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Adiós a la mascarilla en EEUU si estás vacunado: ¿cuándo lo veremos en España?
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2 millones de vacunas al día en EEUU

Adiós a la mascarilla en EEUU si estás vacunado: ¿cuándo lo veremos en España?

Una nueva guía relaja las medidas para las personas ya inmunizadas en determinadas circunstancias, una recomendación que España no copiará a corto plazo, según los expertos

Foto: El amor en los tiempos del coronavirus. (EFE)
El amor en los tiempos del coronavirus. (EFE)

Si la vacunación comienza a tener cierto impacto en las cifras de la pandemia, ¿cuándo lo notaremos en nuestras actividades de la vida diaria? Los centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron el pasado lunes una guía que por primera vez alivia un poco las medidas que deben tomar quienes ya están inmunizados. Una vez pasadas dos semanas tras el último pinchazo, podrán reunirse con otros vacunados en interiores sin necesidad de usar mascarilla ni guardar distancias de seguridad. Incluso acudirán a visitar a personas que no hayan recibido la vacuna pero que, siendo jóvenes y sanas, tienen un riesgo bajo de desarrollar enfermedad grave.

En la práctica, los CDC dan el visto bueno a situaciones como la visita de unos abuelos ya protegidos a sus nietos. Aunque el documento no dice explícitamente si pueden abrazarse y besarse, al levantar las restricciones físicas se sobreentiende que podrían hacerlo. Además, los vacunados tampoco tendrán que guardar cuarentena en caso de que hayan estado con personas sospechosas de estar infectadas o que hayan dado positivo.

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En cambio, deberán mantener las mismas restricciones que el resto de la población en entornos públicos y en establecimientos como bares y gimnasios. Tampoco se libra nadie de continuar con las medidas habituales si acude a reuniones con personas de riesgo (por ejemplo, las de edad avanzada) que no estén vacunadas: la guía recuerda que deben mantenerse al aire libre, con mascarilla y distanciamiento. Además, sigue desaconsejando viajes largos en cualquiera de los casos.

Las nuevas recomendaciones son inseparables del contexto. En EEUU, la vacunación ha alcanzado un ritmo espectacular, con más de dos millones de dosis administradas cada día. Así, más de 60 millones de personas han recibido al menos una dosis de Pfizer, Moderna o Janssen (esta última, requiere un solo pinchazo), y más de 30 millones ya han completado su inmunización, casi un 10% de la población. Con estos números, el objetivo del Gobierno de Joe Biden es que a finales de mayo todos los adultos estadounidenses que quieran y puedan hayan sido vacunados.

placeholder 'La Verdad', situada en la plaza del Mercat de Palma, creada por Mariano Benlliure como parte del monumento a Antonio Maura, apareció pintada con una mascarilla. (EFE)
'La Verdad', situada en la plaza del Mercat de Palma, creada por Mariano Benlliure como parte del monumento a Antonio Maura, apareció pintada con una mascarilla. (EFE)

“Me parece muy pronto para hacer cualquier tipo de elucubración aquí en España”, comenta Manuel Franco, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá y de la Universidad John Hopkins. Incluso “me parece arriesgado hacerlo en EEUU”, añade. Por el momento, el número de españoles que ha completado el proceso de vacunación apenas llega al 3%, así que es lógico que otros países más adelantados se planteen primero este tipo de cuestiones, lo cual tiene sus ventajas: “Conoceremos su experiencia” por adelantado, opina este experto, que también es portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).

Para Jaime Jesús Pérez Martín, experto de la Asociación Española de Vacunología (AEV), la guía de los CDC supone una “sorpresa agradable” porque de algún modo “siempre que sea una reunión entre vacunados o de vacunados con gente que no tenga un perfil de riesgo alto, supone una cierta vuelta a lo que conocíamos, un guiño a la normalidad”. En ese sentido, aunque EEUU tenga un mayor porcentaje de población vacunada, la interpretación que puede hacer un particular es la misma, puesto que se trata de recomendaciones para el ámbito privado: “El que está vacunado, está vacunado”, sentencia.

