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La tesis doctoral colectiva del cirujano que opera de la vista en el barrio de Salamanca
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PRESUNTO FRAUDE ACADÉMICO

La tesis doctoral colectiva del cirujano que opera de la vista en el barrio de Salamanca

Varios extrabajadores de una prestigiosa clínica destapan al hijo del fundador del centro por obligarles a trabajar en su tesis. La Universidad Autónoma del Madrid está investigando el caso

Foto: Ilustración: Pablo López Learte. (EC Diseño)
Ilustración: Pablo López Learte. (EC Diseño)

Nuño llegó una mañana de enero de 2020 a su nuevo trabajo en una clínica oftalmológica situada en pleno barrio de Salamanca. El centro, fundado hace más de 30 años, figura habitualmente en la lista de los más prestigiosos de España. Operan allí cerca de una veintena de cirujanos, comandados por el fundador y sus dos hijos, en quienes recae la ímproba tarea de continuar con el exitoso negocio familiar.

Nuño había encontrado la oferta en Infojobs. No había trabajado nunca en el campo de la visión, pero en la clínica demandaban a alguien con conocimientos en estadística y algo de sociología, por lo que pensó que su perfil podía adaptarse a sus nuevas labores. Poco antes del estado de alarma, saldría de la clínica para no volver.

Foto: José Daniel Barquero Cabrero (i), Adolfo Sánchez Burón (c) y Alfredo Rocafort Nicolau.
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En esos dos meses de empleo, tuvo tiempo de recopilar evidencias suficientes de que la tesis doctoral del hijo del fundador, al que llamaremos Alfonso, podría ser un doble fraude académico: en primer lugar, un grupo de trabajadores de la clínica, entre los que se encontraba el propio Nuño, habían sido los encargados de redactar parte de la tesis en lugar del cirujano, y en segundo, el documento parecía contener información plagiada y datos manipulados. Sin embargo, no fue el único en hacer lo mismo. A día de hoy, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) mantiene paralizada la defensa de la tesis a tenor de las denuncias de autoría colectiva, manipulación o plagio recogidas por Nuño y otros antiguos empleados, que tras salir de la clínica se dedicaron a recopilar toda la información acerca del presunto crimen académico que habían presenciado y mandarla a la universidad.

Tras acceder a la denuncia presentada en la UAM, El Confidencial pudo contactar con varios extrabajadores —aunque estable en la parte médica, la clínica tiene una alta rotación en su parte administrativa: en los últimos dos años más de 40 personas han entrado y salido de plantilla— que confirman la versión de Nuño. Todos ellos, independientemente de su función dentro de la clínica oftalmológica, afirman que hicieron algún tipo de trabajo editorial o intelectual para la tesis del cirujano Alfonso.

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Eso sí, aclaran que el escándalo es solo académico y no afecta en ningún caso a la calidad de los servicios prestados en la clínica. "Los médicos y cirujanos son todos excelentes", dice A.C, que salió de allí en 2019. "El problema es que te pusieran a trabajar en la tesis de Alfonso". Por su parte, A. salió de plantilla a comienzos de 2020 y opina que "Alfonso es un muy buen cirujano, tiene unas manitas de oro porque todos los pacientes que han pasado por sus manos han quedado bien, pero es un hombre muy mundano", explica. "Su objetivo fundamental era ser alguien en el mundo de la academia para que las empresas farmacéuticas lo considerasen a la hora de probar nuevos productos: era una aspiración de estatus más que de ser alguien reputado académicamente".

Durante su estancia en la clínica, todos estos extrabajadores relatan haber vivido muchos días de trabajo colectivo para confeccionar la tesis. Tras su salida, lo cambiaron por noches de trabajo en común para descubrir la profundidad del fraude doctoral que denuncian. Hoy argumentan que en ningún caso les movió una 'vendetta' laboral. Algunos de ellos habían realizado doctorados ellos mismos, dentro y fuera de España, pasaron años escribiendo sus tesis y no podían tolerar el hecho de que alguien obtuviera ese mismo premio sin apenas esfuerzo. "Yo lo llamaría integridad y ética en la investigación científica y la práctica médica", indica Nuño. "Sobre el papel, todo investigador tiene la obligación de reportar prácticas fraudulentas como las que realizó Alfonso: otra cosa es que pocas veces termine pasando".

