Carlota Corredera y Kiko Matamoros, cara a cara en 'Sálvame': "vetos" y ataques por la audiencia

"Hoy es 11 de noviembre y desde el 3 de agosto no coincidíamos en plató Kiko Matamoros y yo. Nosotros no hemos coincidido porque haya vetos ni nada de eso, aquí nadie echa a nadie de ningún sitio". Con estas palabras arrancaba la tarde de ayer Carlota Corredera en 'Sálvame', poniendo así fin al mediático distanciamiento con el colaborador. Hay que remontarse al verano para encontrar el origen de su conflicto, cuando Kiko regresaba de sus vacaciones cargando duramente contra el programa y la presentadora, por su férrea postura de defensa de Rocío Carrasco, algo que aseguraba había mermado seriamente la audiencia del magacín.

Aquella incendiaria intervención levantó muchas ampollas dentro del programa, sobre todo en la periodista, que no tardaba en responder al señalamiento que le hacía su compañero y amigo: "El origen de su cabreo no soy yo. Vamos a intentar no engañar más a la gente. No engañemos a la gente. Si Kiko Matamoros tiene problemas en su vida, en la productora, en sus finanzas, en sus emociones o lo que sea, te aseguro que no es mi responsabilidad".

"Yo no soy Rocío Carrasco. Otra cosa es que en algo en lo que yo considero que no existe el debate, porque no es una cuestión de pensamiento único, es que no hay debate, no se cuestiona a una víctima. La libertad de expresión tiene unos límites, y esos son los derechos humanos", sentenciaba con rotundidad Carlota por aquel entonces.

Esta contundencia no sentaba nada bien a Matamoros, que aseguraba que sus palabras también le habían provocado dolor, reconociendo por aquel entonces que había preferido no coincidir con ella. Reconocía no haber vetos, pero sí hablaba de una especie de pacto con el equipo: "No hemos pactado nada sobre esto, pero prefiero no coincidir hasta que tengamos una conversación sin interferencias con opiniones y criterios de gente que puede malinterpretar las cosas o no llegar a entenderlas".

Ahora, más de 90 días después, esa conversación por fin se ha producido, lo que ha posibilitado que los dos hayan podido verse de nuevo las caras en el plató de Telecinco: "Kiko y yo hemos tenido un periodo de reflexión, un cese temporal de la convivencia. Estábamos ahí viendo a ver quién llamaba al uno o quién llamaba al otro. Hemos hablado, hemos puesto nuestro contador a cero y vamos a seguir aquí sin ningún problema", desvelaba la presentadora, sellando la paz con el polemista con un simbólico choque de puños en directo.

Pero justo cuando estaban a punto de reiniciar el contador a cero, Carlota ponía sobre la mesa el último ataque de Kiko a 'Sálvame', ahora porque consideraba erróneamente que había cometido un delito contra su intimidad (algo por lo que pediría perdón y recularía posteriormente) al revelar una información. Ante esto, se revolvía volviendo a sacar a relucir el bajón de audiencia experimentado la tarde anterior. "Cada uno defiende su parcela y yo defiendo la mía, con la intimidad que creo que tengo que preservar", valoraba antes de ser interrumpido por Corredera: "Bueno, pero no hace falta atacar al programa. Empezamos ya con las audiencias.... que la última vez que yo estuve ya estábamos con las audiencias a vueltas", le afeaba la gallega.

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N. Costas

"Digo que la audiencia no fue la que yo esperaba que tuviéramos con los contenidos que teníamos, esperaba que iba a tener más morbo la historia", se explicó entonces Matamoros, una apreciación con la que parecía estar de acuerdo Kiko Hernández: "La audiencia estuvo un poco floja, pero creo que hoy vamos a subirla si cuentas toda la verdad de lo sucedido con tu novia", apostillaba, picando así a su compañero para destapar todo lo sucedido tras varias jornadas de especulaciones.

Con este pequeño envite ponían fin a este rifirrafe, con Carlota y Kiko tomando asiento para continuar el programa con total normalidad, dejando atrás de una vez por todas su cruce de reproches de los últimos meses. O al menos hasta que Rocío Carrasco vuelva a la palestra con la segunda temporada de su serie documental, donde se volverán a reabrir viejas heridas.