Australia incognita, el quinto continente. Era 1595 y acaba de quedarse viuda en mitad del océano Pacífico. Su marido, el adelantado don Álvaro de Mendaña, le transfirió todo su poder y sus bienes –así como a su futuro marido, si ella se casaba de nuevo-, haciendo que Isabel se convirtiera en la primera Adelantada al frente de casi 400 personas, en una travesía que recorría la mitad del planeta. Solo ella podría hacerlo, dijo su marido.