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¿Estamos ante una 2ª oleada o aún se puede controlar? El coronavirus, por regiones
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Una situación descompensada

¿Estamos ante una 2ª oleada o aún se puede controlar? El coronavirus, por regiones

Los positivos se disparan en Aragón y sobre todo en Cataluña, mientras que otras comunidades apenas registran algún brote y logran controlarlos

Foto: Hospital de campaña en Lleida. (Reuters)
Hospital de campaña en Lleida. (Reuters)

Las noticias sobre nuevos brotes se van acumulando y crece la inquietud. El incremento de casos de coronavirus tras el fin del estado de alarma y de las medidas más restrictivas no es una sorpresa, pero los nuevos confinamientos de la comarca de Lleida y la zona de A Mariña (Lugo), el retroceso a la fase 2 de gran parte de Aragón y el goteo constante de nuevos focos más o menos importantes, como el de Ordizia en el País Vasco, agitan la situación. Da la sensación de que todo se puede descontrolar de un momento a otro.

¿Son episodios localizados o estamos ya ante la temida segunda ola del covid cuando apenas han transcurrido las primeras semanas del verano? ¿Puedes ir haciendo la maleta con tranquilidad o el panorama se oscurece y peligran tus vacaciones? Todo depende de si los brotes están relativamente controlados o de si hemos vuelto a tener una transmisión comunitaria que comience a irse de las manos. Veamos qué dicen los datos.

Foto: Salvador Illa, ministro de Sanidad, el pasado 30 de junio en el Senado. (EFE)

Al ver las cifras de estas últimas semanas por comunidades autónomas, el mayor porcentaje de casos le corresponde claramente a Cataluña. En la última serie de datos disponible, destaca el 2 de julio, con más de 400 en la comunidad catalana, pero dadas las noticias de la última semana, probablemente las cifras de la semana siguiente, que se conocerán hoy, van a ser peores.

El crecimiento de positivos en Aragón también es alarmante y tanto en una comunidad como en otra la zona limítrofe entre Huesca y Lleida parece haber sido clave en el incremento, aunque no lo explica por completo. Del mismo modo, el brote de las comarcas costeras de Lugo influyó hace días en que se disparasen los datos de toda Galicia, pero en este caso el resto de la región apenas registraba algún caso aislado.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

En cambio, llama la atención que en la mayoría de las zonas de turismo playero el número de casos está siendo casi insignificante. La Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares o Canarias registran entre cero y dos casos en los últimos días con datos disponibles. Aunque tiene pequeños focos, Madrid tampoco está dando demasiadas noticias negativas, sobre todo teniendo en cuenta la tragedia que vivió en meses pasados y que, por volumen de población, tendría más posibilidades de que surjan focos. Castilla-La Mancha y Castilla y León, que sufrieron mucho la primera oleada, presentan también una evolución favorable.

El contraste entre autonomías

Ignacio Rosell, epidemiólogo que asesora a la Junta de Castilla y León, tiene claro que “aún estamos en una situación en la que predominan los brotes localizados en la mayor parte del territorio”. Al margen del problema que vive la comarca de Lleida, que es grave y distinto al resto, considera que en líneas generales los brotes están de momento controlados.

Preocupan los brotes de Badajoz y El Ejido por los contagios de las últimas horas

Su comunidad había estado relativamente tranquila en las últimas fechas hasta que ayer se conocieron los positivos de siete menores y un monitor en un campamento de Soria y otro foco que acumula 20 casos en Valladolid dentro de un mismo núcleo familiar. En su opinión, “nadie está libre” de que un episodio de estas características se descontrole y pase a mayores, pero la primera experiencia que han tenido que afrontar parece superada de forma satisfactoria: “Hemos tenido uno en el Hospital Río Hortega de Valladolid, ya muy controlado, pero que ha obligado a estudiar muchos contactos. En todo caso, no ha pasado de ahí, por lo cual realmente podemos pensar que era un brote y no una transmisión comunitaria”, asegura.

En cambio, Margarita del Val, viróloga del CSIC, es menos optimista, sobre todo viendo las cifras de Cataluña. “En circulación libre previa al estado de alarma, el número de nuevos casos se multiplicaba por tres cada cinco días, y eso es lo que se está viendo algunos días ahora”, comenta. “El estado de alarma bajó el número de casos activos, pero el contagio se concentró en los trabajos esenciales, el transporte, las residencias y las familias”, de manera que la transmisión comunitaria se mantiene desde el inicio, y “por azar” se ha descontrolado en Lleida y no en otros lugares.