Este periódico ha tratado —sin éxito— de obtener la versión del cirujano y de la clínica en varias ocasiones entre los meses de diciembre de 2020 y abril de 2021.

Cuando tu jefe te obliga a escribir su tesis

En su primera entrevista de trabajo con el director general de la clínica, este preguntó a Nuño por su experiencia redactando y publicando artículos científicos. Su cometido sería, nada menos, que encargarse de supervisar el área de investigación de la clínica. La tarea había recaído previamente en un optometrista y un sociólogo con los que, al parecer, la experiencia no había resultado muy satisfactoria. En un momento dado, pronunció una frase que a Nuño le resultó inquietante.

—En este momento, la prioridad es sacar la tesis doctoral de Alfonso.

El futuro empleado de la clínica inquirió alguna explicación adicional sobre por qué algo tan personal como la escritura de una tesis podía ser una prioridad para el área de investigación de la clínica.

"Me indicó que Alfonso tenía terminada su tesis doctoral, pero que antes de entregarla quería estar seguro de que todas las referencias se habían citado correctamente", recuerda Nuño. "En concreto aludió a las noticias de plagio de la tesis del presidente Pedro Sánchez como justificación. Por ese motivo, me indicó que algunos trabajadores de la clínica estaban ayudando en esas tareas de la tesis".

Ante su estupefacción, el directivo se apresuró a tranquilizarle asegurándole que ese tema estaba ya solucionado.

"Aludió a las noticias de plagio de la tesis de Pedro Sánchez como justificación"

Su segunda entrevista fue con el propio Alfonso. El cirujano e hijo del fundador se interesó por su manejo de aplicaciones estadísticas, labores de redacción o la publicación de artículos científicos de Nuño. "Mencionó que dentro de la clínica tenían un par de proyectos estancados que necesitaban sacar adelante y publicar, pero que además buscaban una persona que aportara nuevas ideas y perspectivas al área de investigación", recuerda, "en ningún momento nadie me dijo que tendría que encargarme de la tesis doctoral".

Ya el primer día de trabajo, le pasaron una copia del famoso documento. Le pidieron que lo leyera para que se hiciera una idea de las distintas técnicas y enfoques usados en investigación oftalmológica, también solicitaron su opinión sobre la misma.

El documento y sus problemas

La tesis consistía en la versión extendida de un estudio realizado a 160 pacientes, a los que se habían implantado varios modelos de lentes intraoculares tras operarles de cataratas y, seis meses más tarde, se les habían hecho pruebas optométricas para evaluar su calidad visual mediante diferentes indicadores. El artículo fue publicado por el cirujano en 2019 en el 'Journal of Cataract and Refractive Surgery' junto a su padre, su hermana y su director de tesis, Ignacio Jiménez Alfaro, profesor titular en la UAM y jefe del servicio de oftalmología de la Fundación Jiménez Díaz.

Nuño le expresó al cirujano ciertas dudas en relación a algunos aspectos formales y metodológicos de la tesis. Por ejemplo, le sorprendió cómo había logrado que todos los participantes hubiesen aceptado participar en el estudio a los seis meses de la intervención. "En un primer momento me llamó mucho la atención que ningún participante hubiera decidido no continuar en el estudio, algo normal en investigación clínica". Según Nuño, al preguntar al cirujano al respecto, este le indicó que, efectivamente, en las pruebas de los seis meses el número de participantes había sido menor que la muestra inicial, pero que habían realizado una imputación de datos. "Cuando le pregunté sobre qué técnica de imputación se había realizado y por qué esa información no estaba detallada en la tesis, Alfonso simplemente dio un par de respuestas poco específicas y concluyó que no pasaba nada, que todo estaba bien", recuerda. "Personalmente, fue en ese momento cuando comencé a tener dudas con la tesis doctoral".

