Ayala debe sobrepasar un imposible obstáculo para casarse con Margarita en 'La Promesa'

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La planta del servicio del palacio de La Promesa no podría estar más ajetreada: el anunciado regreso del personaje de Gregorio a la serie que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 horas, ha hecho temblar las piernas de todos los sirvientes. Especialmente de Pía, quien ha querido alejarse de allí para no cruzarse con el marido que intentó envenenarla. Pero también ha habido movida en la planta noble durante el capítulo de este viernes, en el que Ayala ha estado dispuesto a dar un paso más en su relación con Margarita.

Al final del capítulo de ayer del melodrama protagonizado por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre otros intérpretes, Salvador avisó a Pellicer de que había visto al marido de Pía circulando cerca de La Promesa. Hoy, los peores presagios se han confirmado: Salvador ha acudido a hablar con él, y Pellicer ha pensado que debían avisar a Adarre y llevarla a algún lugar seguro.

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Lope ha avisado a Rómulo del suceso, y Catalina y Ricardo han alertado a Pía. "Se trata de Gregorio", ha empezado Catalina, diciendo que tenían que andarse con muchos ojos. Pía se ha puesto muy nerviosa, preguntándose por qué aquel monstruo no estaba en la cárcel. El mayordomo y la cocinera le han pedido que se quedase escondida en su habitación, pese a todo el trabajo que tenía por delante.

El revuelo sobre Gregorio

Rómulo ha visto aparecer a Gregorio por la puerta del servicio. El mayordomo jefe le ha dicho que era la última persona que quería ver en aquella casa. El maleante ha aclarado que había saldado sus cuentas con la justicia, pero Rómulo le ha dicho que no quería criminales rondando por La Promesa. "No he matado a nadie", ha defendido el que fuera mayordomo también, alegando que había venido para recuperar a su esposa y su hijo. "Ni usted ni todos los lacayos de esta casa van a ser capaces de detenerme", ha dicho Gregorio antes de marcharse, ante las amenazas de Rómulo de enviarle al calabozo por traspasar una propiedad privada.

Gregorio: "Ni usted ni todos los lacayos de esta casa van a ser capaces de detenerme"

Tanto Pía como Rómulo se preguntaban cómo podían haber soltado a "aquella alimaña" de la cárcel. La nueva criada ha dicho que si volvía aquel hombre, se marcharía del palacio, pero Rómulo le ha desaconsejado que vagase sola por Luján. Jana le ha propuesto a la que fue su superiora que, mientras Gregorio pensase que Dieguito estaba en La Promesa, no debía volver a casa de la Beni. Pía ha pedido a Jana que advirtiesen a Beni del peligro que había ahí afuera y, ante todo, que no se enterase Petra.

Quien sí se ha enterado ha sido Santos, que no ha tardado nada en contárselo a su aliada. El ama de llaves ha llamado desgraciados a sus compañeros, porque ninguno le había contado nada. Petra ha creído que tenía que haber alguna misteriosa explicación por la que Gregorio hubiese vuelto. El hijo de Ricardo le ha prometido que le contaría todo de lo que pudiera enterarse.

María Antonia, persona de confianza

Por su parte, Jana ha recibido una carta de Manuel desde el frente. El aviador relataba que se pasaba el día en las trincheras, y que el conflicto se estaba torciendo. María ha insistido en que le contase qué ponía en la carta, y la sirvienta le ha dicho que su hermano y su novio seguían jugándose la vida en esa absurda guerra. Lo peor de todo era la fecha de la misiva: estaba escrita desde hacía dos meses. María ha supuesto que la carta se habría extraviado entre el papeleo. "¿Te das cuenta de las cosas que les podría haber pasado en dos meses?", se ha preguntado Jana, preocupada.

Alonso ha intentado animar a Cruz, que se encontraba llorando en sus aposentos por la falta de noticias de Manuel. La marquesa le ha pedido que le dejase sola, y María Antonia ha entrado en ese momento. La amiga le ha pedido al marido que les dejase hablar en privado, y la noble, que minutos antes le había contado a Lorenzo que había enviudado, ha animado a Cruz a seguir desahogándose. La recién llegada ha compartido con ella una anécdota de cuando eran adolescentes, y ha conseguido que Cruz acabase riendo.

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María Antonia le ha contado al marqués su éxito con Cruz. "Parece que tu compañía le es más grata que la mía", ha comentado Alonso, quien ha agradecido a la amiga todo lo que estaba haciendo por ellos. "No muchos lo hubieran dejado todo para venir aquí", ha comentado el patriarca. Aunque parecía que María Antonia tenía intenciones de seducir al marqués, le ha animado a que reconectase con Cruz dando un paseo con ella. ¿Conseguirá reflotar la relación de la pareja, o terminará de machacarla?

Una propuesta de matrimonio

Petra, además, ha supuesto ante Ayala que Margarita volvía a rechazar las intenciones del conde de casarse. "Lo evidente es que llevas meses detrás de esa mujer", ha dejado caer el ama de llaves, regodeándose de que ni siquiera los últimos regalos de Ignacio hayan sido del agrado de la madre de Martina. Entonces, Ayala ha decidido darle a la celosa Petra donde más podía dolerle.

A solas, Ayala le ha regalado a Margarita una perla, que no era otra que la joya que Petra le había devuelto al conde. La viuda de Fernando le ha preguntado cuál era el motivo de aquel obsequio. Con ella, Ignacio le ha pedido casarse con él, y Margarita se ha sentido halagada, pero le ha dicho que no pasaría por el altar hasta que Martina diese el visto bueno a su relación. ¿Cómo convencerá Ayala a Martina de ello? ¿Llegará a deshacerse de ella? ¿Le contará Petra a Margarita el origen de aquella joya?

Hablando de estratagemas, Rómulo ha acudido al hangar a visitar a Catalina. El mayordomo no ha podido acallar más todo lo que sabía: "Una conversación que escuché ayer, entre la marquesa y el capitán De la Mata". El señor Baeza le ha pedido a la hija de Alonso que saliese del hangar para evitar que la marquesa la internase en un manicomio. ¿Cómo reaccionará Catalina? ¿Se enfrentará a Cruz?