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Más cera para Wert en los premios de la Unión de Actores
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EL SINDICATO DE ACTORES Y ACTRICES CELEBRA LA EDICIÓN NÚMERO 22 DE SUS GALARDONES

Más cera para Wert en los premios de la Unión de Actores

La Gran Vía madrileña desbordaba caras conocidas en la tarde del lunes. Como siempre, dirán, pero en este caso estaba concentrado todo el elenco de actores

Foto: Más cera para Wert en los premios de la Unión de Actores
Más cera para Wert en los premios de la Unión de Actores

La Gran Vía madrileña desbordaba caras conocidas en la tarde del lunes. Como siempre, dirán, pero en este caso estaba concentrado todo el elenco de actores y actrices de la escena, el cine y la televisión en un solo teatro. El Arteria Coliseum ha albergado este año los Premios Unión de Actores y Actrices, la fiesta por excelencia del mundillo de la actuación, donde han elegido entre los propios compañeros de la profesión a los mejores de 2012. En la noche de su fiesta, y como sucedió en los Goya y en los Max de teatro, nadie les arruinó las ganas de repartir fervientes saludos críticos hacia el ministro José Ignacio Wert y hacia la subida del IVA de Cristobal Montoro. Pero ante todo, como sindicato que es, tanto su secretario general como los premiados reivindicaron de una u otra forma el gran lema de la unión hace la fuerza, jugando con las palabras y con el propio nombre de la asociación profesional.

Más de veinte minutos de retraso y la mitad de los asistentes aún sin sentar. Se notaba que no dependía de la rigidez de los horarios televisivos. Saludos, besos, cuánto tiempo por aquí, dónde voy yo por allá… María León y Goya Toledo se abrazan, charlan… Ni siquiera Canco Rodríguez, uno de los primeros en llegar –nominado a mejor actor de reparto en la categoría masculina de televisión- mostraba cara de impaciencia. Media hora, y todavía sin empezar. Los actores y actrices españoles estaban viviendo su noche sin ninguna prisa. Silencio: parece que empieza, por fin. 21:06 de la noche. Se avisa: está permitido hacer fotos, usar las redes sociales, mantener el móvil encendido. Incluso cantar y bailar, si procede.

No es un impuesto, sino una venganza

La vigésimo segunda edición de los premios de la Unión, dirigida en clave de humor por el guionista Juan Cavestany, recibió al público con una 'tormenta’, el Riders on the storm de The Doors. Parecía anunciar el aguacero que iba caer durante toda la noche sobre La Moncloa y los diferentes ministerios afectados.

Los rayos y centellas más chungos vinieron de parte del Secretario General de la Unión de Actores Actrices, Iñaki Guevara. Su discurso empezó recordando que la gala era una celebración “a pesar de todo”, porque el de la interpretación es un sector entregado y entrenado para sobrevivir y no dejar “aquello que amamos”. De un simbolismo catárquico, Guevara afirmó que los recortes en cultura les están dejando “sin brazos y piernas, pero seguimos teniendo la boca, el alma y la lengua para usar la palabra”, defendiendo de paso el uso de los atriles y de los eventos como aquel para la crítica, “aunque sea una fiesta”.

El Secretario General del sindicato recordó casi el 90 por ciento del colectivo se encuentra en paro, una situación alimentada por medidas como la subida del IVA al 21 por ciento. Un impuesto que para Guevara “es una venganza”. Cual arenga política, terminó con un grito que, aparte de saturar el micrófono, levantó el aplauso unánime de todo el público: “¡No nos rendimos porque no nos da la gana!” Y dicho todo, o casi todo, comenzó, por fin, la fiesta.

Los actores Javier Botet y Raúl Jiménez dieron la bienvenida por primera vez -lo repetirían de forma cansina cada vez que salían al escenario- a los asistentes para presentar unos premios de la forma más desordenada posible, muy al hilo de los personajes atontolinados, pero cómicos, que iban anunciando las diferentes categorías.

