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La Feria del Libro no pierde los papeles
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EL VIERNES SE INAUGURA LA EDICIÓN NÚMERO 72

La Feria del Libro no pierde los papeles

“Puerta del conocimiento y del placer”. “Espacio de paz, encuentro y reencuentro”. “Punto de encuentro entre información y cultura”. “Saberes imprescindibles”. “Barómetro de la libertad”. “Mundo

Foto: La Feria del Libro no pierde los papeles
La Feria del Libro no pierde los papeles

“Puerta del conocimiento y del placer”. “Espacio de paz, encuentro y reencuentro”. “Punto de encuentro entre información y cultura”. “Saberes imprescindibles”. “Barómetro de la libertad”. “Mundo sin fronteras”. “Lugar donde aprender”. “Llévate lo que deseas”. “Islas de respuestas”. “Libros y algo más”. Así podría ser la librería ideal. Así se la imaginan los lectores que contestaron al escritor, editor y creador de Plataforma Editorial Jordi Nadal, que les preguntó por ella y que incluyó en Libros o velocidad. Reflexiones sobre el oficio editorial.

Ninguno mencionó la omnipresente cafetería, apartado ineludible hoy por hoy para la subsistencia de espacios que pasan por su momento de mayor fragilidad. Ninguno hablaba de lugares de ocio. Las declaraciones demandaban el fomento del sentido de la comunidad, a la que señalaron como mayor virtud y patrimonio. Como resumía Nadal, las buenas librerías “crean ciudadanos o ayudan a mantenerlos, para que no seamos todos sólo consumidores”.

“La librería puede competir en velocidad y precisión para concretar un servicio, y el librero puede anticiparse, seleccionar y recomendar, puede contribuir a crear estado de opinión respecto a un determinado libro”, defiende uno de los libreros de toda la vida, Carlos Pascual. A sus 70 años, licenciado en Filosofía, expresidente de Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) y fundador de Marcial Pons Ediciones de Historia en 1999, entre otras cosas, ha dirigido un negocio complejo, con tres librerías en Madrid y una en Barcelona.

El valor incalculable

Pascual reconoce, en un ensayo breve sobre su vocación y actividad -publicado ahora por Trama en Memoria de la librería-, que existen antecedentes y realidades que abruman a los libreros “con su presencia”. La presencia a la que se refiere son las tiendas digitales que amenazan la actividad de cada día del librero. “El espacio de Amazon, desmesuradamente jaleado desde algunos medios de comunicación, amenaza con borrarnos del mapa y certificar nuestra acta de defunción”, reconoce. A pesar del diagnóstico, pide coherencia y calma a las nuevas generaciones, a las últimas librerías: “No podemos desorientarnos y desprendernos de un activo que tiene un valor incalculable. No puede cundir la dejación”.    

En medio de la mareada digital, la edición número 72 de la Feria del Libro de Madrid aparece para dejar los papeles en su sitio. “Esta Feria quiere seguir haciendo defensa del libro de papel, que siempre está conectado esté donde esté”, arengó Pilar Gallego, presidenta. Este viernes arranca la librería al aire libre más grande de este país, como ha definido a la Feria la propia Gallego, en el parque del Retiro, justo en el momento de mayor desánimo e incertidumbre.

La esperanza es que se repita el auge de ventas que vivieron las librerías con la celebración de la última Noche de los Libros para aminorar la caída en ventas del 40% acumulada desde hace cinco años y una pérdida del 30% del empleo, según los últimos datos facilitados por CEGAL. Entonces, el presidente de esta agrupación, Juan Manuel Cruz, explicó a El Confidencial que en lo que va de año la situación se ha agravado a límites insospechados y que la consecuencia es el descarrilamiento de un sector que cierra librerías cada semana.

