Esto es lo mejor que puedes hacer en los diez últimos minutos de tu día

El alto ritmo al que se mueve nuestra sociedad, y el gran número de obligaciones con las que tenemos que cumplir en nuestro día a día, provoca que en muchas ocasiones dormir se convierta en un placer del que en rara ocasión disfrutamos de forma completa. Sin embargo, descansar forma parte de nuestros ciclos vitales, por lo que dormir lo suficiente cada noche debería ser un aspecto muy a tener en cuenta en nuestra salud.

Despertarse con sueño, desayunar corriendo y confiar al café nuestro rendimiento de la mañana ya es todo un clásico en la rutina de muchos trabajadores. Tampoco es ninguna sorpresapara nadielos altos niveles de estrés que hay a nuestro alrededor. Ambos factores influyen negativamente en la calidad del sueño y positivamente en la aparición de esa molesta sensación de agotamiento o cansancio que, sin embargo, cuando llegamos a la cama tampoco nos deja descansar en condiciones.

En cuanto a calidad del sueño es mejor no confiar en fórmulas mágicas que antes o después dejarán de funcionar 

La combinación de todos estos condicionantes dibuja un peligroso círculo vicioso, en el que la sobrecarga de trabajo nos impide descansar lo suficiente. Nos levantamos más cansados, lo que influye negativamente en nuestro ritmo de trabajo, nos retrasa en nuestras tareas y esto, a su vez genera más agobio y nos impide desconectar del curro cuando llega el momento del descanso... Y al día siguiente vuelta a empezar.

Solución lógica: dormirse antes

Nos guste o no, la mejor forma para romper con esa dinámica destructiva no es otra que dormir lo suficiente cada día y llegado a este punto, las cuentas son muy claras. Si tenemos que madrugar cada mañana, la única forma de descansar más y mejor es marcharnos a la cama antes y, cuando estemos en ella, dormirnos. No queda otra, en cuanto a calidad del sueño es mejor no confiar en fórmulas mágicas que antes o después dejarán de funcionar o supondrán un riesgo para nuestra salud.

Conocerse a sí mismo es un punto básico para descansar lo suficiente cada noche, pues cada persona tiene unas necesidades diferentes en cuanto a descanso se refiere. El psicólogo Ron Friedman indica en Harvard Business Review que es recomendable fijar una hora para acostarse, calculando la hora a la que hay que levantarse al día siguiente. Por ejemplo, en el hipotético, y probable, caso de que la cantidad idónea sean ocho horas y al día siguiente toque estar arriba a las siete de la mañana, lo ideal es estar en la cama algo antes de las once de la noche.

Junto a esta medida, Friedman recomienda fijarse varios días, sin cambiar nada, en lo que se hace cada tarde-noche al llegar a casa del trabajo, para así detectar los errores y aspectos a mejorar, como la media hora que muchas personas pierden haciendo 'zapping' o cotilleando a los compañeros de trabajo en Facebook, para así perder menos el tiempo y alcanzar el sueño con mayor facilidad.

Una vez que se hayan detectado estos errores, Friedman señala que la mejor idea pasa por buscar una alternativa que constituya una nueva rutina más apacible y agradable. Algunas ideas a tener en cuenta pueden ser las siguientes:

1. Salir a dar un paseo

Caminar por el campo, si se tiene cerca, o por un parque, es gratis y muy placentero. Además nos encontramos en el momento del año en el que los días duran más y siempre es agradable poder disfrutar de las horas de sol. Por otro lado, con la llegada de verano, el momento más propicio para salir a pasear es cuando el sol cae y la temperatura comienza a bajar. Seguro que después de este rato de paseouno se encuentra más relajado para coger la cama con ganas.

2. Leer

La lectura es un auténtico placer, si uno lee lo que le gusta. Con nuestro ritmo de vida a veces dejamos a un lado esta interesante actividad intelectual. Ante esto, no hay mejor opción que reengancharse a la lectura con un ratito de recogimiento previo al sueño. Eso sí, mejor no leer nada relacionado con el trabajo, que el objetivo es desconectar de él.

3. Escribir

Aunque si estamos desacostumbrados puede resultar complejo o pesado, no existe mejor forma de dar rienda suelta a nuestro pensamiento y a nuestras ideas que la escritura. Lógicamente cada uno realizará su tarea de acuerdo a sus capacidades, no es necesario escribir el Ulises de James Joyce, puede ser más útil y satisfactoria, por ejemplo, la escritura de un pequeño texto de agradecimiento a las personas que nos hacen más llevadero el día a día.

4. Relajarse

Lo mejor para estar relajado... Es hacer por la labor. Si antes de dormir dedicamos un rato a estar tranquilos, tumbados, escuchando música agradable, con poca luz, alguna vela encendida o prendiendo incienso, seguro que nos es más sencillo preparar el terreno para un sueño profundo.

5. Meditar

Antes muchas personas lo veían como algo de locos o hippies. Sin embargo, cada vez son más los casos de gente que prueba a hacer ejercicios de meditación y se acaban enganchando. Dedicar un rato al día a la reflexión y a la abstracción puede ser un gran actividad para evitar el estrés y elevar nuestro estado de ánimo, indica Friedman.