Televisión

La noche de los premios fue una gala de ausencias. Casi no hubo galardón que no fuera recogido por otra persona, lo cual da pie a muchas gracietas acerca del mensaje que unos transmiten a otros, pero le quita emoción al momento. Los primeros ausentes fueron Concha Velasco (Gran Hotel) -en la pasada edición fue galardonada con el premio a toda una vida-, y Pedro Casablanc (Isabel), que se llevaron el reconocimiento como mejor actriz y actor secundario de televisión. 

Tampoco estuvieron los galardonados a mejor actor y actriz de reparto en televisión, que fueron para Joaquin Climent (Amar en tiempos revueltos) y para la fallecida recientemente Mariví Bilbao, por La que se avecina. La sobrina de la actriz fue la encargada de subir a por el premio, quien confesó emocionada que la familia había acudido “por si acaso”. La joven recibió la gran ovación del público tras unas emotivas palabras dedicadas a su tía “punky”, por la ilusión que le habría hecho “un premio otorgado por sus compañeros”.

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Los asistentes sí pudieron ver las caras a los premiados a mejor interpretación protagonista de televisión. Y algo más. Por presunto error apareció en la pantalla la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Mejor actriz? Mejor broma, seguro. El galardón, de verdad, fue para Roberto Enríquez (Hispania) y Adriana Ozores (Gran Hotel), que dedicaron a sus respectivos equipos y familiares.

Teatro

El humor salvaje del monologuista canario Ignatius Farray precedió al galardón a mejor actriz y actor de reparto de teatro. Fueron otorgados a Alberto Iglesias (De ratones y hombres) Asunción Balaguer (Follies), que hace un par de semanas recogía el premio homólogo en los Max de las Artes Escénicas por el musical dirigido por Mario Gas. Con su frescura y sonrisa eterna, Balaguer subió con más energía que el joven Iglesias, y casi antes de llegar al micrófono ya venía pronunciando “muchas gracias queridos míos”, para seguir con un discurso tierno y lleno de agradecimientos y de alegría hacia todo el equipo de Follies.

Para gran aplauso el que se llevaron Alberto Berzal (Los últimos días de Judas Iscariote) y Germán Torres (Ivan-Off), premiados en la categoría de secundarios, junto a Malena Alterio por Los hijos se han dormido. Torres, que al subir a recoger el galardón saludó con ironía al “ministro de incultura”, se ganó una ovación, aún más fuerte, tras finalizar sus palabras con un "¡viva el teatro, viva la cultura y viva lalibertad!".

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Y llegó la única ausencia de la disciplina teatral en la noche. El papel Segismundo en La vida es sueño ha cambiado para bien la vida de Blanca Portillo, pero un “gripazo primaveral” no le permitió recoger el galardón a la mejor interpretación femenina protagonista en teatro. Pero tampoco le impidió emitir un mensaje enérgico y crítico, con una petición a todos los actores de “seguir al pie del cañón y agitando conciencias”.

Por su parte, Carlos Hipólito, que también se llevó en los Max el premio a mejor actor protagonista por el musical Follies, admitió en la gala que no sabía que cantar le “iba a dar tantas satisfacciones”.

Cine

Y de repente, un concierto. El cantante de Los Malditos Mojarras -que pusieron banda sonora a la gala- movió al teatro, guitarra en mano, interpretando versiones del rock y el soul y clásicos de los 60 y esbozando, entre medias de bromas sobre las técnicas actorales y musicales, un contundente discurso a favor de los actores del doblaje.

En la categoría de cine, los ganadores a mejor actriz y actor de reparto han sido Alfonso Sánchez (Grupo 7) y Amparo Baró (Maktub), esta última también ausente. En su nombre recogió el premio María León, quien agradeció a Baró el “oro que regala en cada minuto que trabaja”. En el apartado de secundarios, el galardón fue para Candela Peña (tampoco presente), por Una pistola en cada mano y Julián Villagrán (Grupo 7).

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Antonio de la Torre (Grupo 7) y Maribel Verdú (Blancanieves), quien tampoco acudió a la cita, se alzaron con el premio a mejor interpretación protagonista de cine. De la Torre, que interpretó a un policía del llamado Grupo 7, dedicado a limpiar de droga las calles de Sevilla en los años 80 y 90, dedicó el galardón a todos los trabajadores del empleo público “para que no les engañen ni manipulen más”. 