En un principio, las funciones que Nuño tenía en la clínica estaban centradas en revisar y analizar bases de datos de un proyecto sobre ambliopía —pérdida de la agudeza visual, como la que se produce en el llamado 'ojo vago' de los niños— que ya estaba realizado, analizar datos de pupilometrías de pacientes de la clínica o elaborar estadísticas internas. Pero a finales de enero, 15 días después de incorporarse, algo cambió y, según afirma, su única función pasó a ser trabajar al 100% en la tesis doctoral.

placeholder Así se reparte el trabajo al subcontratar una tesis doctoral. (EC)
Así se reparte el trabajo al subcontratar una tesis doctoral. (EC)

El cirujano le reunió en una sala con otras cuatro personas y comenzó a exponerles que la introducción de la tesis no le gustaba y que era necesario rehacerla. "Había elaborado un índice con las diferentes secciones que él quería incluir y empezó a repartirlas entre los presentes", recuerda. Cuenta el denunciante que los trabajadores preguntaron el motivo de todo aquello y pronto lo entendieron. Este pensaba que el plazo límite para depositar el legajo era abril de 2020, pero alguien en la universidad le había recordado recientemente que su 'deadline' era realmente a finales de febrero, cuando se cumplía el plazo extraordinario que le habían dado para presentar su tesis doctoral. El tiempo corría en su contra y él necesitaba que el documento estuviera listo.

Los trabajadores preguntaron si debían dejar de hacer el trabajo para el que los habían contratado en la clínica y centrarse exclusivamente en la tesis. "Alfonso literalmente indicó que era lo que había y que, si no, ya sabíamos dónde estaba la puerta", recuerda el exempleado, que a partir de aquel día se puso un doble objetivo: en horas de oficina trabajaría a regañadientes en la dichosa tesis a la vez que desde casa se esforzaba por destaparlo todo sobre la verdadera autoría de la misma.

Tirando del hilo hacia atrás

Durante el siguiente mes, el denunciante afirma que cinco personas se emplearon a tiempo completo en aquella tesis. Una vez por semana, Alfonso se reunía con ellos y les explicaba qué tareas les encomendaba para a cada uno para terminar su proyecto doctoral. Según Nuño estos trabajos no solo incluían escribir la introducción o revisar la estadística o la base de datos, sino también labores administrativas: presentar documentos en la universidad, pedir presupuestos de imprenta o incluso elaborar la portada de la tesis e imprimir las copias en una copistería. Una externalización casi total, aunque si uno quería preservar la discreción —algo aconsejable al subcontratar una tesis doctoral— la estrategia tenía sus riesgos.

Por el camino quedó un buen puñado de pruebas: pantallazos de reuniones en Meets o conversaciones grupales en WhatsApp tomadas por varios de estos exempleados donde se evidenciaba el carácter colectivo e impuesto de los trabajos de confección de la tesis del cirujano objeto de denuncia.

placeholder El cirujano encarga trabajos acerca de su tesis a un empleado. (EC)
El cirujano encarga trabajos acerca de su tesis a un empleado. (EC)

En ese periodo, Nuño también percibió que su empleador adolecía de conocimientos metodológicos y estadísticos como para haber analizado por sí mismo algunos datos de su trabajo, probablemente el motivo por el cual los habían contratado. "Alfonso nos mandó hacerle unas diapositivas que explicaran paso por paso y de forma muy sencilla y detallada los resultados de la tesis", recuerda. "Nos decía que no entendía nada de estadística y quería estar preparado cuando tuviera que hacer la defensa". En este momento comenzó a pensar que debía haber habido otras personas implicadas en el pasado, antes que él, que hubieran elaborado esos textos.

