España puede convertirse en una potencia de la producción de hidrógeno

Un nuevo estudio de la Agencia Internacional de Energías Renovables afirma que España puede llegar a estar entre los 15 primeros países del mundo en producción de hidrógeno verde y barato para el año 2050. En el más optimista de sus modelos, nuestro país produciría cada kilogramo de hidrógeno por debajo del dólar, un límite crucial para transformar los sectores industriales y de transporte a un coste asumible. Y como ya viene siendo habitual, China será la primera potencia.

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El informe de IRENA (las siglas de la agencia en inglés) afirma que el país mejor posicionado para fabricar y comercializar este combustible 100% verde es China, seguido de Chile, Marruecos, Colombia y Australia. Los chinos podrían llegar a un coste de sólo 0,65 dólares mientras que España llegaría a los 0,80 dólares, lo que nos dejaría en el decimoprimer lugar del ranking. En el modelo más pesimista, España superaría con creces la barrera del dólar por kilogramo.

Este estudio ha sido realizado atendiendo a criterios de disponibilidad de terreno para las instalaciones de fabricación — excluyendo zonas naturales protegidas y urbanas — así como el acceso a agua y energías renovables. Sin embargo, no cuenta con otros factores futuros, como los avances tecnológicos (que podrían disminuir el coste) o las acciones de los políticos y los empresarios del sector energético actual, que podrían aumentarlo.

Qué es el hidrógeno verde

En los últimos meses hemos visto grandes avances en la producción de hidrógeno que pueden reducir su coste de manera drástica. Un equipo de investigadores australianos, por ejemplo, han desarrollado un nuevo proceso que utiliza materiales mucho más baratos que los actuales, abriendo una nueva puerta a la producción de hidrógeno verde a gran escala.

Otro equipo norteamericano afirma haber dado con otro camino similar y científicos del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología han inventado un nuevo tipo de membrana que reduce drásticamente el coste de la producción a partir de agua, 3.000 veces más barato que las membranas actuales sólo en el coste del catalizador y el separador.

Independientemente del método utilizado, las dos características fundamentales del hidrógeno verde son la materia prima — el agua, ya sea dulce o salada, aunque esta última requiere de un tratamiento previo y un coste adicional — y la energía utilizada para dividir el líquido en oxígeno e hidrógeno. Esta última debe ser obligatoriamente renovable para que no haya emisiones de CO2 ni ninguna otra contaminación.

Eso no impide que las grandes multinacionales petroleras actuales nos quieran dar gato por liebre, vendiendo un hidrógeno fabricado a partir de hidrocarburos que es aún más contaminante que utilizar gasolina. Un hidrógeno sucio que lo único que pretende es asegurar la posición dominante del cartel petrolero y que no hace nada por el futuro de la humanidad y del planeta.

De las baterías al hidrógeno

El coche eléctrico de baterías también necesita desaparecer porque, aunque no produzca emisiones, el origen de su electricidad sí que las produce. De hecho, según un estudio de Volvo, el coche de baterías es significativamente más contaminante que el coche de combustión durante toda su vida a no ser que el coche eléctrico reciba toda su energía de fuentes renovables. Esto es algo imposible hoy en día y lo será durante años. El estudio afirma que construir un coche eléctrico — principalmente por culpa de las baterías — contamina un 70% más que el mismo modelo de gasolina y que, sin energía renovable para compensar ese coste adicional, su teórica ventaja verde se elimina casi por completo o directamente no existe.

Incluso el propio Elon Musk admitió en un momento de rara honradez que la industria del coche eléctrico es inviable si no desarrollan antes nuevas baterías que eliminen la dependencia de metales escasos y tóxicos como el litio, que se agotará en 2040 al ritmo de fabricación actual. Las nuevas baterías — incluyendo las que patenta la propia Tesla — son ahora mismo una quimera lejos de convertirse en realidad industrial.

La otra parte de esta cruda realidad es que el coche de hidrógeno todavía no está listo para su estreno. La razón es la falta de red de distribución comercial del combustible y un método para producir hidrógeno 100% verde más barato que la gasolina. Son dos factores que se están solucionando a pasos agigantados pero que, como apunta el estudio, todavía no se han resuelto. Parece que lo lógico sería invertir en vencer estos retos en vez de luchar contra las leyes de la física y fantasear con baterías mágicas que no terminan de salir del laboratorio.

Es lamentale que el mercado y los políticos de la Unión Europea y España apuesten por lo fácil a pesar de las claras deficiencias y su coste real ambiental a corto, medio y largo plazo. Como sucedió con la adopción del petróleo o la cancelación de las centrales nucleares, estamos otra vez desnudando a un santo para vestir a otro.

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