"¿Para qué me pongo yo así?": Iker Jiménez, indignadísimo en los minutos finales de 'Cuarto milenio'

Como cada domingo, Iker Jiménez ha puesto punto y final a la última entrega de Cuarto milenio con su particular sección El cierre, la cual quiso dedicar en esta ocasión a homenajear a Francisco Ibáñez. Fue este cierre, muy probablemente, el más airado de todos cuantos ha protagonizado el rostro de Cuatro, llegando incluso hasta a preguntarse si servirá de algo ponerse como se ha puesto para reivindicar la figura del historietista: "Y digo yo, ¿para qué me pongo yo así?".

El presentador comenzó rememorando la tristeza que le invadió cuando se enteró, este verano, del fallecimiento de Ibáñez: "Pertenecía a esa generación Bruguera que tanto venero, de la que hemos mamado tantas cosas los de mi generación. Me sentí muy triste, porque siempre que pasaba algo Ibáñez se adaptaba a la realidad. Nos hizo ser depositarios de millones de risas", puso en valor Iker, pasando a enumerar todos y cada uno de sus cómics que le acompañaron en la infancia.

"Desde los años 50, no ha parado de trabajar, porque tenía un compromiso con los niños. Quizá porque en ellos estaba la esperanza de un mundo mejor. Era tal su compromiso que nunca dejó de ser profeta. En varias viñetas, se adelanta a hechos como el de las Torres Gemelas, claramente en tono de humor, pero que luego ocurrieron", prosiguió rememorando Jiménez.

Fue ahí cuando el comunicador elevó el tono de voz, dejando claro lo que realmente le cabrea ahora de todo este asunto: "Cuando veo a dibujantes tan venerados como los de Marvel, les digo lo que pienso, que no le den el Princesa de Asturias a Ibáñez me parece... no sé... Iba a decir algo, pero no lo voy a decir. ¡Es tal felonía! 60 años haciendo reír a los niños, sin dejar de trabajar, inventando, siendo un genial representante de toda una quinta de colegas que tanto hicieron por los niños... ¡y que no le den un premio!".

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"Con tantos barrios nuevos, ¿cómo no tenemos un barrio del cómic español? ¡Qué clase de reconocimiento hacemos a aquellos que nos dieron tanto a cambio de casi nada, con su ingenio, trabajo y esfuerzo! Decía él que nunca tuvo vacaciones, ¿qué precio tiene eso? Pues, al menos, ¡un premio! ¡Más de una calle! Cada ciudad española debería tener su barrio del cómic", sentenció muy indignado Jiménez.

"Y digo yo, ¿para qué me pongo yo así? ¿Sirve de algo? No lo sé, pero como yo tengo mi calle, que es esta, se la dedicamos a partir de ahora al genio Francisco Ibáñez, preocupado por su oficio hasta el último día, ya que murió como dijo, con la pluma en la mano. Francisco Ibáñez, genio, referencia y maestro absoluto", concluyó Iker, dejando patente su malestar por el ninguneo a uno de nuestros más célebres artistas.