Elon Musk trabaja en una batería para evitar el fin del coche eléctrico
El fundador de Tesla quiere dejar de utilizar el litio por su escasez mientras la invasión rusa de Ucrania pone de relieve la dependencia occidental de países rivales
Elon Musk afirma estar trabajando en una nueva batería que utiliza manganeso para solucionar la actual crisis de materias primas que atenaza a la industria. Una crisis inevitable por las escasas reservas de estos materiales en la Tierra. El aumento de la fabricación de coches eléctricos ha disparado los precios en los mercados internacionales, que se ha acelerado aún más por la invasión rusa de Ucrania.
Musk admitió el pasado martes — durante la inauguración oficial de la fábrica de Tesla en Berlín — que es imposible que el coche eléctrico siga su camino sin que se cambie la tecnología de baterías. Según el CEO de Tesla y SpaceX, se necesitan 300 teravatios-hora en producción de células de batería para poder realizar una transición. Aunque obviamente su plan se olvida de otras soluciones más lógicas y mucho menos contaminantes — como los motores de hidrógeno — Musk tiene razón cuando dice que es imposible continuar por este camino de crecimiento sin encontrar antes una alternativa sólida a las baterías actuales que garantice la producción.
La crisis ya está aquí
Como apunta en su diálogo con los trabajadores de sus Gigafactory alemana — sobre estas líneas — cree que “hay potencial interesante en el manganeso”, un metal de los elementos de transición que, al contrario que el litio, es muy común en la Tierra. Se estima que hay 1.500 millones de toneladas de manganeso en el mundo contra 73 millones de toneladas de litio.
La estimación es que haya un déficit de 5.000 toneladas en 2022 y los expertos aseguran que necesitaremos 20 veces el nivel de producción actual durante los próximos 10 años. En 2040 no habrá más litio que extraer y — aunque reciclemos absolutamente todas las baterías de litio del mundo mientras seguimos excavando o extrayéndolo de sales diluidas en la Tierra con un alto coste contaminante — sólo llegaríamos al 2100 antes de la crisis.
Además de la escasez de éste y otros materiales necesarios para las baterías, la invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las potencias occidentales en la producción de bienes de consumo. El litio viene en gran parte de China. Rusia también es uno de los grandes productores y — como señala el New York Times — Ucrania parece tener una de las grandes reservas de este preciado metal.
Rusia también domina la producción de otro metal fundamental en las baterías: el níquel. una compañía rusa es responsable del 20% de la producción mundial de níquel de gran pureza clase 1, un material fundamental para la fabricación de baterías de coches eléctricos. Sin níquel de esta clase, no hay coche eléctrico. En consecuencia, las represalias occidentales impuestas al país invasor han disparado su precio en los mercados internacionales: un salto de más del 30% solo en el día de ayer, lo que representa un nuevo récord sin precedentes. Se calcula que Rusia tiene el 10% de todo el níquel de mundo, un metal que también es muy escaso, con sólo 89 millones de toneladas.
No hace falta recalcar que el efecto de la geopolítica tiene en estos nuevos metales que se han convertido en el nuevo petróleo, el combustible fósil que nos ha arrastrado de una crisis a otra desde la segunda mitad del siglo XX y que Putin ahora utiliza junto con el gas para presionar a Europa. Como señala la analista de la industria del automóvil Lauren Fix, “contar con tus enemigos para que te suministren materiales críticos nunca te beneficia. Tienen la capacidad de controlar el precio que pagas y pueden hacer que sea más difícil para ti obtener suministro para cumplir tus objetivos".
La nueva (?) batería de Musk
Musk dice que “a gran escala, necesitamos decenas, tal vez cientos de millones de toneladas en última instancia. Por lo tanto, los materiales utilizados para producir estas baterías a gran escala deben ser materiales comunes o no se pueden escalar". Para que la industria — y el planeta — sobreviva, afirma, hay que encontrar alternativas.
El problema está en que nadie sabe nada sobre esta nueva batería en la que Tesla está trabajando desde 2020. No hay ningún detalle. Y el resto de baterías que están intentando poner en marcha otras compañías y laboratorios en el mundo están en pañales o en pruebas, lejos de la fabricación industrial a la escala que necesitamos para sostener los vehículos con baterías.
Ya existen baterías que utilizan manganeso. El uso de este material no es nada nuevo y, como siempre cuando habla Musk, hay que asumir que una gran parte de lo que dice es exageración, otra parte mentira y, dentro de todo ello, hay alguna perla de verdad.
El mismo Musk no sabe poner fecha a esta tecnología, limitándose a decir que, por el momento, imagina “se centrará en la química a base de níquel para vehículos de mayor alcance y fosfato de hierro para vehículos de menor alcance”. Obviamente, como apunto arriba, lo primero no ayuda porque el níquel está en gran parte en manos rusas. El mágico grafeno tampoco es una solución porque los chinos lo tienen totalmente sus manos: de un 70 al 80% de la producción mundial de grafito se produce en China. De hecho, el 100% del grafito natural usado en la baterías de ión de litio viene de China.
Fin de trayecto
Ya lo he dicho en muchas otras ocasiones, pero quizás la clave aquí está en que el coche de baterías no es la solución: la gran sensibilidad a los precios de las materias primas del coche eléctrico de baterías es una nueva prueba de que no son la solución para nuestras necesidades de transporte limpio, barato y eficiente. O cambiamos de filosofía en el desarrollo de estos vehículos o llegaremos al fin del camino antes de lo que nadie pensaba. Y la única alternativa actual son los vehículos eléctricos de hidrógeno, que en los últimos años ha sufrido una evolución espectacular que lo aproxima día a día al precio de los combustibles fósiles y al objetivo de la contaminación cero.
Elon Musk afirma estar trabajando en una nueva batería que utiliza manganeso para solucionar la actual crisis de materias primas que atenaza a la industria. Una crisis inevitable por las escasas reservas de estos materiales en la Tierra. El aumento de la fabricación de coches eléctricos ha disparado los precios en los mercados internacionales, que se ha acelerado aún más por la invasión rusa de Ucrania.