'Catalina la Grande': un 'Juego de tronos' con base histórica y Helen Mirren
Sky España apuesta fuerte este otoño con la miniserie histórica sobre la emperatriz rusa Catalina la Grande, a la que da vida la actriz británica Helen Mirren
Una extranjera se corona emperatriz tras derrocar a su marido. Una vez en el trono, se convierte en una monarca ambiciosa y autoritaria que conquistó territorios y corazones, convirtiendo a sus amantes en hombres clave del imperio. No, no es una de las tramas de ‘Juego de tronos’ aunque bien podría ponerse el nombre de Cersei Lannister en el cartel de la serie que ahora nos ocupa.
Esta atractiva miniserie histórica es 'Catalina la Grande', la apuesta fuerte de Sky España para este otoño. Esta coproducción, de cuatro capítulos, de Sky y HBO (que ya han colaborado previamente en grandes series como 'The Young Pope' y 'Chernobyl') se estrena este próximo jueves, 3 de octubre, y tiene como principal reclamo a otra grande como es Helen Mirren.
La relación entre Catalina y el general Potemkin se convertirá en una historia de amor obsesiva entre ellos y también hacia su país
La actriz británica da vida a Catalina la Grande en una serie que explorará los últimos años de reinado de la que fuese emperatriz de Rusia durante 34 años. Su ambición y determinación como gobernante, su interminable lucha por un trono que muchos le negaban por su condición de extranjera (y por arrebatárselo a su marido) y su relación con el general Grigori Potemkin (interpretado por Jason Clarke) son las claves de esta historia dirigida por Philip Martin y escrita por Nigel Williams, que ya sabe lo que es crear un papel a la medida de Helen Mirren.
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Cabe recordar que la veterana intérprete, de 74 año, triunfó con su caracterización de Isabel I de Inglaterra en la miniserie 'Elizabeth I'. Con aquella producción, la Mirren se hizo con el Emmy, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores. ¿Volverá a coronarse reina de la televisión con 'Catalina la Grande'? Razones hay para tenerla en cuenta en las quinielas, más que nada porque la historia de esta zarina es, cuanto menos, de culebrón o de 'Juego de tronos', que más o menos viene a ser algo parecido.
Sofía antes de Catalina
La protagonista de esta historia no nació en Rusia ni se llamaba Catalina. Hay que remontarse al 2 de mayo de 1729 para empezar a conocer a este personaje, que nació en una zona de Prusia, que hoy es Polonia, y que lo hizo con el nombre de Sofía. Era la hija de un príncipe alemán 'de segunda'. A pesar de esto, Sofía tuvo la suerte de aparecer en el lugar adecuado y en el momento preciso. Resulta que en Rusia la cosa estaba revuelta después de la muerte de Pedro I el Grande en 1725.
En los siguientes 20 años los rusos tuvieron hasta cinco emperadores distintos hasta que la quinta, Isabel I, consiguió durar más de diez años en el trono. Esta, soltera y sin hijos, eligió a su sobrino Pedro como heredero y se puso a buscarle una zarina. En estas que aparece Federico II de Prusia, que quería fortalecer los lazos de su nación con Rusia, y presentó a una tal Sofía, que aparentemente era poca cosa, pero solo aparentemente.
Catalina y Pedro tardaron ocho años en consumar el matrimonio y tener su primer hijo
Sofía, que por aquel entonces tenía catorce años, renunció al luteranismo y abrazó la fe ortodoxa para convertirse en Catalina, la mujer que se casó con Pedro en 1745. Pero el matrimonio fue de todo menos llevadero. Mientras que Catalina intentaba convertirse en una rusa de verdad, el gran duque Pedro se esforzaba poco por dejar de ser, según las memorias de la entonces gran duquesa, un ignorante, alcohólico, inmaduro y arrogante. La verdad es que muy bien no debían llevar la relación cuando tardaron ocho años en consumar el matrimonio y tener su primer hijo, Pablo. Quizás tuvo algo que ver la larga lista de amantes que ambos tuvieron, pero el matrimonio entre Pedro y Catalina no explotó hasta la llegada del primero al trono.
