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No metas la pata: esto es lo peor que puedes hacer en una boda
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Desde desaparecer hasta vestir como la novia

No metas la pata: esto es lo peor que puedes hacer en una boda

La cadena de moda británica Jacamo le ha preguntado a cientos de invitados sobre los comportamientos más inadecuados, groseros y hasta ofensivos que han presenciado

Foto: Hasta el invitado más bienintencionado puede arruinar el día más perfecto. (iStock)
Hasta el invitado más bienintencionado puede arruinar el día más perfecto. (iStock)

Las bodas son las olimpiadas de la socialización. Con suerte, intercambiarás una corta pero memorable charla con los novios. Es probable que le digas a la novia lo hermosa que está y, quizá, al novio lo afortunado que es. Elogiarás lo bien que ha salido la ceremonia, la elección del lugar, los platos; todo encantador. Sin embargo, la realidad de las bodas no siempre es tan convencional, ideal y maravillosa como nos la pintan.

Admitámoslo: una ceremonia sin problemas, sin el más mínimo reproche, es una utopía. Hay muchas (muchas) posibilidades de que el evento se tuerza por algún lado. Las emociones están en ebullición, se reúnen las familias, los amigos... y siempre hay alguien que destaca (para mal) por encima del resto. Hasta el invitado más bienintencionado puede deslizar las palabras equivocadas, vestirse de manera inapropiada o pasarse con la barra libre.

Con el fin de evitar que nosotros seamos ese alguien inoportuno, la cadena de moda británica Jacamo le ha preguntado a invitados de boda sobre los comportamientos más inadecuados, groseros y hasta ofensivos que han presenciado durante la ceremonia principal y la celebración de después. No está en la lista, pero seguro que tampoco les hace ninguna gracia que alguien alce la voz tras el "que hable ahora o calle para siempre" del cura.

Más de un tercio aseguró que habían presenciado discursos que mencionaban a novias anteriores o anécdotas poco halagadoras para el novio

¡Que hable, que hable!

Leer en público no es nada sencillo. Aunque consigas no ponerte rojo, que no te tiemblen las manos mientras sostienes el folio o no trabarte cada dos por tres, puede ser una situación incómoda, para ti y los que te están escuchando. Para empezar, una de las maneras más efectivas de contrarrestar estas circunstancias (tan humanas y comunes) es llevar tu discurso bien preparado. Y que sea corto, por favor. No divagues. No es un mitin ni un sermón: cinco minutos ya es pasarse.

Ahora no solo se espera del padrino que dé un discurso emotivo, sino también gracioso, plagado de anécdotas divertidas y bromas. Dosificar el humor es un requisito imprescindible. Lo que más prende la ira de los allí reunidos es un discurso repleto de comentarios crueles y chistes de mal gusto. Tampoco son bienvenidas las historietas embarazosas. Más de un tercio de los encuestados aseguró que habían escuchado discursos que mencionaban a novias anteriores o hazañas poco halagadoras que habría sido mejor ignorar. Como norma, si te has pasado con el champán, deja esto de las palabras para otro.

Desparecer sin dejar rastro

Sabemos que las bodas pueden alargarse hasta la extenuación, que hay discursos que nunca terminan, pero has de saber que el resto de invitados considera irse antes de tiempo una falta de respeto inaceptable. Tanto es así que hacer una bomba de humo (desaparecer sin avisar a nadie) es lo segundo peor que puedes hacer según los encuestados por Jacamo.

No importa que la boda se celebre en mitad del verano ni que ese vestido sea lo más halagador que tengas en el armario: no vistas de blanco

El vestido importa

Para la mayoría, llevar un vestido demasiado provocador es hasta peor que un vestido parecido al de la novia. La tradición manda: es el día más importante de los novios y no hay necesidad de robarles el protagonismo. No vistas de blanco. Es la regla número uno en cualquier boda y, aun así, no faltan quienes se empecinan en usar un vestido de esta tonalidad. No importa que la boda se celebre en mitad del verano ni que el vestido blanco sea lo más halagador que tengas en el armario. Incluso si sabes que la novia no vestirá a lo tradicional, evítalo para que el resto no crea que quieres llamar la atención.

Lo mismo ocurre con los vestidos de las damas de honor. Si no has sido una de las elegidas, no te desquites visitiendo igual que ellas. Asimismo, el 'look causal' está prohibido, pues a buen seguro levantará miradas de reproche. Un 9% de los encuestados aseguró que había visto a hombres acudir con los típicos pantalones vaqueros. Muy cómodos, sí, pero serán en centro de las miradas y críticas.

El invitado inesperado

Si no te dijeron en ningún momento el latiguillo de 'y tu acompañante' quizá haya una buena razón por ello. Tal vez los novios quieran una ceremonia íntima, solo para amigos cercanos y familiares. Quizás el espacio sea reducido. O puede que haya restricciones presupuestarias (un invitado extra puede resultar bien caro). En cualquier caso, si llegas con un acompañante inesperado, prepárate para el caos y la confusión que vas a provocar.

No hace falta que lo registres todo: a buen seguro los novios han contratado a un fotógrafo que hará fotos mil veces mejores que las tuyas

El fotógrafo incesante

Ey, déja la cámara. Lo más probable es que los novios hayan pasado incontables horas organizando todos y cada uno de los detalles de la boda para que el resto de los invitados pueda disfrutar sin preocupaciones ni tareas. A buen seguro han contratado a un fotógrafo que hará fotos mil veces mejores que las tuyas. Ante todo, no seas incesante (no hace falta registrarlo todo) y, por favor, no utilices flash durante la ceremonia. Tampoco publiques las fotos en redes sociales sin avisar: quizá los novios quieran esperar a publicar las oficiales primero, las de mejor calidad. Ah, y ni se te ocurra hacer el llamado 'photobomb' en las fotos profesionales. Es decir, no brotes por sorpresa para aparecer en las mejores tomas.

Los más irritante durante una boda

1. Un discurso de mal gusto.

2. Salir antes de que lo previsto (sin avisar).

3. Llevar un vestido demasiado provocativo.

4. Vestidos similares al de la novia.

5. Cuádruple empate: llevar a alguien que no ha sido invitado, llegar tarde, cambiarse de lugar en la mesa y no responder a la tarjeta de invitación.

6. Hacer fotografías con flash durante la ceremonia.

7. Vestidos similares al de las damas de honor.

8. Bloquear la vista de los demás durante la ceremonia. Por ejemplo, con un sombrero grande.

9. Llevar gafas de sol en la iglesia.

10. Emborracharse.

11. Olvidarse de poner el móvil en silencio durante la ceremonia.

12. Llevar pantalones vaqueros, un 'look causal'.

13. Intentar coger el ramo de la novia con demasiada agresividad.

14. Usar una corbata negra y una chaqueta de noche.

15. Gente que discute con su pareja.

16. El baile del padre (pasado de rosca).

17. Aparecer en las fotos oficiales. 

18. Publicar algo en redes sociales cuando te piden que no lo hagas. 

19. Olvidar los nombres de los padres de los novios.

20. Coquetear con alguno de los novios.

Las bodas son las olimpiadas de la socialización. Con suerte, intercambiarás una corta pero memorable charla con los novios. Es probable que le digas a la novia lo hermosa que está y, quizá, al novio lo afortunado que es. Elogiarás lo bien que ha salido la ceremonia, la elección del lugar, los platos; todo encantador. Sin embargo, la realidad de las bodas no siempre es tan convencional, ideal y maravillosa como nos la pintan.

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