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Las fiestas salvajes de los 'tories' en las que estaba Cameron: drogas, sexo y Supertramp
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ADELANTO DE LA BIOGRAFÍA del primer ministro

Las fiestas salvajes de los 'tories' en las que estaba Cameron: drogas, sexo y Supertramp

El extesorero del partido Consevador publica un adelanto de la biografía de David Cameron en la que explica lo bien que se lo pasaba el 'premier' británico y sus amigos conservadores

Foto: Un grupo de manifestantes parodia al Bullingdon Club en las calles de Londres. (Corbis)
Un grupo de manifestantes parodia al Bullingdon Club en las calles de Londres. (Corbis)

“La puerta estaba siempre cerrada, pero cualquiera que pasara por delante podía escuchar risas y música y oler el dulce tufillo de las drogas. De rodillas y espatarrados por el suelo estaban el futuro primer ministro de Reino Unido, David Cameron; James Fergusson, que años más tarde se convertiría en un distinguido escritor; y James Delingpole, ahora un conocido periodista de derechas. El escenario era la habitación de Dellingpole, en Peckwater Quad, uno de los más distinguidos patios del Christ Church college de Oxford. A menudo el trío estaba oyendo a Supertramp y bromeando sobre sus amores mientras se colocaban”.

De esta forma, Michael Ashcroft, Lord británico, multimillonario y, durante cinco años, vicepresidente y tesorero del Partido Conservador, ha compartido con la prensa la primera referencia on the record sobre la afición del actual líder de los tories a la marihuana. El extracto, que publicó ayer The Daily Mail, es un adelanto de su nuevo y polémico libro, Call me Dave: The Unauthorised Biography (Biteback Publishing), firmado junto a la periodista de The Sunday Times Isabel Oakeshott.

Aunque el libro parece un claro acto de venganza –Ashcroft fue apartado de la primera línea del partido Conservador después de que se descubriera que tenía su domicilio fiscal fuera de Reino Unido para no pagar impuestos–, promete ser un retrato bastante fidedigno y crudo no sólo de la vida de Cameron sino también del ambiente en el que se ha criado la élite de la derecha británica.

Cuando el actual primer ministro de Reino Unido y muchos de sus compañeros conservadores llegaron a la universidad estaba de moda la serie de televisión Retorno a Brideshead, una adaptación de la novela del mismo nombre de Evelyn Waugh, que narra la vida del apuesto y decadente Lord Sebastian Flyte, un adinerado aristócrata que viste siempre con un suéter de cricket y se pasa el día pimplando.

“Había una división en Oxford entre aquellos que queríamos vivir como en Brideshead –y les imitábamos– y la gente que llevaba trenca y apoyaba a los mineros”, explica Delingpole, que asegura haber sido íntimo de Cameron. “La atmósfera entre aquellos de nosotros que queríamos vivir a lo Brideshead era bastante agradable. Había fiestas en el jardín del decano y todos jugábamos a ser Sebastian Flyte”.

Pero las aficiones del primer ministro y sus amigos no siempre eran tan “agradables”. Ashcroft asegura que Cameron fue miembro de la Piers Gaveston Society, un conocido club de Oxford que toma su nombre del extravagante amante del rey Eduardo II de Inglaterra. La sociedad, cuya membresía está limitada a 12 estudiantes de Oxford de la más alta alcurnia, es conocida por su extravagancia y sus fiestas salvajes, donde se celebraban todo tipo de actos sexuales.

Los autores de la biografía del premier británico apuntan que un diputado conservador (cuyo nombre no hacen público) suele contar en los círculos del partido como en la ceremonia de ingreso al club Cameron tuvo que “insertar una parte privada de su anatomía en la boca de un cerdo muerto”, un elemento al parecer habitual en las reuniones del club. Y, asegura, ha visto fotos que lo confirman.

