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Así revolucionará el mundo superconductor LK-99, si de verdad funciona
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Así revolucionará el mundo superconductor LK-99, si de verdad funciona

Si realmente se trata de un superconductor a temperatura ambiente y presión ambiental, la tecnología sería revolucionaria en aparatos electrónicos, transporte, medicina y más

Foto: Ordenador cuántico. (Peter Fedichev / Phys)
Ordenador cuántico. (Peter Fedichev / Phys)

El superconductor LK-99 creado por investigadores surcoreanos sigue teniendo a la comunidad científica patas arriba a la espera de nuevos tests que confirmen si funciona. Las primeras replicas del experimento invitan al optimismo, aunque aún es pronto para descorchar el champán. Un material así, capaz de transmitir energía a temperatura y presión ambiental sin encontrar resistencia, sería uno de los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas y revolucionaría campos como la medicina, la industria electrónica o la investigación científica.

Foto: Pibot, el robot piloto coreano. (KAIST)

Los investigadores afirman, en dos estudios que aún siguen en revisión, que la resistencia del LK-99, una estructura de apatita de plomo dopada con cobre, adquirió la superconductividad a una temperatura de 127 grados Celsius y a presión ambiental. También aseguran que se produjo levitación magnética parcial, una propiedad llamada el efecto Meissner, de los superconductores. Si estos resultados se confirman en experimentos en otros laboratorios estaríamos hablando de un descubrimiento digno del premio Nobel de Física con efectos directos en nuestras vidas.

Por qué el LK-99 sería una revolución

Cuando enviamos electricidad a través de un cable, parte de la energía se pierde debido a la resistencia del material, lo que provoca que el cable se caliente. Pero con un superconductor esto no ocurre ya que la electricidad fluye sin encontrar ningún obstáculo, permitiendo una eficiencia y transporte casi perfectos.

La principal dificultad de los superconductores actuales es que requieren de temperaturas extremadamente frías, normalmente inferiores a -100 grados Celsius. Esto significa que es necesario enfriarlos con helio líquido u otros métodos criogénicos, lo que resulta en sistemas costosos y voluminosos. Los superconductores ya existentes que sí conducen energía a temperatura ambiente necesitan presiones de unos 1,67 millones de atmósferas (atm), como referencia, la presión atmosférica a nivel del mar es de aproximadamente 1 atm.

placeholder El superconductor LK-99. (Wikipedia)
El superconductor LK-99. (Wikipedia)

Sin estos obstáculos, un material capaz de ofrecer propiedades superconductoras en condiciones se podría usar para fabricar dispositivos electrónicos super rápidos, reactores de fusión nuclear y en diferentes industrias como la aeroespacial o la medicina.

Energía ultrarrápida y barata

Principalmente, el LK-99 revolucionaría la generación y la transmisión de energía. Unas líneas eléctricas con resistencia cero transportarían 200 veces más corriente que un cable de cobre, pero sin calor ni pérdidas, a distancias más largas y con costes mucho menores. Si se creara un bucle con un superconductor y se hiciera pasar una carga por él, la carga circularía indefinidamente por ese bucle sin pérdidas. Esto significa que el LK-99 podría usarse para almacenar energía, lo que sería una gran ayuda en la industria de las energías renovables, como la solar y la eólica que necesitan una forma práctica y económica de acumular energía cuando no hay viento ni sol. Supondría baterías más ligeras, de carga más rápida y con mayor densidad energética.

placeholder Parte del prototipo Polaris de Helion Energy. (Reuters)
Parte del prototipo Polaris de Helion Energy. (Reuters)

La capacidad de los superconductores para generar campos magnéticos impulsaría la fusión nuclear y estaríamos más cerca del sueño de producir grandes cantidades de energía de una forma más barata, limpia y segura para el medio ambiente. Los reactores de fusión reducirían su tamaño, lo que los haría más prácticos y asequibles para el uso cotidiano. Aunque tal vez no se puedan utilizar para alimentar automóviles o iluminar hogares directamente, sí podrían ser lo suficientemente pequeños y baratos como para estar disponibles y transportarse fácilmente.

