"Ganas de levantarme e irme": una soltera, al borde de la huída por su surrealista cita en 'First Dates'

El encuentro entre Judith y Fidel en First Dates ha sido catastrófico, en general. La carta de presentación ni gustó ni un pelo a la soltera, que reconoció que acudía al espacio de Cuatro para cumplir un deseo de su padre recién fallecido.

Lo primero con lo que se encontró Judith fue con un chico de 40 años vestido con un disfraz de gato. "¿Hola? ¿Qué tal? Vaya...", cuenta a solas que pensó cuando fue a darle dos besos. Acto seguido, ella se pidió una copa de vino, algo que dio pie a que Fidel se explayara: "Vino blanco. ¿Eres de las que te gusta comer pescado?", algo a lo que ella respondió con un rotundo sí.

"Me está poniendo nerviosa. Soy vergonzosa. Me dan ganas de levantarme e irme"

"Vale, entonces nos llevaremos bien. Miau", reaccionó el soltero, dejándola totalmente petrificada. "Miau me dice. ¿Qué voy a decirle? Vale. No tengo nada más que decir ante eso", comentó ella al redactor del programa. Sin embargo, Judith decidió ser totalmente sincera y le dijo que le preocupaba haberse encontrado con esta situación.

"¿Te preocupa? Bien. Es que quiero que veas lo más aberrante de mí, y si lo toleras, lo procesas y tienes curiosidad de más, entonces puedes ver lo que hay detrás", le contestó su cita, vestido de gato, y acto seguido le intentó sacar una sonrisa tocándole una particular versión de La Macarena. Eso tampoco la motivó en absoluto. "Esta chica no la veo con humor...", resumió él.

A continuación, en la presentación más oficial, ya sentados en la mesa, volvieron a chocar, ya que ella se negó revelar su apellido. "Soy algo discreta y esta situación me está poniendo un poquito nerviosa, porque soy vergonzosa. Me dan ganas de levantarme e irme", le dijo a la cara, sin contemplaciones. "Tiene un sentido del humor que no va acorde con el mío", volvió a reconocer Ramón.

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Á. Roldán

El soltero le reveló que se dedica a cantar en la calle, que su situación laboral y general en la vida no es nada estable, que no tiene un salario fijo y que se encuentra algo frustrado y con depresión por verse así con 40 años. Un perfil de persona totalmente opuesto a lo que ella iba buscando, tal y como le reconoció más tarde: "No eres una persona con la que yo quedaría". "Si nos conociéramos un poquito más quedaríamos, pero no en el concepto de pareja", insistió él para sacar algo positivo del encuentro. "No. Que va, que va, que va", concluyó Judith.