Catalina, la usurpadora
En enero de 1762 muere la emperatriz Isabel I de Rusia y su sobrino se convierte en el nuevo zar. Pero el reinado de Pedro III fue efímero. En tan solo 186 días de mandato se ganó tantos enemigos dentro de sus fronteras que no hubo tiempo ni para que se celebrara su ceremonia de coronación. Razones para ser odiado no faltaban. Se alió con su Prusia natal (que hasta entonces era una nación enemiga) a la que entregó territorios antaño conquistados, introdujo militares de esta nación en el ejército ruso, ganándose así la animadversión de sectores del ejército, y, por si fuera poco, puso a la iglesia ortodoxa en su contra por, entre otras cosas, ordenar al clero que se afeitase su tradicional barba.
Con este caldo de cultivo, un golpe de Estado parecía cercano, lo que quizás no se esperaba Pedro es que lo de cercano también iba por dónde se encontraban los instigadores de aquella conspiración. Catalina, que también andaba mosca en lo personal por los cada vez más frecuentes gestos de desprecio de Pedro, inició la revolución aprovechando que su marido se tomaba unos días de retiro.
El golpe de Estado fue posible gracias al amante de Catalina por aquel entonces, Grigori Orlov, un oficial de artillería con buenos contactos en el ejército. Al final, la Guardia Imperial depuso a Pedro y proclamó a su esposa como la nueva gobernante.
Catalina inició una revolución contra su marido y se coronó emperatriz
Lo que no queda muy claro es si Catalina tuvo algo que ver en la muerte de Pedro, que murió estrangulado poco después del golpe de estado. El encargado de acabar con la vida del depuesto zar fue Alekséi Orlov, hermano menor del mencionado Grigori. Todo queda en familia.
Catalina la Grande, la amante
Una vez tomó plenos poderes como emperatriz se afanó por engrandecer su imperio, modernizar sus estructuras y, en definitiva, hacer de Rusia un país más europeo. Para ello se rodeó de ilustrados, abrió colegios y hospitales, intentó reformar (sin éxito) el anticuado código legal ruso y no dudó en utilizar la fuerza si así lo creía necesario. Así conquistó terreno a los turcos e hizo de Polonia un estado satélite.
Y todo ello con la ayuda de sus amantes, que además de compartir cama con la zarina, se convirtieron en importantes hombres de estado. El que ya conocemos, Grigori Orlov jugó un papel clave en la revolución que convirtió a Catalina en emperatriz, pero esta, se cansó de él, y lo sustituyó por Grigori Potemkin, que es el otro gran protagonista de la serie.
Potemkin era un militar y estadista que fue clave en la expansión de Rusia durante el reinado de su “querida esposa”, que es como se dirigía hacia ella (y ella a él como “querido marido”), a pesar de que nunca se casaron. Pero como a Catalina los ligues no le duraban mucho, también despachó a Potemkin (aunque le mantuvo cerca, en la corte) y le sustituyó por otros amantes como Platón Zúbov, al que apodaban El Negrito. Este Zúbov, como sus predecesores, también se ocupó de importantes tareas de estado, pero, ingrato él, resulta que se enamoró de la mujer del nieto de Catalina, Alejandro I, que años después sería el zar después de su padre, Pablo I.
Solo la muerte acabó con los amoríos de Catalina que, a pesar de su decadencia física, no se privaba de un buen amante. Fue en noviembre de 1796 cuando falleció, a los 67 años, de una manera que no refleja una trayectoria lustrosa. Resulta que iba camino al retrete y sufrió una apoplejía. Así se pone fin a 34 años de reinado, con un toque sórdido para una historia a la que no le falta de nada, como si fuera una trama de 'Juego de tronos'.
Qué bien ha hecho Sky en fijarse en este personaje para su serie y qué buena elección la de Helen Mirren para interpretar a toda una Catalina la Grande, que por cierto, nunca quiso hacerse llamar así e incluso rechazó ese 'título' cuando la asamblea legislativa rusa lo propuso.
Una extranjera se corona emperatriz tras derrocar a su marido. Una vez en el trono, se convierte en una monarca ambiciosa y autoritaria que conquistó territorios y corazones, convirtiendo a sus amantes en hombres clave del imperio. No, no es una de las tramas de ‘Juego de tronos’ aunque bien podría ponerse el nombre de Cersei Lannister en el cartel de la serie que ahora nos ocupa.