Las consecuencias psicológicas que 'La isla de las tentaciones' tiene en su audiencia (y sus participantes)

La isla de las tentaciones es un programa en el que, en cada edición, cinco parejas heterosexuales ponen a prueba su relación, rodeados de solteros y soltera que cuentan con un alto grado de afinidad y compatibilidad con los perfiles de las parejas. Cuerpos de ensueño que persiguen que los protagonistas muerdan la manzana, caigan en el pecado y acaben por romper su relación sentimental.

Muchos de los participantes tienen integrados los principales mitos del amor romántico y parece que llegan tarde a los nuevos modelos de relaciones amorosas que existen en la actualidad. Un estudio realizado por la web de citas Ashley Madison, a una población de entre 18 y 30 años, demuestra que, a pesar de que el 41% de los encuestados desearía tener una relación monógama, uno de cada cuatro jóvenes tendría una relación poliamorosa en el futuro.

Lara Ferreiro: "En 'La isla de las tentaciones' están en un estado de alerta constante"

Sin embargo, la gran mayoría de parejas que aparecen en La isla de las tentaciones creen firmemente en la monogamia, sufren una importante falta de comunicación y están inmersas en dinámicas amorosas de gran toxicidad. Lara Ferreiro es psicóloga, terapeuta de pareja y sexóloga. La especialista ha trabajado en incontables ocasiones con personas que viven esta inestabilidad emocional con sus parejas, por lo que entiende mejor que nadie lo que les sucede a los protagonistas del formato de Telecinco.

Charlamos con Ferreiro para entender cómo el formato de Cuarzo Producciones para Mediaset consigue que los participantes actúen de una forma concreta, para descubrir cuál es la motivación de sus protagonistas para acudir al programa y para analizar la repercusión social que este espacio televisivo puede llegar a tener sobre su audiencia.

Explota la impulsividad de sus protagonistas

Todo en La isla de las tentaciones está pensado para conseguir esa impulsividad en sus participantes que tanto gusta a la audiencia. Los entornos paradisíacos, la elección de los solteros o los diferentes mecanismos con los que conocer lo que está sucediendo en la villa de al lado, buscan una respuesta específica. En el programa, hay numerosos elementos pensados para hacer que los miembros de las parejas estén en una tensión constante.

Las cinco luces de la tentación, que han instalado este año, corresponden a cada una de las parejas y se encienden cuando se superan los límites que ellos mismos han establecido. Sin embargo, ningún participante sabe cuál es su color, aunque acaban por intuirlo. Por otro lado, los productores del programa confirmaron recientemente que les hacen ver las imágenes en una pequeña tablet, para que estén todos atentos e intenten que no se les escape ningún detalle. Por no hablar de que los vídeos que les ponen de sus parejas están editados de una forma muy específica para hacerles pensar lo peor.

Lara Ferreiro explica el efecto que tienen todas estas dinámicas en los miembros de las parejas: "Cuando ven las imágenes en la tablet, se produce la activación reticular. De esta forma activan su foco de interés, ya que utilizan los cinco sentidos para fijarse en todo lo que ven en esa pequeña pantalla. Esto les mantiene en un estado de alerta constante". La experta señala que las cinco alarmas tienen el mismo objetivo: "Cuando activas tu botón de alarma, estás activando el botón de la ansiedad y del pánico. Por lo que ante una situación de peligro, actúas. Ponen estas alarmas para dar juego, porque lo que el programa busca son reacciones impulsivas e inmediatas".

Ferreiro: "En la isla todo se magnifica y se desconecta su parte lógica"

La juventud de los participantes y su falta de experiencia sentimental también es explotada por el reality de Telecinco. Ferreiro tiene claro que este formato no funcionaría igual con personas más adultas. "Lo interesante es gente impulsiva. El cerebro y la personalidad se forman hasta los 22 años. Cuando eres más mayor tienes el prefrontal mucho más desarrollado y no actúas de la misma manera", señala la psicóloga.

El 'efecto GH' que produce la isla

María Esclapez, sexóloga y terapeuta de pareja, afirmó en una publicación de Instagram que "en la isla te puedes enamorar hasta del palo de una escoba". Y es que el escenario es perfecto para generar emociones pasionales hacia los tentadores, con los que los miembros de las parejas pasan mucho tiempo y hacen todo tipo de actividades juntos. Además, estos solteros se convierten en un refugio emocional tras las vivencias negativas de las hogueras.

"Todo son reforzadores positivos. Todo se idealiza y es ahí donde salen sus lados más narcisistas. Cuando están ahí se creen los reyes del mundo y no les importan las consecuencias de sus actos", comenta Lara Ferreiro, que también habla del efecto Gran Hermano y de cómo se apodera de estos participantes que tienen como objetivo final ser fieles a sus parejas: "Todo se magnifica y su parte lógica se desconecta. Estas personas están en modo emocional todo el rato. Sienten muchas cosas y además les ponen alcohol. Esto hace que se evadan y ahí es donde se ve la verdadera naturaleza de la persona".

Quizás por este motivo, son varios los participantes que, cuando regresaron a sus vidas de antes y pisaron sobre la realidad, se percataron de lo que perdieron en República Dominicana. Fani y Christofer, de la primera edición, o Marina y Jesús, de la tercera, son algunos de los que decidieron volver a intentarlo y retomaron su relación tras el reality.

