Todos los cambios de 'La Promesa': así es la nueva estratagema de Cruz para librarse de Catalina

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Todo ha cambiado mucho en La Promesa desde que Manuel y Curro se marcharon a la guerra. La serie que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 horas, ha inaugurado este miércoles una nueva etapa, en la que un salto temporal de unos meses ha definido las nuevas tramas en el ficticio palacete cordobés. Si en el episodio anterior, Cruz se enteraba de que su hijo había marchado al frente sin avisar, en la entrega de hoy, los espectadores han encontrado a una marquesa totalmente hundida, cuya vida ha cambiado por completo.

El episodio ha comenzado con un desencuentro entre Alonso y Cruz. La marquesa estaba empeñada en celebrar con una cena el cumpleaños de Manuel, aunque el chico no estuviese allí. El padre ha dicho que no pensaba participar en aquella incongruencia, y Cruz ha proclamado que iba a celebrar aquel evento, le pesase a quien le pesase.

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María Antonia, la amiga de Cruz que ha llegado para apoyarle en aquellos malos momentos, le ha dicho al marqués que templase los ánimos. La señora le ha puesto la mano en el hombro y le ha hablado con cercanía. ¿Qué historia hay entre ellos? Alonso ha reconocido que no sabía cómo dirigirse a su esposa, y que había veces que no la soportaba. La amiga, sin embargo, le ha aconsejado que se pusiera en su lugar, que aquella celebración tenía un valor simbólico, y que toda la familia tenía que estar unida, incluida Catalina.

Ni mencionar a Curro

La hermana de Manuel vive ahora en el hangar, alejada del palacio. Alonso ha ido a visitarla para intentar convencerla de que se uniese a la fiesta, aunque la chica quería estar a solas. Catalina le ha recordado a su padre que no pisaría La Promesa hasta que Cruz arreglase lo que hizo y le pidiera perdón. ¿Se enteró Catalina de que su madrastra había contratado a Pelayo para que se casase con ella y se la llevase de allí?

Alonso ha pedido a Margarita que le ayudase a convencer a Catalina de que saliese del hangar. La tía ha acudido a su encuentro, y le ha preguntado si había conseguido olvidar a Pelayo. La díscola ha entendido que la madre de Martina había venido para intentar convencerla, y le ha repetido lo mismo que le había dicho a su padre. Margarita se ha ofendido porque la incluyese en el saco de gente que la había manipulado, y la sobrina ha pedido disculpas, pero se ha mantenido firme en su decisión.

Un desconocido ha llegado para avisar a Lope de que le debía dinero

Más tarde, Ayala le ha insinuado a Margarita que quizás fuese el momento de no perder más el tiempo. ¿Quiere el conde casarse con su enamorada? Por su parte, Cruz se ha encontrado con Martina en la sala del piano. La marquesa ha sostenido su teoría de que Curro había influenciado en su hijo para irse a la guerra. Martina ha defendido que Manuel se marchó a sabiendas de lo que aquello conllevaba, pero Cruz no ha querido ni escuchar el nombre de Curro.

Petra, ama de llaves

Además, Petra se ha alzado como ama de llaves, y ha impuesto su ley en el servicio. Especialmente, ante Pía, quien ha sido rebajada a criada, y ahora le ha tocado fregar el suelo junto a Jana y Virtudes. A la madre de Dieguito le han caído reprimendas por parte de Petra, por quejarse de su actitud, pero también a Lope, quien ha protestado por la manera en la que le hablaba a las cocineras.

Pellicer ha llamado la atención a Petra por sus malas maneras. La doncella ha defendido que trataba de dictar disciplina, pero el mayordomo le ha avisado de que por su culpa se acabarían marchando del palacio todos los criados. Rómulo ha salido en defensa de Ricardo, amenazando a Petra de informar a los marqueses de su conducta. Petra le ha recordado que aquello no le salió demasiado bien la última vez, cuando Cruz acabó nombrando a Petra como ama de llaves.

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María Fernández ha regresado de hacer varios encargos en Luján, ente ellos, depositar una carta de Jana a Manuel en la estafeta. La criada ha explicado que finalmente cedió su puesto como doncella en la casa de los duques de Abrontes a Teresa, y Jana ha pensado que su compañera necesitaba despejarse de La Promesa después de la muerte de Feliciano.

A Lope se le han llevado los demonios cuando ha visto a Santos coquetear con Vera. Salvador ha recomendado a su amigo que no entrase en el trapo: ahora que el lacayo nuevo salía con la exnovia del cocinero, todo lo que buscaba el hijo de Pellicer era buscarle las cosquillas. Lope, que ha aparecido con una herida en el rostro, debe haberse metido ya en graves problemas: un desconocido ha llegado hasta la zona del servicio para avisarle de que le debía dinero. El maleante le ha puesto el dedo en la herida, y le ha amenazado con hacerle algo mucho peor. ¿En qué enredos se ha metido el cocinero?

El cumpleaños de Manuel

Lorenzo también ha aparecido por sorpresa en la cena en honor a Manuel. El que había sido expulsado de La Promesa, ha regresado en algún momento durante la elipsis de tiempo. El capitán no ha sido el último en sentarse en el comedor: Cruz ha llegado cuando ya todos estaban sentados, pero ha llevado su mirada al asiento vacío de Catalina. "Me dijiste que íbamos a estar todos", ha espetado la marquesa a María Antonia, llamando estúpida a su hijastra, mientras se sentaba.

Cruz: "Es la única forma que tengo de que esta angustia no me parta en dos"

Alonso le ha dicho a su esposa que Catalina no estaba, pero sí el resto de la familia, que había hecho un esfuerzo por comprender qué pintaban allí. "No entendéis nada, sois todos unos estúpidos y unos insensibles", ha insultado la noble, que ha explicado, entre lágrimas, que a ella tampoco le gustaba verles, pero Manuel así lo hubiera querido en su cumpleaños. "Es la única forma que tengo de que esta angustia que siento no me parta en dos", ha asumido la marquesa, añadiendo que necesitaba aferrarse a la idea de que Manuel seguía vivo. Cruz se ha sentido insultada, e igual que se había sentado, se ha levantado diciéndole al resto de comensales que no contasen con ella cuando la necesitasen.

Un nuevo plan contra la nueva Catalina

A la mañana siguiente, Cruz ha comentado con Lorenzo que Catalina había rebasado todos los límites. La marquesa ha reconocido que se volvería loca si su vida seguía aquel rumbo de incertidumbre con su hijo, y con la distancia entre ella y su marido, pero ha concluido en que "aquí la única loca que hay es Catalina".

Cruz ha explicado a Lorenzo su nuevo plan para deshacerse de su hijastra, que tendría que desempeñar el capitán, a cambio de haberle permitido volver al palacio: "Haz lo que sea para meter a Catalina en un manicomio". La marquesa ha urdido la idea de que unos médicos llegasen allí con la excusa de que trajesen a Lorenzo el informe de salud de su esposa Eugenia, y les pedirá que aprovechasen para examinar a Catalina. Después, concluirían que era urgente llevársela a un centro psiquiátrico.

Sin fisgonear demasiado, Rómulo ha escuchado gran parte del plan, cuando se disponía a hacerle entrega a Cruz de una carta que llegaba del frente. ¿Serán noticias de Manuel y Curro? ¿Seguirán vivos? ¿Frenará Rómulo los perversos planes de Cruz y Lorenzo?