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La predicción cumplida de Churchill sobre su propia muerte
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revelada por su nieta

La predicción cumplida de Churchill sobre su propia muerte

El héroe de la resistencia inglesa y uno de los oradores más recordados de la historia llevaba diez años diciendo que fallecería el mismo día que su padre

Foto: El hombre que no aceptaba una derrota.
El hombre que no aceptaba una derrota.

Su nieta, Celia Sandys, la última persona viva de las que estuvieron con él en los últimos instantes, ha sido quien ha hablado de ello con la prensa recientemente y lo ha escrito en un libro —'Chasing Churchill, Travels With Winston Churchill'— pero era tan conocido el anuncio por sus familiares y amigos íntimos que al encontrarse enfermo se reunieron en torno a su lecho el día en cuestión esperando el momento como algo inevitable.

La carrera política le vino de familia. Su padre era tory, Lord Randolph Churchill, Ministro de Hacienda, cargo que él mismo ocuparía entre noviembre de 1924 y junio de 1929. En su 90 cumpleaños, el 30 de Noviembre de 1964, la sensación general era que el final no se retrasaría mucho. Seis semanas más tarde tuvo un derrame cerebral y después pasó diez días comatoso. A su alrededor, empezaba a ser claro que había acertado, como en tantas otras cosas, con su idea de que se encontraría, según sus propias palabras, con su hacedor, el mismo día del año que su padre, que murió el 24 de enero de 1895.

Un tema apasionante

Los personajes famosos que se adelantaron, en su arte o sus declaraciones, a las circunstancias de su muerte, nos fascinan. Todos vamos a morir pero no sabemos cuándo, y esa mezcla de certeza y misterio nos marca a fuego. Se han escrito centenares de textos sobre una letra de Tupac Shakur, un famoso rapero, que describía una matanza a balazos en la que “los negros van a recibir lo que merecen”. Todos se acordaron de aquello cuando lo asesinaron en un tiroteo después de una pelea de Mike Tyson.

¿Se negó a morir igual que se negó a perder la guerra cuando todo parecía perdido y la bandera nazi amenazaba con ensombrecer toda Europa?

También se dice de Hendrix, Amy Winehouse, Lady Di o, más cerca, de Lorca, que nos hiela la sangrecon sus versos en 'Poeta en Nueva York': “Comprendí que me habían asesinado. / Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias (…) Ya no me encontraron. / ¿No me encontraron? / No. No me encontraron”.

El carisma y la determinación contagiosa de Churchill, capaz de convencer a millones para ir a la guerra y aportar sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor por su país, probablemente tuvo algo que ver con lo que de otra forma sería un suceso paranormal o una casualidad de las que amenazan con romper nuestros esquemas diarios. ¿Se negó a morir igual que se negó a perder la guerra cuando todo parecía perdido y la bandera nazi amenazaba con ensombrecer toda Europa? En otras palabras: ¿murió cuando quiso?

Diez años de adelanto

Según nos dice su nieta a través de 'The Daily Mail', la primera vez que lo dijo fue a su secretario personal Jock Colville en 1955 y luego lo repitió a menudo, lo que suma diez años de comentarios, recibidos, suponemos, por la familia, con cierta curiosidad (¿por qué?) y sin querer darle demasiada importancia, al menos al principio.

Pero no era hombre que hablara por hablar, ni que callara por orden de nadie. En una ocasión se opuso tan firmemente a Joseph Chamberlain, dirigente del partido conservador y por tanto en el mismo barco ideológico que él, sobre un asunto de aranceles, que todos los parlamentarios del partido se levantaron y se fueron indignados.

Por no hablar de que arrostrara la tarea de formar gobierno en uno de los peores momentos de la historia de Inglaterra, recién declarada la Segunda Guerra Mundial, tras el triunfo de Hitler en Noruega. Fue entonces cuando dio su famoso primer discurso como Primer Ministro, al que seguirían otros igual de legendarios: “Defenderemos nuestra isla, sea cual sea el precio; pelearemos en las playas, pelearemos en los puertos, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en las colinas: nunca nos rendiremos”.

Así que, en esto que tan cerca le tocaba —su padre, del que escribió una biografía, y su propia partida—, creemos que realmente pudo haber algo más que puro azar.

Su nieta, Celia Sandys, la última persona viva de las que estuvieron con él en los últimos instantes, ha sido quien ha hablado de ello con la prensa recientemente y lo ha escrito en un libro —'Chasing Churchill, Travels With Winston Churchill'— pero era tan conocido el anuncio por sus familiares y amigos íntimos que al encontrarse enfermo se reunieron en torno a su lecho el día en cuestión esperando el momento como algo inevitable.

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