La relación entre Fina e Isidro pende de un hilo en 'Sueños de libertad': "Esos invertidos, mejor a distancia"

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La relación paternofilial entre Fina e Isidro en la serie Sueños de libertad se ha quedado en suspense, después de que la dependienta confesase, de una vez por todas, que estaba conociendo a una mujer, y no a un hombre, como el chófer esperaba de ella. La salida del armario de la muchacha podría traer cola, especialmente ahora que, desde el episodio de este lunes de la serie de Antena 3, emitido a las 15:45 horas, otro personaje influya en la opinión de Isidro sobre las personas vulgarmente denominadas "invertidas".

En el episodio de hoy del melodrama protagonizado por Natalia Sánchez, Alain Hernández y Dani Tatay, Marta ha mostrado la nueva propuesta de producto, accesible para todos los bolsillos, a la junta directiva de la perfumería. "Anhelos de Mujer", ha decidido la empresaria que debía llamarse, justificándolo en un discurso sobre la necesidad de libertad de las mujeres. ¿Hablaba del lote de cosméticos, o de sus deseos sobre Fina?

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Desde la ignorancia, Gaspar presumía que Fina se citaba con un hombre casado, y ha preguntado a Isidro cómo se encontraba. El conductor ha pensado que, si su esposa estuviese viva, se tiraría de los pelos como él. Cuando su hija ha entrado en la cantina, Gaspar les ha dado espacio para que hablasen. Pero Isidro no ha pronunciado ni una palabra. Solo Fina le ha preguntado a su padre por qué le estaba haciendo aquello.

"Lo que le conté no cambia nada de lo que siento por usted", ha alegado la joven, arrepentida de haberle soltado la verdad sobre su orientación sexual a su padre. "Debería haberme callado como llevo haciendo desde hace tanto tiempo", ha reforzado, desesperada por solucionar las cosas con Isidro. El hombre se ha marchado de la cantina, enfadado, y Gaspar le ha pedido a Fina que arreglasen aquello de una vez, pues le dolía verles así. "No hables de lo que no sabes", le ha espetado la dependienta.

Carmen anula el compromiso

Paralelamente, Don Agustín ha hablado con Ángela, la madre de Tasio, y le ha contado que, en su momento, el mozo flirteó con otra chica de la colonia, mucho más cristiana que Carmen. Las disputas entre futura suegra y nuera han llevado a Carmen y Tasio a un punto climático, en el que la chica ha decidido no casarse si Ángela iba a entrometerse en su vida. Tasio, por su parte, ha informado a su madre de que Carmen había anulado el enlace, y la mujer ha visto sus súplicas atendidas.

"Pareces tonta", ha advertido Marta, de que cualquiera podría arruinarles la vida

Carmen le ha contado a sus compañeras de habitación lo sucedido con Tasio, y Claudia no ha dejado de sentirse culpable. Justamente, le había comentado a Mateo lo poco que le apetecía acudir a aquella boda. No porque todavía guardase sentimientos por Tasio, sino por todo lo que pasó con él. La chica ha pensado, al igual que Ángela, que era responsable de que sus malos deseos se cumpliesen.

El consejo de don Agustín

En la tienda, Marta ha observado poco concentrada a Fina, y la supervisora le ha hecho confesarle que le había contado a su padre que se había enamorado de una mujer. Marta se ha alertado por si la había mencionado a ella, pero su amante le ha dicho que no le había hablado de ella a su padre. "Pareces tonta", le ha reprochado Marta, advirtiéndole que cualquiera podría arruinarles la vida. Fina ha alegado que su padre no era un "cualquiera", y que confiaba plenamente en él, pero Marta le ha preguntado si acaso ahora el chófer le hablaba o le miraba a la cara.

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"Nuestros padres no van a entenderlo nunca", ha constatado Marta. Pero Fina ha dicho que estaba cansada de vivir ocultándose: "Al menos mi padre sabe quién soy". Marta le ha comentado que se detenía a gente por lo que ellas hacían, y que no podrían cambiar los tiempos en los que vivían. Fina, sin embargo, ha proclamado que sí los cambiarían, pero que podría estar tranquila, pues su "intachable reputación" estaba a salvo.

Nuevamente en la cantina, Isidro ha consultado a Don Agustín sobre aquellas personas que se desviaban del "camino decente del amor". El cura le ha dicho que aquello no era amor, sino más bien perversión y pecado, y ha querido saber por qué le preocupaba aquello a su edad. Isidro ha inventado que había visto gente libertina en sus viajes a Madrid, y se preguntaba cómo alguien educado en la rectitud podía acabar de aquella manera.

Don Agustín ha asumido que a aquellas personas se les debía dar la oportunidad de redimirse, trabajando en colonias agrícolas, y también que en realidad había muy pocas mujeres dadas a la "desviación". "Esos invertidos, mejor a distancia", ha recomendado el cura al conductor. ¿Renegará Isidro de su hija, o será superior el amor que le tiene que a sus propios prejuicios?