Ahí fue cuando comenzó a preguntar y logró dar con otros extrabajadores con los que ni siquiera había coincidido. Pronto pudo confirmar que él y sus cuatro compañeros no eran los primeros en trabajar en aquella tesis doctoral, ¿pero cuánto tiempo llevaba en marcha aquel babélico tratado de oftalmología que parecía tener tantos autores como el Pentateuco? Entonces se acordó de aquel archivo de Word en el que le remitieron la tesis por primera vez. Pulsó botón derecho y buscó las propiedades del archivo.

¿Cuánto tiempo llevaba en marcha aquel babélico tratado de oftalmología que parecía tener tantos autores como el Pentateuco?

La creación del documento se remontaba a tres años antes, mediados de 2017, y quien figuraba como creador del mismo no era Alfonso, sino un optometrista que actualmente es profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid y que ha solicitado no aparecer con su nombre y apellidos en este reportaje. En las propiedades de aquel documento no solo figuraba como creador, sino también como la última persona que lo modificó. El Confidencial se puso en contacto con esta persona, quien ha negado que la tesis fuera suya, posibilidad con la que Nuño y otros extrabajadores especulaban seriamente. El profesor nos confesó que simplemente había realizado, a petición del autor, la revisión de un fragmento de la tesis en cuyo ámbito era experto. Añade que es un pequeño intercambio de favores habitual en un campo, el de la cirugía oftalmológica, en el que en España se conocen todos ya que suelen coincidir en congresos y actos similares.

Sin embargo, aunque comunes en el mundo investigación científica, estas colaboraciones suelen quedar reflejadas en forma de agradecimientos —o coautorías— al principio o final de los artículos. En este caso, ni el nombre de este profesor ni ningún otro aparecen reflejados en la tesis doctoral o el artículo original.

Talento subcontratado

La versión que el profesor de la Complutense ofreció a este periódico no coincide, sin embargo, con la de un antiguo trabajador de la clínica, que relata haber estado involucrado en la tesis durante casi todo el año 2019 y que salió de allí meses antes de que Nuño llegara. "Para que te hagas una idea, en el curso natural de 2019 fueron 32 personas las que salieron y entraron de la empresa, que en total tendrá 40 o 50 trabajadores", explica a El Confidencial. "Estuve 11 meses, era de los más longevos".

A él también le dijeron que entraría a formar parte de un departamento de investigación. Apenas una semana después de estar trabajando allí tuvo su primer contacto con la famosa tesis y fue convocado a la 4ª planta, la que acoge la parte administrativa de la clínica. "Se nos dijo que pasaba a ser responsabilidad nuestra que la tesis se publicara ese año", recuerda este empleado, cuya especialidad era la estadística y el análisis de resultados electorales. "Aquello me desbordaba: ya no es que quisiera hacerlo o no, sino que no sabría".

El texto "se notaba que había pasado por muchas manos y contenía hasta insultos de por medio", explica. "Ahí ya me imaginé que detrás no hay nada bueno". ¿Insultos? "Sí, sí. 'La puta de no sé qué' escrito por el medio y cosas así. No sé si para delatar o simplemente para tocar los huevos porque habían acabado enfadados".

placeholder Fragmento de la tesis de AMDCL que contiene la expresión 'la puta del faco'. (EC)
Fragmento de la tesis de AMDCL que contiene la expresión 'la puta del faco'. (EC)

En efecto, en una de las versiones que El Confidencial pudo cotejar aparece 'la puta del faco', donde 'faco' es jerga oftalmológica para facoemulsificación, una técnica para operar cataratas.

