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La dislexia se puede detectar desde los tres meses de edad
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IMPORTANTE EL ENTORNO DE EDUCACIÓN

La dislexia se puede detectar desde los tres meses de edad

La dislexia tiene una parte genética, pero es muy importante tomar medidas para lograr erradicarla en la infancia antes de que sea demasiado tarde

Foto: Un niño lee en Gaza. Foto:EFE MOHAMMED SABER
Un niño lee en Gaza. Foto:EFE MOHAMMED SABER

Científicos estadounidenses han demostrado que la estructura cerebral que usan los niños para la lectura ya se crea con apenas tres meses de edad, algo que puede ayudar a predecir y corregir problemas cognitivos como la dislexia.

Hasta hace poco, la dislexia se asociaba, a pesar de su origen genetico, sobre todo a problemas en el aprendizaje, aunque este novedoso estudio señala que igual importancia tienen las estructuras cerebrales. Los investigadores sugieren que una variedad de precursores biológicos están presentes en niños antes de la edad escolar en todos los idiomas, y varios factores ambientales pueden ayudar o dificultar la adquisición de la lectura. El objetivo es identificar a los niños en riesgo a tiempo y proporcionar las mejores medidas posibles para mejorar la alfabetización.

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Tzipi Horowitz-Kraus, de The Technion, en Israel, y del Cincinnati Children's Hospital (Estados Unidos), lo tiene claro: "El hecho de que entre el 5 y el 10% de los niños en todo el mundo, de culturas y orígenes genéticos diferentes, sufran dislexia sugiere que esta discapacidad no se limita a un idioma específico", explica a Neuroscience News. El problema es que la dislexia en los niños se suele descubrir tarde, ya en la escuela, Diversos estudios han señalado que los cerebros de los niños que desarrollarán dislexia ya son atípicos incluso antes de que comiencen a entrar en las guarderías.

Desarrollo mucho antes

"Sabíamos que el cerebro de alguien con dislexia era diferente de uno convencional, pero no sabíamos si era algo que se desarrollaba antes del inicio de la instrucción formal de la lectura o si se desarrollaba en respuesta a un fracaso diario al aprendera leer durante un período de tiempo significativo", señala Nadine Gaab, de la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos). "Por primera vez pudimos demostrar, a través de imágenes por resonancia magnética, que algunas de las características cerebrales son anteriores al inicio del desarrollo de la lectura".

"Hay un andamio cerebral estructural en la infancia que sirve de base. El lenguaje y la lectura pueden refinar este andamio cerebral preexistente"

Mucho antes. Según el último trabajo de Gaab y sus colegas, se demuestra que los bebés de tan solo 3 meses de edad tienen una infraestructura subyacente que ayuda a predecir el éxito en la lectura años más tarde. Los investigadores han escaneado los cerebros de 140 bebés que tenían un riesgo familiar de dislexia y luego han realizado un seguimiento durante seis años, para estudiar los cambios en la estructura y función de sus cerebros y mapear sus exploraciones cerebrales desde la infancia hasta la llegada de sus habilidades de prelectura. "Nuestros datos infantiles sugieren que hay un andamio cerebral estructural en la infancia que sirve de base", explica Gaab. "El lenguaje y la lectura pueden ser procesos que refinan este andamio cerebral preexistente".

El laboratorio de Gaab está trabajando ahora en entender la coocurrencia de otros trastornos, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y la discalculia (un trastorno que dificulta el aprendizaje de las matemáticas), con la dislexia. También quieren entender las técnicas que los niños usan con éxito para compensar la dislexia en el cerebro.

Horowitz-Kraus, por su parte, se ha centrado más en ver cómo las condiciones del día a día afectan la base neurobiológica para la lectura en el cerebro. "Aunque la dislexia es un trastorno genético, el medio ambiente tiene un impacto en el que puede reducir o aumentar los desafíos de la lectura", explica. "El cerebro es extremadamente plástico en la edad de prelectura, y por lo tanto los estímulos negativos, como la exposición a las pantallas, pueden tener un efecto amplificador en los resultados de un niño". En una serie de estudios, Horowitz-Kraus y sus colegas examinaron cómo el entorno de alfabetización en el hogar, como la exposición a pantallas, afecta los circuitos cerebrales de los niños de 3 a 5 años de edad, en particular a sus funciones ejecutivas, su lenguaje y su procesamiento visual.

Científicos estadounidenses han demostrado que la estructura cerebral que usan los niños para la lectura ya se crea con apenas tres meses de edad, algo que puede ayudar a predecir y corregir problemas cognitivos como la dislexia.

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