En el caso de la comarca leridana del Segrià, para ella, "ya se ha ido de las manos", lamenta, y, además, “hay que tener en cuenta que el periodo de incubación del virus es de 14 días”, con lo cual lo más probable es que los peores datos estén por llegar. “Al principio de la epidemia, se detectaban muy pocos casos. El estudio de seroprevalencia demostró que se habían producido 10 veces más que los registrados y ahora yo no creo que estemos mucho mejor”, asegura Del Val.

En ese aspecto, la situación actual podría compararse con la llegada de la pandemia a España, aunque las soluciones pueden ser diferentes. "En realidad, la primera ola también se focalizó solo en algunos sitios, se confinó todo el país pero se podía haber optado por hacerlo solo en Madrid, igual que ahora pensamos solo en el Segrià". En cualquier caso, "una de las enseñanzas de la primera oleada es que hay que tomar medidas cuanto antes mejor".

Entre las diferencias, destaca que ahora “se está transmitiendo sobre todo en población joven, porque lo estamos viendo en algunos brotes y porque la gente mayor o con enfermedades se está exponiendo menos. Esto es bueno, porque no colapsa la sanidad, pero el virus se está moviendo silenciosamente”, añade.

Las insuficiencias del sistema de rastreo

Ildefonso Hernández, epidemiólogo de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) y catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, considera que en Cataluña y Aragón “han fallado las estrategias para prevenir la extensión de los brotes y que haya circulación comunitaria”. Además, “no sabemos qué proporción de los casos declarados está vinculada a brotes conocidos y cuál no, porque da la impresión de que hay una transmisión comunitaria de suficiente relevancia como para tomar las medidas que están tomando”.

“Hace falta una aplicación, porque la capacidad de los rastreadores acaba donde acaba el conocimiento de las personas a las que interrogan. Si te contagias en el transporte público, no tienes ni idea de con quién has estado. Estamos en los momentos de mayor bonanza de la pandemia y los rastreadores ya no dan abasto, así que tampoco van a hacerlo cuando esto vaya a más”, advierte Margarita del Val. A ese problema hay que añadir los días que se pierden en ese rastreo, suficientes para que un contagiado disemine el virus por cualquier parte. Es imprescindible, en opinión de la investigadora del CSIC, que esa ‘app’ sea única para todo el territorio.

No obstante, Hernández recuerda que en Cataluña, “hoy por hoy, el foco está muy localizado en Lleida, no se puede hablar de toda la comunidad, sino de esa comarca y tal vez de Hospitalet”. Así que “no se puede decir con seguridad si estamos ante el inicio de una segunda oleada”. De hecho, “hay comunidades con unas tasas muy bajas y se están adoptando nuevas medidas, así que puede ser que los riesgos no sean tan altos”.

Las explicaciones para los buenos datos de Madrid y otras regiones pueden ser diversas: desde que esté fallando la detección o el rastreo de contactos hasta que los ciudadanos estén tomando más precauciones, como dicen algunas encuestas sobre el uso de la mascarilla. En ese sentido, “las regiones más castigadas están ahora entre las más estables, Madrid y las dos Castillas”, destaca la investigadora del CSIC. Sin embargo, eso no quiere decir que se pueda explicar simplemente por una mayor concienciación de la población, ya que también hay que tener en cuenta que mantuvieron las fases iniciales de la desescalada durante más tiempo.

En opinión del portavoz de Sespas, algunas de las comunidades costeras que se están manteniendo relativamente a salvo de los brotes “partían de tasas muy bajas y las acumulaciones de gente han empezado este fin de semana pasado. El impacto masivo, dentro de lo masivo que pueda ser el turismo este año, se va a dar en las próximas semanas y no sabemos qué va a pasar”.

Las noticias sobre nuevos brotes se van acumulando y crece la inquietud. El incremento de casos de coronavirus tras el fin del estado de alarma y de las medidas más restrictivas no es una sorpresa, pero los nuevos confinamientos de la comarca de Lleida y la zona de A Mariña (Lugo), el retroceso a la fase 2 de gran parte de Aragón y el goteo constante de nuevos focos más o menos importantes, como el de Ordizia en el País Vasco, agitan la situación. Da la sensación de que todo se puede descontrolar de un momento a otro.

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