El lado oscuro de la clase alta

Si bien la historia del cerdo no ha sido confirmada, de lo que no hay duda es de que Cameron, y muchos otros destacados dirigentes conservadores –como el alcalde de Londres, Boris Johnson, o el actual ministro de Hacienda, George Osborne–, formaron parte del Bullingdon Club, otra selecta sociedad formada por los estudiantes más ricos de Oxford famosa por destrozar todo local que se prestara a celebrar sus fiestas. El uniforme que tienen que llevar sus miembros –formado por un frac a medida, un chaleco color mostaza y una pajarita azul–, cuesta miles de euros, y sirve como primera criba para librarse de cualquier estudiante que no sea lo suficientemente rico.

Todo iba de la destrucción sin sentido, el exceso conspicuo y la cara más fea de la vida de la clase alta. Era repugnante

Un diputado británico ha explicado a los autores del libro que los estudiantes que formaban el club “se dedicaban básicamente a emborracharse, ponerse de pie en las mesas de los restaurantes y gritar 'jodidos plebeyos'. Todo consistía en despreciar a los pobres”.

Uno de los antiguos amigos de Cameron, James Delingpole, cuenta que trató de entrar en la sociedad, pero no tenía suficiente dinero. Y ahora se alegra de no haberlo hecho: “En realidad no habría disfrutado de las cosas que hacían ya que no soy demasiado bueno bebiendo cantidades atroces de alcohol y comportándome realmente mal. Todo iba de la destrucción sin sentido, el exceso conspicuo y la cara más fea de la vida de la clase alta. Era repugnante”.

Aunque no hay pruebas de que Cameron se dedicara a destrozar nada, y lo más probable es que no fuera uno de los miembros más salvajes del club, parece poco probable que en las fiestas se limitara a pedir alcohol. “No hay fotografías de Cameron esnifando cocaína”, reconocen los autores de su biografía. “Pero hemos hablado con un miembro de su círculo social que asegura que estuvo en una fiesta en su casa en la que la droga estaba circulando”.

En la siguiente fotografía, la única que se ha hecho pública de los tiempos de Cameron en el Bullingdon Club se puede ver a algunos de sus miembros en una de las reuniones. Y, a la vista está, todos han tenido una carrera meteórica en el mundo de la empresa o la política.

La venganza es un plato que se sirve frío

Aunque la biografía descubre facetas interesantes de la vida del primer ministro y, en general, de la élite del partido Conservador, está escrita con un tono de lo más capcioso. Los autores del libro no dudan, por ejemplo, en afirmar que la primera responsabilidad parlamentaria de Cameron tuvo que ver con la política sobre drogas, “un área que, por razones personales, está cerca de su corazón”.

La prensa británica no ha dudado en afirmar que el libro es la venganza de Lord Ashcroft ante el desplante que le hizo Cameron cuando llegó al 10 de Downing Street. El extesorero de los conservadores cuenta que el entonces candidato sa primer ministro le había prometido un puesto “significativo” en el Gobierno si ganaba las elecciones, debido en parte a que donó 8 millones de libras para financiar su campaña. Pero sólo le ofreció un trabajo de junior en el ministerio de Exteriores. “Habría sido mejor que no me ofreciera nada”, asegura su compañero, que en ningún momento oculta el rencor que guarda por el líder de su partido.

Unos meses antes de que Cameron ganara en las elecciones, en mayo de 2010, se desveló que Ashcroft –que según The Sunday Times es la 37ª persona más rica de Reino Unido–, tenía su domicilio fiscal fuera del país y no pagaba sus impuestos a la Corona británica. Pasado unos meses, y después de perder la confianza de su partido, Ashcroft dimitió. Por aquel entonces Cameron aseguró no saber nada de la situación fiscal de su tesorero, pero su compañero de filas asegura que premier británico conocía perfectamente que no pagaba impuestos desde 2009.

“La puerta estaba siempre cerrada, pero cualquiera que pasara por delante podía escuchar risas y música y oler el dulce tufillo de las drogas. De rodillas y espatarrados por el suelo estaban el futuro primer ministro de Reino Unido, David Cameron; James Fergusson, que años más tarde se convertiría en un distinguido escritor; y James Delingpole, ahora un conocido periodista de derechas. El escenario era la habitación de Dellingpole, en Peckwater Quad, uno de los más distinguidos patios del Christ Church college de Oxford. A menudo el trío estaba oyendo a Supertramp y bromeando sobre sus amores mientras se colocaban”.

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