Es noticia
Un escándalo de tres tesis plagiadas amenaza al Gobierno eslovaco "contra la corrupción"
  1. Mundo
  2. Europa
la heterogénea coalición se tambalea

Un escándalo de tres tesis plagiadas amenaza al Gobierno eslovaco "contra la corrupción"

Primero fue el presidente del parlamento, el ultraconservador Kollar, acusado de plagiar en su tesis. Ahora, el primer ministro Matovic admite que también copió textos para su tesina

Foto: Bors Kollar, en un evento de partidos nacionalistas europeos y de extrema derecha celebrado en Milán en 2019. (Reuters)
Bors Kollar, en un evento de partidos nacionalistas europeos y de extrema derecha celebrado en Milán en 2019. (Reuters)

Cualquier cosa valía con tal de sacar a los socialistas del poder. Las elecciones del pasado mes de febrero no dejaron mayorías claras, pero dieron la oportunidad a Igor Matovic de formar una coalición de centroderecha para gobernar Eslovaquia. Y se hizo en tiempo récord, con la pandemia del coronavirus acelerando unas negociaciones que terminaron juntando a extraños compañeros de cama -centristas, liberales, conservadores y ultracatólicos-, todos denunciando a coro los casos de corrupción de los socialdemócratas. Ahora, esta heterogénea alianza está a punto de saltar por los aires dinamitada por un escándalo de plagios de tesis que ha salpicado al ministro de Educación, al presidente del Parlamento y al propio primer ministro Matovic.

El escándalo eslovaco no solo agrega unos cuantos renglones a la lista de nombres políticos que han falsificado sus credenciales académicas o laborales, sino que es un ejemplo de manual sobre cómo la creciente atomización parlamentaria está dando lugar a alianzas de gobierno inestables y, en ocasiones, contraproducentes en varios países de la Unión Europea. Esta es la historia de cómo el Gobierno que iba a limpiar las instituciones apenas ha tardado unos meses en ser señalado de deshonestidad. La política eslovaca a veces necesita un esquema y paciencia.

Foto: Santiago Abascal se asoma desde el autobús fletado por Vox.
TE PUEDE INTERESAR
Asfixiada por el coronavirus, la ultraderecha europea se prepara para rebrotar en otoño
Enrique Andrés Pretel Alicia Alamillos Carlos Barragán

Un ultrarreligioso con 11 hijos de 10 mujeres

Todo comenzó con Boris Kollar, presidente del parlamento eslovaco y líder del partido ultracatólico SME Rodina (Somos Familia) -la segunda fuerza política con más escaños en la tetracoalición de Gobierno-. Hace dos semanas, el controvertido político conservador era acusado de plagiar gran parte de su tesis de máster sobre cambio climático y su impacto en el turismo, según publicó el medio local Aktuality. Esto hizo que los otros socios minoritarios de la coalición -los liberales del SaS y los conservadores de Za l’udi- pidiesen su dimisión.

Pero el líder conservador no se amilanó y emprendió una huida hacia adelante amenazando con dinamitar la coalición. El pasado 7 de julio, él mismo convocaba a una votación en el legislativo sobre su futuro al frente del parlamento para forzar a sus socios a decidirse. Hasta el último minuto no se supo que votarían los dos partidos minoritarios. Finalmente, se abstuvieron para salvar la coalición. Pero el episodio no relajó las tensiones del joven Gobierno. Una semana después, Kollár acusaba al líder de Za l’udí, Juraj Šeliga, de fariseo y de “intento de chantaje” y al fundador del partido, el expresidente de la república Andrej Kiska, de “fraude fiscal”.

placeholder Boris Kollar. (Reuters)
Boris Kollar. (Reuters)

Al mismo tiempo, el escándalo permitió a sus detractores sacar todo su arsenal de acusaciones contra el polémico empresario con conexiones en la antigua dictadura checoslovaca y firme defensor de la familia tradicional, católica, apostólica y romana -pese a que él mismo tiene 11 hijos de 10 madres con las que no se ha casado (el último nacido durante el confinamiento)-. Los medios han aireado sus supuestas conexiones con la mafia, nunca demostradas pero insinuadas por varios informes policiales, y su relación con los líderes del crimen organizado en Bratislava en los 90.

Un rompecabezas de relojería

Para explicar el delicado y extraño equilibro de la coalición del Gobierno del país eslavo hace falta remontarse unos meses. Las pasadas elecciones del 29 de febrero marcaron un hito en el país. Por primera vez, un partido nuevo -Partido de la Gente Común, del centrista Matovic- quedaba en primer lugar y desbancaba a los socialistas del SMER como mayor formación del país en 14 años. Consiguió una sólida mayoría de 53 escaños, frente a 38 de los socialdemócratas -muy castigados por los escándalos de corrupción-, pero lejos de la mayoría absoluta necesaria (76 de 150).