¿Una mala influencia para los jóvenes?

La audiencia de La isla de las tentaciones es variada en cuanto a género y edad. Sin embargo, un informe elaborado el año pasado por la consultora Dos30' sobre datos de Kantar Media evidenció el gran éxito que tiene entre los jóvenes de entre 13 y 24 años. El reality de Mediaset alcanzó un 45,5%, de cuota de pantalla, entre esta población y demostró que su porcentaje de fidelidad se disparaba hasta el 70%, estando muy por encima del resto de targets.

La televisión funciona como método pedagógico, especialmente sobre la audiencia más joven. En La isla de las tentaciones es habitual ver como imperan algunos mitos del amor romántico como el de "Lo quiero por encima de mí misma", o la convicción de que los celos son una muestra amor.

En este sentido, Lara Ferreiro explica la peligrosidad de las ideas que el formato de Telecinco transmite a los espectadores: "Si eres un perfil que te mimetizas, que absorbes la información y que la televisión es tu modelo de referencia, puedes normalizar estos mitos del amor romántico. Nosotros no somos la media naranja de nadie, rodamos por nosotros mismos. Las personas que dicen frases como 'Lo quiero por encima de mí' tienen una gran falta de amor propio y de autoestima".

No obstante, Ferreiro señala que la influencia que este tipo de programas puede tener sobre la población depende, en gran parte, del tipo de espectador que los consuma: "También puede ocurrir el efecto contrario, que lo veas con conciencia crítica y esto te pueda molestar profundamente y lo rechaces", afirma la psicóloga, que remarca la gran polarización de sensaciones que puede existir en los distintos televidentes a la hora de visualizar este formato.

Ferreiro: "Telecinco tendría que concienciar con lo peligrosas que son estas dinámicas"

Lara Ferreiro pone énfasis en la responsabilidad que la cadena tendría que asumir al emitir este tipo de contenidos. "En El debate de las tentaciones hay una psicóloga contratada por el programa y debería de aprovechar el altavoz que el programa le da. Yo sería más cañera, en el sentido de concienciar a la población con lo peligrosas que son estas dinámicas. Es adicción emocional y te puede destrozar la vida. Estas relaciones provocan muchos años de duelo y de dolor", declara la especialista.

Los rígidos cánones de belleza

A pesar de que La isla de las tentaciones transmite algunos comportamientos y conductas que se dan a día de hoy entre los jóvenes, hay algo que se aleja completamente de la realidad: La gran mayoría de participantes que aparecen en el programa reúnen casi el 100% de los cánones de belleza heteronormativos. Cuerpos voluptuosos, bronceados y trabajados intensamente en el gimnasio se convierten en la norma del formato de Mediaset. "Este tipo de programas representan una evasión. Es como ir a un museo en el que quieres ver cosas bonitas. El problema es que esto fomenta un modelo de belleza muy concreto, que implica una importante presión social, especialmente para las mujeres", destaca Lara Ferreiro.

Aunque la psicóloga señala que el programa podría buscar medidas alternativas con las que mostrar que en la sociedad existen cuerpos mucho más diversos a los que vemos en el reality, es inevitable que acabe haciendo de abogada del diablo al entender el objetivo final de esta estrategia: "Ya no es solo que tengan que gustar al espectador, sino que también tienen que gustar a los integrantes de las parejas. Puede que si pusieran otro tipo de cánones fuese La isla de las no tentaciones y el formato no funcionaría igual de bien".

¿Estamos cansados de ver cuernos?

Una de las frases que más se repite edición tras edición por parte de las parejas es la de "hemos venido para que supere los celos que siente y así fortalecer nuestra relación". Para Lara Ferreiro esta premisa es una de las que más le chirrían del programa, no solo por lo difícil que es hacer frente a esta particular terapia de choque, sino por el conocimiento que tiene de algunos participantes de este programa.

La psicóloga ha acudido en varias ocasiones a programas de Telecinco como voz experta, por lo que conoce cuál es la verdadera motivación de muchos de estos jóvenes al participar en La isla de las tentaciones: "Hay que tener claro que en muchas ocasiones el verdadero objetivo de acudir a la isla es conseguir fama y esto de los celos es solo es un simple pretexto para participar en el programa", asegura Ferreiro.

Parece que los participantes del formato de Telecinco conocen muy bien la dinámica y la repercusión del programa, pero los espectadores también. El estreno de la quinta temporada de La isla de las tentaciones fue el menos visto de la historia del reality. Anotó 1.631.000 espectadores, lejos de los 2.978.000 televidentes del debut de la primera edición o de los 3.012.000 que congregó la tercera edición del programa. Peor aún es la situación de El debate de las tentaciones, que se ha visto relegado a Cuatro y cuyo mayor dato de audiencia, hasta el momento, ha sido de un 6,1% de share y 506.000 espectadores.

Mediaset ha sobreexplotado este programa y con ello se ha cargado ese factor sorpresa que atrapaba al espectador. "Los cuernos son divertidos, pero cuando es tan habitual se quema el formato. La isla de las tentaciones tiene fecha de caducidad", sentencia Lara Ferreiro.