A., que trabajó en la clínica hasta el año pasado, confirma que algunos de los 'editores' forzosos de la tesis del cirujano habían intentado boicotear el trabajo introduciendo adrede insultos o párrafos 'cortapegados' de internet y mal referenciados, con la intención de que fuesen detectados con cualquier 'software' antiplagio. En el entorno universitario, donde los trabajos de los alumnos pasan por programas como Turnitin o Unicheck antes de ser evaluados, tienen la línea roja en torno al 8% de similitud, por encima de ese porcentaje ya es sospechoso, aunque indican que es necesario evaluar caso por caso.

En la versión final de la tesis del cirujano habría partes muy por encima de ese porcentaje. Según consta en la denuncia presentada a la universidad, la subsección de 'Biometría Ocular' tiene un 32,8% de similitud con la página web de Clínicas Novovisión, la subsección 'Test de Función de Sensibilidad al Contraste' tiene una similitud del 21% con estos apuntes de la argentina Universidad Nacional del Sur. Otras muchas partes superan el 12% de similitud.

Para el denunciante aquello encajaba a la hora de explicar que, al año siguiente, Alfonso encargara al nuevo grupo de empleados en el que se encontraba Nuño reescribir toda la introducción a la tesis, precisamente la parte donde el 'patchwork' resultaba más evidente. De una extensión inicial de cuarenta páginas, finalmente esta introducción acabó superando las 100 páginas y alejándose del objeto de estudio para transformarse en una especie de tratado sobre el origen y evolución de las técnicas de oftalmología modernas.

placeholder Grupo de trabajo al que se iban subiendo distintas versiones de la tesis. (EC)
Grupo de trabajo al que se iban subiendo distintas versiones de la tesis. (EC)

"Al cabo de dos semanas me subieron a una especie de grupo de trabajo, mi función fue la de leer la tesis ya terminada; estaba todo muy avanzado y básicamente se trataba de manejar las erratas, bibliografía…", prosigue. "Imagínate, hacer algo así en un trabajo realizado por veinte personas era un caos, aquí dices esto y no cuadra con lo otro… yo ya le dije a un compañero que yo podía leerla y decir qué me parecía, pero que yo no pensaba escribir nada. Me parece increíble, yo el primer día que me metieron en esto no sabía nada, me dejaron ahí solo y flipaba".

Con respecto al resto de la tesis, A.C. cuenta que le encargaron revisar los resultados que estaban escritos desde el año anterior y ahí es cuando se dio cuenta de que había algo extraño con los datos. "La base de datos no coincidía con los resultados que estaban en la tesis". Ahí fue cuando le dijeron que de esa parte se había encargado el citado profesor de la Complutense. "Tuve varias reuniones con él, pero en cuanto se sacó la plaza de titular en la universidad se olvidó de todo y no quiso saber nada de la clínica".

A.C. terminó de confirmar el engaño denunciado ante la UAM cuando intentó replicar las pruebas que se hicieron en el proyecto de la tesis. "La clínica no tenía los medios: por ejemplo, en la tesis se indicaba que 'tal indicador se había medido con tal pantalla utilizando estos optotipos', que son las medidas de optometría, pero en la clínica no existía esa pantalla en cuestión", dice este exempleado, que hoy trabaja como funcionario. "Después de mucho rascar ya alguien me dijo 'mira, pareces tonto, ¿no ves que está todo inventado?"

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A una conclusión similar llegó Nuño al hacer sus propias indagaciones. "Crucé la base de datos del estudio con la fecha de las operaciones de cataratas, y me di cuenta de que casi el 40% de las operaciones contenidas en el estudio —y por tanto en la tesis— fueron realizadas antes de que este hubiera sido aprobado por el comité de ética de la Fundación Jiménez Díaz", señala el extrabajador. "Este tema lo traté con Alfonso en varias ocasiones. Él estaba convencido de que la cláusula que incluían en los consentimientos para cirugías para autorizar el uso de los datos clínicos era suficiente. No llegaba a entender que para realizar pruebas que no entran en la práctica clínica habitual, como era el caso, los participantes debían ser debidamente informados mediante un consentimiento en donde se explicara la naturaleza, riesgos y objetivos de dichas pruebas. Tras ir detrás de Alfonso sin recibir una aclaración al respecto empecé a pensar que los consentimientos para el estudio no existían y que quizás los participantes ni llegaron a saber que estaban participando en un estudio".

