Un fantasma del pasado podría provocar la huida de Pía en 'La Promesa'

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Ha tenido que pasar más de un año desde el estreno en La 1 de Televisión Española de La Promesa, para que el personaje de Petra Arcos alcanzase por fin el puesto que tanto envidiaba a Pía Adarre, el de ama de llaves. Ahora que la serie de época ha dado una vuelta de tuerca a su historia, la pérfida madre de Feliciano por fin hace y deshace a su antojo entre el servicio. Esto ha provocado que Pía tenga que sufrir su tiranía, pero podría ser por un tiempo limitado, desde que Salvador ha avisado de una visita indeseada en el capítulo de este jueves.

En el episodio anterior del melodrama protagonizado por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, los mayordomos Ricardo y Rómulo llegaron a llamarle la atención a Petra por su despotismo a la hora de tratar a sus compañeros. En el episodio de hoy, Simona y Candela han comentado lo injusto de que Pía fuese ahora una mera criada, y han explicado que, mientras trabajase en palacio, Cruz correría con los gastos de su bebé.

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Ha sido también un día fatídico para Cruz, a quien la carta de un general a Lorenzo no le ha dejado demasiado tranquila. En ella, se explicaba que en la última batalla no habían contabilizado a Manuel y Curro como bajas, pero había tantos cadáveres que no habían podido identificarlos. Cruz ha dado por hecho que aquello era una mala noticia, y así se lo ha explicado a Jana, cuando la sirvienta le ha ofrecido darle un masaje para aliviar la tensión.

Jana le ha pedido a la marquesa que tuviera fe en que Manuel y Curro estarían a salvo, pero Cruz ha dicho de su hermano que era mejor que "ese ingrato malnacido" no volviese. "Él le arrastró a esa locura", ha comentado de Curro, sobre la influencia que tuvo sobre Manuel. La noble ha dicho que no pensaba permitir que nadie en ese palacio se compadeciera del primo de los Luján.

Empeñadas en quedarse

En un intento de amenizar la velada, María Antonia y Alonso han intentado charlar de cosas menos importantes que la guerra, pero Cruz ha entendido que trataban de hacerle olvidar la imagen de Manuel muerto y abandonado en cualquier trinchera.

Cruz ha dicho de Curro que era mejor que "ese ingrato malnacido" no volviese

En ese momento, Pía ha entrado en el salón para limpiar la chimenea, pero la marquesa le ha dicho que aquel no era el momento. "Esa mujer se cree que puede ir por donde quiera y cuando quiera", se ha quejado Cruz. Alonso le ha reprochado que la rebajase a criada, cuando su trayectoria como ama de llaves había sido intachable. Cruz ha aclarado que Petra se merecía una recompensa, y que lo mejor que podría haber hecho Pía era largarse, pero no lo haría por su trato con Dieguito, "un hijo que tuvo fruto del pecado", según ha comentado la señora.

Rómulo, por su parte, ha llevado la cena a Catalina en el hangar. El mayordomo ha querido avisar a la chica de que encerrarse allí no beneficiaba a su familia, y menos a ella. Su petición, en realidad, iba encaminada a que no le pudieran tomar por una enajenada que pudiesen enviar a un manicomio. Ella ha defendido que Cruz no la recibiría con los brazos abiertos. "Si regreso le estaré dando la razón, quiere que me humille", ha pensado Catalina. Pero Rómulo le ha propuesto que se lo tomase como un acto solidario: "Señorita, su padre está solo". Igualmente, Catalina no ha dado su brazo a torcer, y ha dicho que no regresaría hasta que Cruz le pidiese perdón. Rómulo ha pensado que aquello podría no suceder nunca.

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Jana ha masajeado las manos doloridas de Pía, y Candela ha criticado la forma en la que Petra se estaba tomando la revancha. La madre de Dieguito ha admitido que no rechistaría ante todo lo que quisiera pedirle Petra. Aunque era tarde, la pelirroja ha pensado en acudir a ver a su hijo a Luján, antes de irse a dormir. El señor Pellicer se ha ofrecido a acompañarle. ¿Surgirán sentimientos de amor entre ellos dos?

Un regreso inesperado

Petra ha acudido al despacho de Rómulo. El mayordomo quería retomar la conversación que tuvieron el día anterior. Ha admitido que las formas no eran las correctas, pero sí el mensaje: el método que empleaba era inhumano. Petra ha asimilado que aquella conversación se debía por Pía, y ha dejado claro que no le iba a pasar ni una. Rómulo le ha pedido que cesase sus vejaciones hacia su rival, y que dejase de enviarle trabajo de sol a sol y sin descanso.

Petra ha comentado que Pía podía marcharse si quería, pero Rómulo ha recordado que no podía, pues le ataba la manutención de su hijo. Eso podría cambiar, desde que Salvador ha anunciado la peor noticia. Pellicer, Candela y Lope han encontrado al chico muy alborotado: había visto a Gregorio merodeando por los terrenos de La Promesa. "Tenemos que impedirle que entre, como sea", ha advertido el lacayo.

En el avance del siguiente capítulo, el que fuera mayordomo ha anunciado que volvía a por su esposa y su hijo. ¿Qué hará Pía? ¿Se arriesgará a marcharse del palacio antes de que Gregorio la encuentre? ¿Perderá la pensión de Dieguito? ¿Cómo podrá mantenerlo?