Este año sólo el Banco Sabadell ha visto en la cita por la que pasan millones de ciudadanos a comprar sus libros un motivo de publicidad para su marca. Los patrocinadores privados han desaparecido y Teodoro Sacristán, director de la Feria, asume la situación como tal, a pesar de reconocer que ellos intentan atraer más, pero no los encuentran. Es una prueba evidente de la necesidad del desarrollo del anteproyecto y aprobación de la Ley de Mecenazgo con urgencia. El Ayuntamiento de Madrid colabora cediendo el “incalculable” Retiro y sus servicios, y sólo la Comunidad de Madrid aporta 40.000 euros para las tres semanas de celebración de una edición que ha querido ir más allá de las 353 casetas del paseo de coches.

Lectores y libreros en extinción

Pascual confiesa que no le inquieta que el libro en papel vaya perdiendo protagonismo en favor de otros sistemas o soportes como el libro electrónico, sino que lo que realmente le preocupa, “y mucho”, es que haya lectores.

Paco Puche, otro de los libreros esenciales del oficio en este país, explica que el papel del librero y de las librerías sigue siendo imprescindible, pero para ello estas deben “hacer del encuentro con el cliente un contacto humano, que incluya el tradicional carácter prescriptor del librero”, “conseguir que sea un lugar de encuentro” o “tener bastantes libros cuya rotación no necesariamente sea alta y cuya presencia la imponga la calidad del propio libro”. Y se pregunta, desafiante, ¿qué librería puede dejar de tener una buena edición del Quijote de manera permanente?

Los libreros siempre han sido una especie en peligro de extinción. Son los encargados de difundir ideas heterodoxas y eso el poder arbitrario ha sido incapaz de asumirlo. El mundo del libro ha sido el botín preferido de todas las dictaduras, que los quemaban, censuraban, los despreciaban. Ahora tienen nuevos enemigos con el mismo objetivo: hacerlas desaparecer.

Pelotazo Amazon

El librero se ha educado en la resistencia. “Y lo que hemos de mantener son dos cosas: una, el fomento de la diversidad editorial, y otra, la función tradicional, que viene a ser la del librero sugeridor fiable de lecturas”, explica Puche, fundador de las librerías Prometeo y Proteo, en Málaga.

Tampoco ve problema en el avance digital, sino en la pérdida de sustancia que, por supuesto, dilapida grosor según se multiplican los títulos cada semana. “Es demencial tener que tratar 50.000 novedades al año (140 diarias) por parte de las librerías, desde donde hablo, y hacer el tratamiento de la mayoría de ellas con todo el rigor que la actualidad exige: dar entrada con todos sus campos, colocar, vender, controlar, asegurar, devolver, llevar las cuentas, pagar por adelantado, hacer reclamaciones libro a libro cuando se encarta, aceptar el número de compras no queridas que decide el proveedor y, por último, pero no menos importante, soportar el monopolio de compra al distribuidor que se nos señala en cada zona”.

Sobre el aterrizaje de Amazon explica en Memoria de la librería los secretos del negocio que depende de los fondos y la colaboración de las librerías tradicionales: no invierte nada, no mantiene estocaje alguno, no tiene que manejar la entrada y salida de los libros, no se mancha las manos. Y se olvida de uno muy importante: declaración de impuestos en paraísos fiscales, que ya ha denunciado la Federación de Gremios de Editores. Y resume sin ambages: “Amazon en España no es un hueco para los libreros; es más bien, para los que acepten el contrato de colaboración, un caso de los de engordar al verdugo”.  

“Puerta del conocimiento y del placer”. “Espacio de paz, encuentro y reencuentro”. “Punto de encuentro entre información y cultura”. “Saberes imprescindibles”. “Barómetro de la libertad”. “Mundo sin fronteras”. “Lugar donde aprender”. “Llévate lo que deseas”. “Islas de respuestas”. “Libros y algo más”. Así podría ser la librería ideal. Así se la imaginan los lectores que contestaron al escritor, editor y creador de Plataforma Editorial Jordi Nadal, que les preguntó por ella y que incluyó en Libros o velocidad. Reflexiones sobre el oficio editorial.