Misiones espaciales interplanetarias

Un material como el LK-99 podría mejorar significativamente las naves espaciales ampliando las capacidades de las misiones. Sondas planetarias con un superconductor a temperatura ambiente en su sistema de propulsión podrían llegar a planetas lejanos mucho más rápido y barato.

Con el desarrollo de baterías más ligeras y potentes, los vehículos eléctricos también podrían aprovechar estas mejoras tecnológicas para tener un mejor rendimiento y eficiencia. Lo veríamos especialmente en los trenes de levitación magnética, sin resistencia eléctrica ni pérdida de energía, serían mucho más económicos de operar y podrían alcanzar velocidades más altas. La tecnología se extendería cada vez más hasta que pudiéramos presenciar tranvías flotando por las calles, automóviles o patinetas voladoras al estilo de los hoverboards de Regreso al Futuro e incluso edificios que pudieran utilizar la levitación para mantener y sostener sus estructuras sin requerir energía adicional.

placeholder Un nuevo tipo de maglev que irá dentro de túneles de vacío. (CASIC)
Un nuevo tipo de maglev que irá dentro de túneles de vacío. (CASIC)

Ordenadores cuánticos accesibles

Los ordenadores podrían modificarse hasta volverse irreconocibles. Las CPU podrían construirse sin necesidad de sistemas de refrigeración ni fugas de corriente. Los ordenadores cuánticos saldrían del laboratorio al mercado, al no necesitar sistemas criogénicos de apoyo, podrían instalarse grandes cantidades de qubits (bits cuánticos que hacen las funciones de los transistores en los ordenadores convencionales) cerca unos de otros y enlazarse mediante conexiones digitales super rápidas, lo que aumentaría la potencia de cálculo y mejoraría el rendimiento. Veríamos avances sin precedentes en simulaciones complejas, análisis de datos y un aumento exponencial del poder de la inteligencia artificial.

Las instituciones de investigación podrían usar ordenadores superconductores para abordar problemas computacionales complejos, como la modelización del clima, el descubrimiento de fármacos y el análisis financiero, acelerando el progreso en diversos campos.

Resonancias magnéticas con aparatos de bolsillo

Los superconductores permitirían sensores más sensibles y pequeños. Lo que sería realmente útil en escáneres de resonancia magnética, transformándose en pequeños dispositivos portátiles accesibles para todo el mundo con imágenes más claras y detalladas para realizar evaluaciones médicas precisas.

placeholder Prueba de espejo criogénico del telescopio espacial James Webb. (NASA)
Prueba de espejo criogénico del telescopio espacial James Webb. (NASA)

Los sensores de cámaras y telescopios espaciales aumentarían radicalmente su potencia y se podrían producir en masa. Al reducirse su tamaño y su coste podríamos ver una explosión en la fabricación telescopios tan potentes como el James Webb, lo nos permitiría ampliar extraordinariamente nuestro conocimiento del cosmos.

El LK-99 aún debe mostrar pruebas sólidas y en caso de funcionar, para que su aplicación se pueda extender a todos los sectores tecnológicos, también deberá ser práctico. De momento, seguiremos a la espera de nuevas noticias y de los resultados de las réplicas del experimento que se están haciendo por todo el mundo. Pero, por ahora, habrá que conformarse con el puede ser.

El superconductor LK-99 creado por investigadores surcoreanos sigue teniendo a la comunidad científica patas arriba a la espera de nuevos tests que confirmen si funciona. Las primeras replicas del experimento invitan al optimismo, aunque aún es pronto para descorchar el champán. Un material así, capaz de transmitir energía a temperatura y presión ambiental sin encontrar resistencia, sería uno de los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas y revolucionaría campos como la medicina, la industria electrónica o la investigación científica.

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