Llega a la universidad

Según consta en la denuncia, el 20 de febrero del año pasado, uno de los miembros de aquel grupo de trabajo —ni siquiera el propio autor— se dirigió a entregar la tesis al campus de Cantoblanco, sede de la UAM. Por aquel entonces, Nuño ya estaba decidido a dejar su empleo en la clínica, algo que hizo el día antes de que se decretara el Estado de Alarma: 13 de marzo de 2020. Sus relaciones con los responsables de la clínica estaban muy deterioradas, según su versión, porque les obligaron a trabajar en la tesis hasta altas horas de la noche y él se negó.

"Tras mi salida de la clínica tenía claro que después de haber sido testigo de tantas irregularidades con la tesis doctoral que tenía que hacer algo al respecto", explica.

El plan inicial de Nuño era simplemente exponer las inconsistencias que había encontrado en el artículo a la revista científica que lo publicó. Al estar basada la tesis en el artículo, si este era retirado por la revista, el doctorado del cirujano tendría que ser interrumpido. Contactó con la editora de la revista, con sede en Fairfax, Virginia (EEUU) y le hizo llegar sus sospechas. La tesis tiene que estar depositada durante tres meses antes de que el tribunal sea convocado para su defensa, por lo que esperaba que la investigación de la revista pudiera haber concluido para entonces. Al no obtener noticias, optó por lanzar un segundo torpedo contra la tesis, esta vez dirigido directamente a la Escuela de Doctorado de la UAM.

placeholder Campus de la UAM en Cantoblanco. (EC)
Campus de la UAM en Cantoblanco. (EC)

Una vez finalizado el confinamiento a finales de mayo de 2020, Nuño fue e interpuso una denuncia contra la tesis. Esta incluía el minucioso relato de su experiencia en la clínica además de pruebas que apuntaban a que los resultados de la tesis podían haber sido manipulados, que existían discrepancias en la selección de participantes o en los consentimientos informados o capturas de pantallas donde los trabajadores eran organizados para coordinar las tareas de redacción de la tesis que la Comisión Académica tenía en esos momentos entre manos.

Supuestamente, la denuncia era anónima, pero el cirujano supo inmediatamente de quién se trataba. "El viernes 12 de junio de 2020, Alfonso recibió una notificación de que se había paralizado la defensa de la tesis por una denuncia. Ese mismo día se presentó en la universidad acompañado por el jefe de recursos humanos de la clínica", explica Nuño. "No sé con quién habló o de qué hilos tiró, pero ese mismo día le dijeron que yo había sido la persona que había puesto la denuncia. La filtración no fue protocolaria porque en el correo electrónico original que le enviaron mi nombre no aparecía. Ya me avisaron otras personas de que esto podía pasar".

Un año más tarde, la tesis del cirujano sigue congelada en algún cajón

Desde aquel momento, se vivieron unas semanas de importante tensión. "Alfonso utilizó a algunos trabajadores de la clínica para que me llamaran y me convencieran para que retirara la denuncia. Era una situación un tanto surrealista, porque sabía de antemano que me iban a llamar, igual que sabía que todo lo que me decían estaba guionizado". Según el extrabajador, estos mensajes cesaron al cabo de un par de semanas. "Me había cubierto las espaldas contactando con una abogada especializada en derecho de la propiedad intelectual, que me comentó que sin una cláusula de confidencialidad la posible denuncia que me pudieran interponer contra mí no llegaría a ningún lado, mucho menos si era para denunciar una irregularidad", dice el ex empleado y más tarde urdidor. "A día de hoy no he recibido noticia de los abogados".

