Rusia detiene los lanzamientos de satélites europeos

Después de amenazar veladamente con dejar caer la Estación Espacial Internacional sobre nuestras cabezas, el dirigente de Roscosmos, Dmitry Rogozin, ha comenzado a ejecutar su lista de represalias a las sanciones europeas y americanas. Ha ordenado detener todos los lanzamientos de satélites europeos en cohetes Soyuz y ha expulsado a la NASA de su misión conjunta a Venus.

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Jesús Díaz

Como apunta Space.com, la agencia espacial rusa ha anunciado la primera medida en Twitter reproduciendo la orden de Rogozin: “En respuesta a las sanciones de la UE contra nuestras empresas, Roscosmos suspende la cooperación con socios europeos en la organización de lanzamientos espaciales desde el cosmódromo de Kourou, retirando a su personal, incluido el equipo de lanzamiento consolidado, de la Guayana Francesa”.

La primera víctima será el lanzamiento de dos satélites del sistema de posicionamiento global Galileo, que iban a despegar en el mes de abril sobre un Soyuz desde la base espacial europea en Sudamérica. Roscosmos y el consorcio espacial Arianespace han realizado lanzamientos en Soyuz tanto desde las instalaciones espaciales europeas en la Guayana Francesa como del cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. Según Roscosmos, las empresas rusas tienen ahora mismo a 87 técnicos en la Guayana Francesa, pero todavía “no tienen resuelta la cuestión de su salida”.

Respuesta europea

La medida rusa llega después de que EEUU pusiera a las empresas aeroespaciales rusas en su lista negra, que prohíbe el comercio con cualquier compañía americana, y las sanciones económicas europeas. Europa también ha prohibido que cualquier aeronave rusa vuele sobre su espacio aéreo, pero no está claro si esta medida incluye a los cohetes Soyuz, que están comprados por Arianespace.

La orden de Rogozin parece una respuesta sin efecto real. Las medidas de Occidente hubieran impedido estos lanzamientos de forma efectiva al cancelar cualquier tipo de pagos a estas empresas rusas.

Europa no le ha dado importancia, respondiendo rápidamente en boca de Thierry Breton, el comisario europeo para el espacio: "Confirmo que esta decisión no tiene consecuencias para la continuidad y calidad de los servicios Galileo y Copérnico. Esta decisión tampoco pone en riesgo el desarrollo continuo de estas infraestructuras".

La medida de la cancelación de los Soyuz para compañías e instituciones europeas también afecta a las misiones a la Estación Espacial Internacional y la misión EXOMars, que era una misión conjunta entre la ESA y Roscosmos para lanzar y operar un 'rover' diseñado principalmente para buscar evidencia de vida en Marte. Según el director de la ESA, Josef Aschbacher, seguirán trabajando con normalidad en EXOMars a pesar de la medida rusa mientras observan lo que pasa en Ucrania. Es de suponer que tanto la ESA como EEUU tengan que reemplazar vuelos a la ISS con otros cohetes, probablemente de SpaceX y su nave de carga Dragon.

¿Represalias contra los Estados Unidos?

Los Estados Unidos también han sido objeto de la ira de Rogozin, aunque las medidas de la Administración Biden tengan el mismo efecto que las supuestas represalias rusas. Roscosmos reproducía en un tuit otra orden de Rogozin que afecta a la próxima misión rusa a Venus. Esta nueva sonda contaba con la colaboración de la NASA. “En el contexto de la introducción de sanciones nuevas y la preservación de sanciones impuestas anteriormente, considero inapropiada la participación continua de los Estados Unidos en el proyecto ruso para el desarrollo y la creación de una estación interplanetaria Venera-D”, afirmó Rogozin.

La ironía es que Rusia está perdiendo más que nadie en todo esto. Por una parte, la Venera-D necesitaba de la colaboración y los dólares de la NASA. Por otra, el complejo aeroespacial ruso tiene serios problemas económicos motivados por la mala gestión, la corrupción rampante denunciada por sus propios ingenieros y una tecnología obsoleta de la época soviética. Según los expertos aeroespaciales, el antaño seguro programa espacial ruso ha sufrido un grave deterioro porque los rusos ya no cuentan con los técnicos de la época soviética. Estos últimos se conocían todos los secretos para mantener estos antiguos sistemas en funcionamiento, pero las nuevas generaciones no adquirieron este conocimiento de sus antecesores. Además, los grandes ingenieros rusos han abandonado sus malpagados puestos de trabajo para irse a la lucrativa industria armamentística rusa u otros países, incluyendo EEUU.

El resultado de esta decadencia es que los incidentes fatales o graves se han disparado en las últimas décadas. Según la Planetary Society —una organización no gubernamental dedicada al seguimiento y fomento de la exploración espacial con fines científicos—, de 2011 a 2016 los rusos tuvieron 15 problemas graves en sus cohetes que acabaron en la destrucción o inutilización de satélites y naves de carga. Otros problemas afectaron a las operaciones internacionales, como cuando la ISS comenzó a perder oxígeno por un agujero en una nave Soyuz MS-09 conectada a la estación. Inicialmente —informó la agencia rusa de noticias RIA Novosti—, fue causado por un trabajador de RSC Energia.

Esta vez, el lenguaje de las medidas de Rogozin no es tan ominoso como sus amenazas sobre la ISS —neutralizadas por las declaraciones de Elon Musk sobre un posible papel de SpaceX para mantener la ISS en órbita—, pero es un paso más en la escalada de tensión que está afectando a la colaboración espacial entre Rusia y el resto de potencias mundiales.