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Un periodista, ni más ni menos
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CORTO DOCUMENTAL DEDICADO A LA VIDA Y OBRA DE MANUEL CHAVES NOGALES

Un periodista, ni más ni menos

Niceto Alcalá-Zamora sale del Congreso de los Diputados tras jurar la Constitución como primer presidente de la II República española, el 11 de diciembre de 1931.

Foto: Un periodista, ni más ni menos
Un periodista, ni más ni menos

Niceto Alcalá-Zamora sale del Congreso de los Diputados tras jurar la Constitución como primer presidente de la II República española, el 11 de diciembre de 1931. Cerca del carruaje, a las puertas de las cortes, entre el tumulto de periodistas, guardias y comitiva alguien aplaude. Viste diplomático con pajarita y raya británica. Es el único que celebra el acontecimiento, la mayoría del resto de sus compañeros que trabajan para convertir el gesto en acontecimiento histórico son fotógrafos. Retratan el saludo de Alcalá-Zamora desde el coche. Son las únicas imágenes en movimiento que se conocen hasta el momento del periodista Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944), referencia de integridad y brillo analítico.

“Lo asombroso de este hombre es que en medio de esas circunstancias mantuvo una claridad mental, una elegancia de estilo y una lucidez política completamente insobornables”. Las palabras a la cámara son del escritor Antonio Muñoz Molina, que forma parte de los testimonios del documental Manuel Chaves Nogales. El hombre que estaba allí, dirigido por Luis Felipe Torrente y Daniel Suberviola, que el próximo viernes se estrenará en la feria del libro de Sevilla. Prefiere no dar la cifra que han invertido en la realización de este corto documental para que el sector no se moleste. Se puede trabajar muy barato cuando tienes más ilusión que recursos.

Luis Felipe, dedicado desde su más tierna adolescencia al periodismo cultural, encontró la escena en la que el protagonista recibe con aplausos al nuevo presidente electo. Había revisado y removido todos los archivos de la Filmoteca Española sobre noticias que había cubierto Chaves entre 1931 y 1936, pero nada. Buscaba a Wally y lo encontró en Youtube, el pozo sin fondo de la memoria y la actualidad. Una peripecia que sorprendió incluso a su hija, que no había reconocido hasta entonces a su padre entre el público.

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El documental es breve e intenso: arranca con el parte de muerte del periodista, el 9 de mayo de 1944, y acaba con las mismas palabras de su amigo Antonio Soto. Su confidente trae para contar la fatídica noticia dos citas del propio Chaves. En la primera habla de la solución a todos los problemas de un país a la deriva: “Si los españoles abusan alguna vez de libertad démosles más libertad aun, porque los males de libertad sólo con libertad se curan”.

Y cierra la película con la mayor de las injusticias para un hombre que había luchado por la emancipación de las sociedades. “Es horrible. Llevo ocho años esperando a ver cómo vencen al fascismo y me voy a morir precisamente en el momento en el que los aliados van a invadir Europa liberándola de sus opresores”, dice Soto que le dijo en el hospital su compañero, convaleciente y temiendo lo peor.

Olvidado durante sesenta años, Chaves Nogales ha vuelto a nuestros días gracias a la labor de editoriales como Renacimiento y Libros del Asteroide, pero también a escritores como Andrés Trapiello, rastreador de sus palabras por las hemerotecas. Precisamente en el documental lanza un retrato del oficio y del exdirector del diario Ahora: “Quien cuenta el mundo se cuenta a sí mismo, pero él tiene la delicadeza de no contarlo nunca en primera persona porque es discreto y no quiere imponerse ni decir la última palabra”.

Seis décadas sin noticias de Chaves Nogales, el autor de A sangre y fuego, de Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas, de El maestro Juan Martínez que estaba allí o del espléndido La agonía de Francia. Crónicas y reportajes, andar, mirar y contar. Ese era su oficio, eso es todo lo que hizo. Y lo hizo de tal manera que sus trabajos vendían periódicos. “Fue un periodista muy leído y seguido. Un superventas”, añade Jorge Martínez Reverte a los testimonios. La voz en off aclara que lo mismo sabía manejarse entre campesinos que entre políticos, que su género fue el reportaje y su territorio el mundo.

Chaves vio y comprendió donde nadie entendía nada. Se adelantó a los fascismos, comprendió el peligro del nacismo en su visita por Europa en 1933 y una entrevista de tres preguntas pactadas con Goebbels. Suficiente para dejar una fotografía por escrito imborrable: “Es un tipo ridículo y grotesco, con su gabardinita y su pata torcida con la que se ha pasado 10 años siendo el hazmerreír de los periodistas neoliberales”. Palabras con las que se ganó a su peor enemigo. Adelantó la tragedia europea, pero no supo ver con la misma certeza que el campo de tiro de aquella guerra total sería España.

No lo podía ver porque estaba satisfecho con la República, con el amor, la familia y la libertad. Pilar, su hija, recuerda que cuando regresaba de alguno de sus viajes la casa se volvía una fiesta. “Nos llevaba los domingos al Retiro”, veraneaban en las playas de Santander y siguió siendo niña hasta que murió. “Entonces crecí de pronto”.

Antes de su muerte ocurrió la huida a Londres desde París, a donde había llegado con su familia tras la fuga del gobierno republicano en la Guerra Civil española. “Era un republicano cien por cien. Se marchó el Gobierno, se marchó él también”, trágica canción que entona con templanza Pilar. “Nunca pensamos que no lo volveríamos a ver y de pronto los alemanes estaban allí. Me explicó: ‘No dejes nunca papeles aquí porque vendrán los alemanes a buscarme. Enciende la chimenea y quema todo lo que encuentres: libros, papeles, artículos’. Y quemamos todo lo que tenía. Nos quedamos a solas una mañana y él se marchó con su gabardina y su maletín al brazo y no lo volvimos a ver”. Los peores años en París para la hija y la mujer de Manuel Chaves Nogales.

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Luis Felipe Torrente cuenta que la intención es hacer de este corto un largo, porque se han quedado con material de sobra. Hay mucho material, pero poco dinero. Toca esperar a los premios de los festivales y que con la película el atractivo por el periodista y escritor exceda al círculo de chavesnogalistas pata negra. El género audiovisual faltaba en el rescate de su memoria. Ahora falta que la televisión pública lo difunda, que los institutos tengan copia de la película y que el periodismo admirable cunda ejemplo.

“No se dejó llevar por los eslóganes, ni por el fanatismo, ni por el sectarismo”, resume Muñoz Molina la vida y obra de Chaves Nogales en pleno precipicio de la batalla española. Un hombre certero y valiente, que actuó con un juicio crítico que no se ha vuelto a ver entre las cabeceras españolas.    

Niceto Alcalá-Zamora sale del Congreso de los Diputados tras jurar la Constitución como primer presidente de la II República española, el 11 de diciembre de 1931. Cerca del carruaje, a las puertas de las cortes, entre el tumulto de periodistas, guardias y comitiva alguien aplaude. Viste diplomático con pajarita y raya británica. Es el único que celebra el acontecimiento, la mayoría del resto de sus compañeros que trabajan para convertir el gesto en acontecimiento histórico son fotógrafos. Retratan el saludo de Alcalá-Zamora desde el coche. Son las únicas imágenes en movimiento que se conocen hasta el momento del periodista Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944), referencia de integridad y brillo analítico.