Los meses pasaron, y el 30 de octubre de 2020 recibió una notificación del comité de ética de la UAM en el que se le indicaba que habían estudiado sus pruebas y que, basándose en las mismas y en las alegaciones presentadas por el cirujano, no veían indicios para continuar con la suspensión cautelar de la tesis a menos que tuviera otras alegaciones que aportar al proceso. Así lo hizo y, casi un año más tarde, la tesis del cirujano sigue congelada en algún cajón de la Facultad de Medicina.

Punto de partido

Los extrabajadores son pesimistas. No han vuelto a tener noticias y creen que, pese a sus denuedos, el cirujano acabará obteniendo su ansiado doctorado. Sin embargo, fuentes de la universidad cercanas al proceso creen que el desenlace no está nada claro. "Lleva un año parada y hasta que no se aporten pruebas satisfactorias a su favor puede seguir así 10 años más", apuntan.

Estas fuentes explican frente a un café que el caso relatado a lo largo de este reportaje es absolutamente único e inaudito entre los 700 aspirantes a doctor que actualmente escriben la tesis adscritos a la facultad. Aunque la denuncia de los extrabajadores ha puesto un foco sobre las posibles irregularidades que contenía el trabajo del cirujano, la UAM cuenta con un sistema bastante exhaustivo de revisión de tesis que provocó que esta lleve parada un año cuando habitualmente trascurren unos tres meses entre el depósito del manuscrito y su defensa ante un tribunal. En primer lugar, las tesis una vez depositadas en la universidad son remitidas a un evaluador externo, un experto internacional (en este caso en oftalmología) que conoce la actualidad científica y es capaz de discernir si la tesis aporta algo nuevo o responde al objeto de investigación. Un mes más tarde se envía a una Comisión Académica, que valora el informe del evaluador, la tesis y el artículo científico del que parte, y les da el visto bueno. Una vez recibe la luz verde, la tesis se somete a un depósito público donde cualquiera puede presentar alegaciones. En este punto es donde la tesis del cirujano está detenida desde entonces.

"En cualquier caso, este mecanismo actúa incluso si hubiese logrado el doctorado; si la revista por ejemplo retracta el artículo, la universidad le habría retirado el título con posterioridad", explica esta fuente de la Autónoma.

placeholder Una cirugía de cataratas. (EFE / EPA)
Una cirugía de cataratas. (EFE / EPA)

Pese a que Nuño y sus compañeros se esforzaron en demostrar su participación en la tesis, la lupa ahora mismo no está sobre la creación colectiva de la tesis sino sobre el posible uso irregular de los consentimientos informados. Actualmente, la universidad ha abierto un procedimiento excepcional para tratar de esclarecer este espinoso asunto y está en comunicación con el comité ético del hospital Fundación Jiménez Díaz, que a su vez ha sido contactado también por el 'Journal of Cataract and Refractive Surgery' y ha consultado a la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos. Si existieran, las deficiencias u omisiones informativas en estos consentimientos son consideradas una falta muy grave en la profesión médica y pueden tener consecuencias como la retirada de licencia o incluso penales, ya sea por imprudencia médica o por falsedad documental.

"El mecanismo establece muchos sistemas de control, es garantista, pero es imposible pillarlo todo", explica esta fuente de la Autónoma. En esta ocasión recibieron la inesperada ayuda de unos revisores aún más escrupulosos.

En cualquier caso, no es del todo cierto que el cirujano no reconociera la labor de Nuño y demás empleados. En la primera página de la cuestionada tesis puede leerse: "A mis compañeros. A mi familia. A mi padre".

Nuño llegó una mañana de enero de 2020 a su nuevo trabajo en una clínica oftalmológica situada en pleno barrio de Salamanca. El centro, fundado hace más de 30 años, figura habitualmente en la lista de los más prestigiosos de España. Operan allí cerca de una veintena de cirujanos, comandados por el fundador y sus dos hijos, en quienes recae la ímproba tarea de continuar con el exitoso negocio familiar.

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