El debate sobre la transmisión

Sin duda, esta medida está fundamentada en la idea de que las vacunas, además de impedir el covid, también están evitando la transmisión del virus, algo que aún no ha sido aclarado por completo. “Las vacunas pueden proteger frente a la enfermedad y frente a la infección. Si estás protegido frente a la infección, no puedes transmitir; pero también puede ocurrir que aunque estés protegido frente a la enfermedad, no lo estés frente a la infección”, explica el vacunólogo. ¿Por qué los CDC confían en que ocurra lo primero y, por lo tanto, abren la mano para los contactos sociales de los vacunados? En las últimas semanas, parecen acumularse las evidencias, ya con datos de población inmunizada. Aunque abundan los 'preprints', también ha salido a la luz un importante artículo publicado en 'The New England Journal of Medicine' (NEJM) con datos de Israel y la vacuna de Pfizer.

placeholder Joe Biden. (Reuters)
Joe Biden. (Reuters)

En opinión de Pérez Martín, demuestra que “la efectividad frente a la enfermedad es muy alta, pero frente a la infección apenas es un poco más baja, así que las vacunas funcionan muy bien también frente a la transmisión, porque alguien que no está infectado no puede transmitir”. Entre los que se vacunan, son muy pocos los que se infectan. Además, entre los pocos que se infectan, la carga viral es muy reducida, y “cuanta menos carga viral, sabemos que hay menos posibilidades de transmisión”. Por si fuera poco, “se trata de infectados asintomáticos, y estos siempre van a ser menos transmisores”. En definitiva, “ya son muchos datos para pensar que las vacunas van a proteger muy bien frente a la transmisión”.

Otros expertos no lo tienen tan claro. Creen que un solo estudio revisado por pares con una sola vacuna y en un solo país no debería determinar una relajación de las medidas hasta que haya muchos más datos. “En estos momentos, no podemos decir que una persona vacunada no pueda contagiar, así que no tiene sentido que la gente pueda juntarse”, advierte Joan Carles March, exdirector y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. “Cuando alguien ha tenido la enfermedad, no le hemos dicho que podía olvidarse de las medidas, sino que hemos mantenido la mascarilla, la distancia y la higiene de manos como las tres normas universales. Esto es lo mismo”, agrega. Aunque admite que la vacunación “genera una disminución del riesgo de infección”, el problema está en que “no exime del riesgo”.

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No hay evidencia suficiente”, coincide Óscar Zurriaga, especialista en medicina preventiva y salud pública y vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Aunque admite que tal y como conciben estas nuevas recomendaciones los CDC, “el riesgo de transmisión puede ser menor”, considera que “en España, en este momento, no se puede plantear una medida así”.

Una medida confusa

En su opinión, este tipo de recomendaciones pueden resultar demasiado confusas, porque hacen referencia a personas, eventos y espacios muy concretos. “Es una medida de difícil cumplimiento e incluso de difícil entendimiento, porque si me puedo quitar la mascarilla en determinadas circunstancias, ¿por qué no en otras?”, se pregunta Zurriaga. La mayor parte de la población “no se va a quedar con el razonamiento que hay detrás de estas propuestas” y, por lo tanto, puede malinterpretarlas.

placeholder Miembros del ejército de EEUU forman parte del operativo de vacunación. (Reuters)
Miembros del ejército de EEUU forman parte del operativo de vacunación. (Reuters)

El problema es mayor si además de levantar las restricciones entre vacunados se incluyen los contactos entre vacunados y personas de bajo riesgo, porque este concepto (posiblemente pensado por los CDC para facilitar los contactos entre abuelos y nietos) es muy ambiguo. Cualquier diferenciación entre vacunados y no vacunados puede ser tremendamente confusa, según March. “Yo no jugaría con esto. Entiendo que una persona inmunizada siente que puede hacer determinadas cosas, es verdad que hay fatiga pandémica y hay que probar cosas nuevas”, apunta. Sin embargo, ante esta realidad, propone una alternativa: investigar si realmente los vacunados transmiten o no el virus: “Una cosa es realizar un estudio y otra generalizar la idea de que una persona vacunada deje de usar la mascarilla”.

