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'Alguien tiene que morir' (Netflix), lo nuevo de Manolo Caro, hace aguas por todas partes
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CRÍTICA

'Alguien tiene que morir' (Netflix), lo nuevo de Manolo Caro, hace aguas por todas partes

La esperada nueva serie del director de 'La casa de las flores' no es más que un descafeinado thriller que ni siquiera la actriz Carmen Maura logra sostener en pie

Foto: 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)
'Alguien tiene que morir'. (Netflix)

A pesar de contar con una larga y extensa carrera en su país, poco se sabía en España del director mexicano Manolo Caro, hasta que en el verano de 2018 debutó en Netflix con la rompedora comedia 'La casa de las flores'. La serie pronto se convirtió en todo un éxito en medio mundo, incluida España. El modo en que, bajo un sello inconfundiblemente gay y muy al estilo Almodóvar, narraba las disparatadas andanzas de una peculiar familia propietaria de una floristería cautivó a todo tipo de públicos y le permitió no solo ser conocido, sino también poder trabajar aquí.

La miniserie de tres episodios 'Alguien tiene que morir', su primer trabajo rodado íntegramente en España y protagonizado por Carmen Maura y Cecilia Suárez, entre otros, es del todo irregular y nada tiene que ver, ni en la forma ni el fondo por desgracia, con su anterior y tan aplaudida obra. A mitad de camino entre un trágico culebrón y un thriller descafeinado, narra la historia de una familia española de clase alta, que en medio del franquismo y poseída por las malditas apariencias salvaguarda secretos, mentiras, rencores, odios y venganzas.

placeholder Imagen promocional de 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)
Imagen promocional de 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)

Gabino es el hijo de un adinerado matrimonio que regresa a su casa, desde México, obligado por sus padres para conocer a su prometida Cayetana. Se trata de un enlace concertado por motivos económicos. Para sorpresa de la familia, el muchacho llega acompañado de Lázaro, un apuesto bailarín con el que comparte una estrecha relación de complicidad.

En medio de todo tipo de tópicos, y a caballo entre un trágico culebrón y un thriller descafeinado, la historia ni engancha ni entretiene

Pronto surgen los rumores de una supuesta relación homosexual y el escándalo estalla en el peor momento, poniendo en peligro incluso el trabajo de su padre, Gregorio, un individuo autoritario, machista, maltratador y al frente de la Dirección General de Seguridad de la dictadura. En la casa, la que manda, decide, ordena y ejecuta es la malísima matriarca de la familia, Amparo (Carmen Maura), que como todos, bajo esos muros, tiene mucho que callar. Una misteriosa muerte en el pasado, sobrevuela toda la trama y enfrenta a unos y otros de principio a fin.

placeholder Carmen Maura en la miniserie 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)
Carmen Maura en la miniserie 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)

Nada evita el aburrimiento

A pesar de contar con ingredientes 'a priori' atractivos, 'Alguien tiene que morir' hace aguas por todas partes. Envuelta en tópicos, el guion adolece de una historia más potente que atrape lo suficiente desde el minuto uno. No empiezan a suceder cosas medianamente interesantes hasta bien pasado el segundo episodio. Por si fuera poco, los personajes de la trama son tan obvios como estereotipados: una abuela malísima, una madre sufridora, un marido insoportable y un hijo que no sale del armario ni con agua caliente... y encima con el franquismo de por medio. Demasiado previsible todo. Aunque se intuye por el título que alguien tiene que morir, ni siquiera saber la identidad del muerto y los motivos logran evitar el aburrimiento.

placeholder Imagen de 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)
Imagen de 'Alguien tiene que morir'. (Netflix)

Tampoco las interpretaciones, más que forzadas, consiguen que la cosa se ponga algo más llevadera. Salvando a Carmen Maura, inmensa como siempre, y a Ernesto Alterio, grande en el papel del padre del protagonista, el resto del reparto pasa sin pena ni gloria.

A Cecilia Suárez, en el papel de madre sufridora, castigada por la vida, no te la terminas de creer sin su maravilloso e inconfundible acento mexicano. Escucharla hablar en perfecto castellano, resulta raro y extraño, por mucho que esté justificado por guion, ya que su personaje hace muchos años que abandonó su México natal, para casarse e instalarse en España. En cuanto a Alejandro Speitzer, actor mexicano de moda que protagoniza la serie, destaca más por guapo que por otra cosa. Su novia, la joven promesa Esther Expósito, aunque apunta maneras de cara al futuro, de momento aquí está tan correcta como de costumbre.

A pesar de contar con una larga y extensa carrera en su país, poco se sabía en España del director mexicano Manolo Caro, hasta que en el verano de 2018 debutó en Netflix con la rompedora comedia 'La casa de las flores'. La serie pronto se convirtió en todo un éxito en medio mundo, incluida España. El modo en que, bajo un sello inconfundiblemente gay y muy al estilo Almodóvar, narraba las disparatadas andanzas de una peculiar familia propietaria de una floristería cautivó a todo tipo de públicos y le permitió no solo ser conocido, sino también poder trabajar aquí.

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