Matovic acabó con cerrando un pacto con los 17 diputados ultraconservadores del 'SME Rodina' de Kollar, los 13 del 'SaS' del economista liberal Richard Sulík y los 12 de 'Za ľudí' (Por la Gente, centroderecha), en ese momento liderado por el expresidente de la república, Andrej Kiska. En la oposición parlamentaria quedaron los socialistas del SMER y L’SNS (Nuestra Eslovaquia), el partido neonazi que dirige Marian Kotleba.

Foto: Protestas contra el primer ministro checo Andrej Babis. (EFE)

Es decir, el primer ministro pactó con todos los partidos con los que era viable pactar, alejándose solo de la extrema derecha y la corrupción del anterior gobierno. Las críticas -algunos compararon a Kollar con Kotleba, y veían antinatural un pacto con los liberales del SaS y los moderados de Matovic- quedaron sepultadas tras la emergencia del coronavirus y el confinamiento. Pero las tensiones internas ya comienzan a surgir entre liberales y conservadores. El partido de Kollar asumió el Ministerio de Asuntos Sociales, donde son acusados de haber ejecutado una "purga" de gran parte del personal asesor, desterrado el concepto de "violencia de género" y haber asumido los postulados de la muy conservadora Conferencia Episcopal Eslovaca en temas como el aborto o el matrimonio igualitario.

placeholder Los líderes de la coalición de gobierno eslovaca junto a la presidenta Zuzana Caputova. (EFE)
Los líderes de la coalición de gobierno eslovaca junto a la presidenta Zuzana Caputova. (EFE)

El plagio del honrado empresario

Matovic y su Partido de la Gente Corriente llegaron al poder con una campaña centrada en limpiar las instituciones y acabar con las corruptelas de sus dos predecesores, los socialdemócratas, Peter Pellegrini (perdedor de las elecciones de febrero) y Robert Fico. Este último había dimitido en 2018 tras el asesinado del periodista de investigación Ján Kuciak, quien lo había señalado como parte de una trama de blanqueo de dinero y fraude fiscal que implicaba al poderoso empresario Marián Kočner. Pese a que el Ejecutivo se estrenó en plena pandemia, las leyes anticorrupción y las operaciones policiales –incluida la detención de 13 jueces– no se detuvieron ni siquiera durante el confinamiento.

Pero al escándalo del supuesto plagio de Kollar le siguió un señalamiento similar sobre el ministro de Educación, el liberal Branislav Gröhling, del partido SaS (Libertad y Solidaridad) y, más tarde, sobre el propio Matovic, tras la publicación de una investigación del diario eslovaco 'Denník K'. Finalmente, el jueves 16 de julio, el primer ministro admitía en su página de Facebook que plagió dos informes en una tesina presentada en 1998 y pidió perdón “a los estudiantes que se esfuerzan mucho”, excusándose en que en aquella época combinaba el trabajo con los estudios. De hecho, el texto incide en su imagen de “honrado empresario”, recordando que acababa de fundar su primera empresa que acabaría “contratando a 2.000 personas”.

placeholder Marian Kotleba, líder del ultraderechista Nuestra Eslovaquia (LSNS). (Reuters)
Marian Kotleba, líder del ultraderechista Nuestra Eslovaquia (LSNS). (Reuters)

Matovic ha asegurado que no dimitirá para no dejar a medias el trabajo anticorrupción empezado, ni tampoco la gestión de la crisis del coronavirus. De momento, los liberales del SaS le han reafirmado su apoyo. Pero está por ver cómo afectará el plagio a su imagen pública y su deseo de seguir adelante con la coalición de cuatro partidos, que no se soportan entre ellos pero que se necesitan.

A su favor y en su contra juega una "cultura del transfuguismo" que marca la agenda política del país. Tras salir derrotado en las elecciones de febrero, el exprimer ministro Pellegrini abandonó a los socialdemócratas del SMER para fundar su propio partido, llevándose con él a 11 diputados electos y creando su propio grupo parlamentario. Su puesto liderando el SMER ha regresado al muy polémico Fico, mientras todavía se resuelve el juicio por la muerte del periodista Kuciak. Esto hace que la oposición no esté en condiciones de capitalizar esta crisis.

El propio Partido de la Gente fue una escisión que lideró Matovic de los liberales del SaS, fundado en 2010 por el economista Richar Sulík -quien fue asesor de varios gobiernos del SMER-. Si su posición como primer ministro se debilita demasiado podría enfrentar ese mismo riesgo.

Cualquier cosa valía con tal de sacar a los socialistas del poder. Las elecciones del pasado mes de febrero no dejaron mayorías claras, pero dieron la oportunidad a Igor Matovic de formar una coalición de centroderecha para gobernar Eslovaquia. Y se hizo en tiempo récord, con la pandemia del coronavirus acelerando unas negociaciones que terminaron juntando a extraños compañeros de cama -centristas, liberales, conservadores y ultracatólicos-, todos denunciando a coro los casos de corrupción de los socialdemócratas. Ahora, esta heterogénea alianza está a punto de saltar por los aires dinamitada por un escándalo de plagios de tesis que ha salpicado al ministro de Educación, al presidente del Parlamento y al propio primer ministro Matovic.

Eslovaquia Extrema derecha República Checa