"Es jodido": Máximo Huerta, incapaz de hablar, revela en La Sexta el drama familiar que marcó su vida

Máximo Huerta fue el primer invitado de la segunda temporada de El camino a casa. Anoche, el escritor y periodista regresó a Buñol para rememorar su infancia en el lugar que lo vio nacer. Junto a Albert Espinosa, Huerta visitó su colegio y recordó las aficiones y gustos que marcaron su personalidad. El comunicador valenciano reconoció que nunca le gustaron ni el gimnasio ni la cancha de fútbol, ya que nunca fue demasiado bueno en los deportes.

El escritor también confesó que le castigaban mucho porque era muy hablador. Aunque Máximo Huerta recordó a Don Melchor, un muy buen profesor que le marcó para siempre. Lo que el periodista valenciano no esperaba es que este mismo maestro estaría esperándole en su antigua aula. Huerta se emocionó al reencontrarse con Melchor, ya que fue un profesor muy especial para él.

40 años después, Melchor se alegró de que Máximo Huerta se haya convertido en el escritor que es hoy en día. El profesor reveló que, desde pequeño, Huerta tenía una gran afición por la lectura y la escritura. Todos los viernes por la tarde, Máximo le decía a Don Melchor que escribiría un cuento durante el fin de semana. Y todos los lunes, el valenciano llegaba a clase con un nuevo libro escrito por él mismo.

"Ya tenías madera de escritor", le dijo Don Melchor a su antiguo alumno, felicitándole por sus logres profesionales. Ante este viaje en el tiempo, Máximo Huerta se acabó rompiendo: "Entrar aquí es jodido", declaró el escritor, que rememoró su dura infancia. Y es que Melchor fue un verdadero referente para Huerta. Aunque al periodista valenciano le costó hablar, quiso darle un mensaje de agradecimiento a su profesor.

"La clase era un refugio. Melchor era el padre que no tuve. Era como la figura masculina de la familia. Mi padre estaba muy ausente y Melchor fue la figura de un hombre que, por circunstancias de la vida, no le gustaba leer. Melchor representa la mejor parte de la figura masculina. Alguien que te ayuda y que te da el piropo que no recibías en casa", le dijo Máximo Huerta, muy emocionado, a su antiguo maestro. "Es que te lo merecías", le respondió Melchor a su alumno.