Isla de Tabarca: el tesoro mediterráneo que aúna historia y agua turquesa

Si aún te quedan días de vacaciones y estás pensando elegir un destino alejado del mundanal ruido para descansar y disfrutar del sol, de un espectacular paisaje y de aguas cristalinas, uno de esos lugares es, sin duda, la isla de Tabarca que, con tan solo 50 habitantes, está a 25 minutos de la costa de Santa Pola y a una hora de la ciudad de Alicante. Un pequeño paraíso que muchos desconocen y que tiene mucho por descubrir y disfrutar.

Con una longitud aproximada de 1.800 metros y una anchura de unos 400 metros, Tabarca es la isla habitada más pequeña de España (se puede recorrer a pie de punta a punta) y la única de la Comunidad Valenciana, aunque en realidad se trata de un pequeño archipiélago compuesto, además, por los islotes La Cantera, La Galera y la Nao.

Aunque la isla estuvo poblada en sus orígenes por los romanos, sus costas albergaron un refugio de piratas berberiscos que navegaban desde el norte de África para abordar los barcos cristianos. En 1760, Carlos III ordenó fortificar y levantar en ella un pueblo en el que alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos en la ciudad tunecina de Tabarka.

Reserva Natural Marina

Antes de llegar a la isla, a bordo de unas embarcaciones llamadas tabarqueras que zarpan desde Santa Pola a 10 € el billete de ida y vuelta (también se puede acceder desde Alicante o Benidorm), lo primero que se ve son las grandes murallas de piedra y sillería que rodean el pueblo y que cuenta con tres entradas: la puerta de San Rafael, la de San Gabriel y la de San Miguel. Asimismo, destaca la iglesia de San Pedro y San Pablo (1779) de inspiración barroca y que dispone de dos torres cuadradas que hacen de campanario.

En el interior del pueblo, llama la atención el entramado de sus callejuelas que permite un tranquilo paseo en el que poder disfrutar de los comercios de la zona o la visita a la iglesia o al museo de Nueva Tabarca. También sobresale la Casa del Gobernador, hoy reconvertida en el hotel Cuevas de Llop Marí. De hecho, la isla está declarada Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.

Con apenas 50 habitantes, Tabarca es la isla habitada más pequeña de España

A pesar de su pequeña longitud, Tabarca permite dar bonitos paseos a pie hasta llegar al faro de la isla, del siglo XIX, y desde donde se puede disfrutar una de las mejores puestas y salidas del sol de la Comunidad Valenciana.

En estos recorridos también se puede visitar la solitaria Torre de San José, cuyo origen data de los siglos XIV y XV. Y, como no, su única playa que, en verano, suele estar bastante llena de turistas. Y no es para menos, ya que Tabarca es, desde 1986, Reserva Natural Marina gracias sus impresionantes aguas turquesas que permiten disfrutar de actividades como el esnórquel o el buceo.