El vicepresidente de la SEE cree que la guía de los CDC aboca a que cualquier reunión sin mascarilla tendría que estar basada en una confianza mutua. “¿Tú cómo sabes que el otro está vacunado? Cualquiera podría decir que está vacunado para poder quitarse la mascarilla”, advierte. La comprobación del cumplimiento de las medidas pasa a complicarse bastante si se introduce este nuevo elemento.

Aun así, “es cierto que todo el mundo necesita que se le vaya dando respiro en algunas de las medidas, pero creo que todavía no estamos en esa situación y esta medida podría no ser equitativa”. Otro problema es que “se pierde de vista el objetivo final”, según Zurriaga. Si queremos llegar al 'covid cero', estas medidas pueden llegar a ser contraproducentes, porque “dan la sensación de que podemos convivir con el virus, y sabemos que eso no es así”.

¿Para cuándo en España?

Algunos expertos en EEUU han aplaudido la iniciativa de los CDC porque puede suponer un incentivo para que la población se vacune. Sin embargo, “en nuestro país ocurre todo lo contrario, estamos viendo carreras por vacunarse y gente que se salta su turno”, comenta el epidemiólogo. Por eso cree que, en ese sentido, “no sería necesario” y no podría justificarse la relajación de las medidas con ese objetivo.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

En definitiva, ninguno de los expertos consultados cree que España vaya a adoptar una recomendación similar a corto plazo. Y recuerdan que las circunstancias de cada país son muy diferentes. “Hay que tener en cuenta que en EEUU la imposición de la mascarilla no ha sido tan fuerte salvo en algunos estados y en determinados momentos”, recuerda Pérez Martín. “Nuestras autoridades sanitarias no son los CDC americanos”, añade, “pero es evidente que si ellos dicen algo así, es una garantía de que va a funcionar”.

Cuando llegue el momento, debería proponerse como una recomendación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, cuyo director es Fernando Simón, pero tal y como se ha estructurado la gestión de la pandemia, resulta impensable que se haga sin el previo acuerdo con las comunidades autónomas. “Todas las medidas deberían aplicarse siempre con el máximo consenso posible”, apunta Zurriaga.

Los expertos creen que, tal y como está pasando en las últimas semanas con varias medidas, las autoridades sanitarias españolas van a optar por ser conservadoras antes de dar pasos en falso, sobre todo si estos no afectan directamente a la actividad económica y se trata de recomendaciones que atañen a la vida privada. “Cuando tengamos un porcentaje alto de personas vacunadas y el número de infecciones sea mínimo, se podrá abrir la puerta”, señala el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Sin embargo, incluso en esa situación, “habría que levantar la mano progresivamente y las mascarillas en los lugares cerrados deberían ser de lo último”. De hecho, “en la calle dejarán de utilizarse, pero quizá debamos mantenerlas cuando tengamos infecciones respiratorias”.

Si la vacunación comienza a tener cierto impacto en las cifras de la pandemia, ¿cuándo lo notaremos en nuestras actividades de la vida diaria? Los centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron el pasado lunes una guía que por primera vez alivia un poco las medidas que deben tomar quienes ya están inmunizados. Una vez pasadas dos semanas tras el último pinchazo, podrán reunirse con otros vacunados en interiores sin necesidad de usar mascarilla ni guardar distancias de seguridad. Incluso acudirán a visitar a personas que no hayan recibido la vacuna pero que, siendo jóvenes y sanas, tienen un riesgo bajo de desarrollar enfermedad grave.

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