El actor y la actriz revelación de este año fueron Elena Rayo (Farsas y Églogas) y Alex García (Entre esquelas), quien tampoco pudo recoger personalmente el premio por encontrarse trabajando actualmente en América. 

Toda una vida de interpretación

A ellas se unió un tercer “amigo”, Jaime de Armiñán, para entregarle un clavel como recuerdo de la primera vez que actuaron juntos en aquel mismo teatro. La actriz catalana (1933), que ha compaginado teatro, cine y televisión a lo largo de sus 58 años de trayectoria, aseguró que esa noche se había cumplido su sueño de niña, “ser actriz”. Confesó que adora formar parte de un equipo y recordó que a pesar del momento tan “aciago, casi malvado”, el sector va a salir de ello, porque “vamos a seguir resistiendo”. El trío, que protagonizó un momento cómico manteniendo una conversación entre ellos como si no hubiera nadie más en la sala, abandonó el escenario mientras que el público se levantaba de nuevo en aplausos. Algunos pidieron que no se fueran.

El público del Arteria Coliseum se levantó solo en dos ocasiones: con el trío entrañable, y en el momento en que Ada Colau subió a recoger el Premio Mujeres en Unión que otorga el sindicato. La activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca reconoció "ser simplemente la cara visible de una lucha general" en el que las mujeres “tienen un papel muy destacado”. Y a ellas les dedicó el premio: “A todas aquellas que se levantan cada día a pesar de los abusos y las malas políticas para luchar”.

El premio de Colau fue presentado por Pilar Bardem, presidenta de AISGE, que aprovechó para ironizar sobre lo comentado sobre su enfermedad, agradeciendo “seguir viva”, para seguir con un sarcástico saludo a José Ignacio Wert, que no estaba presente en la gala. La La actriz, que admitió necesitar oxígeno debido a las dificultades respiratorias que sufre, exigió al ministro que dejen de “seguir asfixiando a los actores”, porque la situación es “absolutamente intolerable”.

Otro de los momentos entrañables de la noche lo protagonizó el intérprete y “maestro de actores" Antonio Malonda, que recibió el Premio Especial de la Unión. El catalán recogió con mucho cariño un galardón que dijo estar normalmente otorgado a “personajes reconocidos”, y no a la tarea docente que goza de menor visibilidad. También aseguró que los reconocimientos deben darse a las personas mientras “puedan disfrutarlo”, porque los premios a título póstumo “son una pedantería de los organizadores”.

La gala, celebrada tradicionalmente en el madrileño circo Price, ha tenido que trasladarse este año al Teatro Arteria Coliseum, debido a que el Ayuntamiento de Madrid -que gestiona el circo- no ha respetado el acuerdo de patrocinio, según ha explicado el Secretario General de la Unión, quien dio queja de la escasa antelación con la que avisó el consistorio. No creería la alcaldesa Ana Botella que se iba a librar de las críticas, después de haber tenido que aplazar la gala cerca de dos meses, ya que estaba prevista inicialmente para el 8 de abril.  

La Gran Vía madrileña desbordaba caras conocidas en la tarde del lunes. Como siempre, dirán, pero en este caso estaba concentrado todo el elenco de actores y actrices de la escena, el cine y la televisión en un solo teatro. El Arteria Coliseum ha albergado este año los Premios Unión de Actores y Actrices, la fiesta por excelencia del mundillo de la actuación, donde han elegido entre los propios compañeros de la profesión a los mejores de 2012. En la noche de su fiesta, y como sucedió en los Goya y en los Max de teatro, nadie les arruinó las ganas de repartir fervientes saludos críticos hacia el ministro José Ignacio Wert y hacia la subida del IVA de Cristobal Montoro. Pero ante todo, como sindicato que es, tanto su secretario general como los premiados reivindicaron de una u otra forma el gran lema de la unión hace la fuerza, jugando con las palabras y con el propio nombre de la asociación profesional.