El calor podría expulsar a España de la franja donde el coronavirus resulta más devastador
Wuhan. Qom. Daegu. Milán. Madrid. Una investigación apunta a que podría haber una relación entre la temperatura y la humedad relativa de una ciudad y la expansión del coronavirus
A lo largo de toda esta semana, España vivirá un inusual anticipo veraniego con temperaturas que alcanzarán los 33 grados. Esto podría ser una gran noticia en la lucha contra el Covid-19, una pandemia que ya ha acabado con la vida de 50 españoles, ha infectado a más de 2.100 personas y ha convertido España en el quinto país con más casos del mundo.
En un 'paper' publicado en el repositorio Social Sciences Research Network y titulado "Análisis de temperatura y latitud para predecir la potencial propagación y estacionalidad del Covid-19", investigadores del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland aseguran que un determinado nivel de temperatura y de humedad relativa podría favorecer particularmente la expansión del coronavirus. Además, asumiendo que el SARS-CoV-2 tiene patrones estacionales —como sucede con otros coronavirus como el SARS—, sería posible, a través de modelos climáticos, prever hacia dónde podría expandirse el virus en los próximos meses y redirigir así los esfuerzos sanitarios a esas zonas.
Como recalcan los investigadores, liderados por el profesor Mohammad Sajadi, habría sido razonable que el virus, que globalmente ha causado más de 4.000 muertes e infectado a más de 114.000 personas, se hubiera expandido antes por el Sudeste Asiático que por Oriente Medio, Europa o la costa oeste de Estados Unidos, solo por su cercanía geográfica. Sin embargo, no ha sido así. ¿Por qué?
Temperaturas, humedad y Covid-19
"La transmisión del coronavirus ha ocurrido a través de un consistente patrón este-oeste. Todos los nuevos epicentros del virus estaban aproximadamente entre los 30-50º de latitud norte: Corea del Sur, Japón, Irán y el norte de Italia", escriben los autores. "El número de pacientes o las muertes anunciadas en el Sudeste Asiático son mucho menores cuando se comparan con las mencionadas regiones templadas".
Las zonas más afectadas por el coronavirus muestran una sorprendente similitud en sus temperaturas medias para estos meses, entre 5ºC y 11ºC, y en humedad relativa (de entre el 47 y el 79%) además de en la latitud, tal y como demuestra el mapa que ilustra esta noticia. En Madrid, la ciudad española más afectada por el brote epidémico que la OMS declaró este miércoles como pandemia, el promedio de la temperatura ha estado en estas semanas entre los cuatro y los 12 grados.
This very interesting finding hints at the potential seasonality of Coronavirus: community-to-community outbreak has so far been limited to “a narrow east-west distribution roughly along the 30-50 N” corridor at consistently similar weather patterns (5-11°C and 47-79% humidity).” pic.twitter.com/ZCRbdEoWtf
— Jerome Roos (@JeromeRoos) March 8, 2020
Por su parte, la humedad relativa en febrero ha estado en un 67% de promedio, según datos del Ayuntamiento de Madrid.
"La relación entre la temperatura de las ciudades afectadas por el Covid-19 merece una atención especial", dicen los autores. "Hay semejanza entre las medidas de temperatura media y la humedad relativa en las ciudades afectadas y en las condiciones de laboratorio conocidas que son favorables a la supervivencia del coronavirus", algo por encima de 4ºC y entre el 20% y el 80% de humedad relativa. La temperatura y la humedad también son factores conocidos en la supervivencia del SARS, del MERS y de la gripe. Por último, la temperatura en todas estas ciudades nunca bajó de los cero grados, lo que refleja un posible rango mínimo de temperatura aceptable para el SARS-CoV-2.
Su conclusión es que existe una relación directa entre la temperatura y la supervivencia del coronavirus en el entorno y, por tanto, en su expansión. La ciudad que daría la razón a los investigadores es Bangkok. La capital de Tailandia, país que apenas cuenta con más de 50 contagiados oficiales por el virus, ha tenido unas temperaturas medias de 30 grados y una humedad del 40% en los últimos cuatro meses, datos muy distintos de lo que el virus parece necesitar para su supervivencia.
¿Hacia dónde va el virus? Al norte
Pero la investigación no se detiene ahí. A partir de los datos obtenidos, usan el modelo epidemiológico para predecir por dónde se podría reproducir el virus en las próximas semanas. "Usando los datos de temperatura de 2019 entre marzo y abril, el virus se podría propagar a la zona norte de las áreas en riesgo en la actualidad. Esto podría incluir Manchuria, Asia Central, el Cáucaso, Europa del Este, Europa Central, las Islas Británicas y el Noreste y Medio Oeste de Estados Unidos. Sin embargo, este análisis simplificado no tiene en cuenta el efecto de unas temperaturas cada vez más calientes. La contundente caída de los casos en Wuhan podría estar relacionada con el reciente aumento de las temperaturas allí", destacan.
Mientras Milán o Madrid podrían seguir el camino de Wuhan y reducir la expansión del coronavirus gracias a una temperatura más elevada en marzo y a una humedad relativa decreciente, ciudades como Nueva York, Berlín, Londres o Kiev, que tuvieron temperaturas muy bajas en enero y febrero, podrían padecer el efecto contrario.
"Los coronavirus humanos (HCoV-229E, HCoV-HKU1, HCoV-NL63, and HCoV-OC43), que suelen empezar con síntomas de resfriado común, han mostrado una fuerte estacionalidad en invierno entre los meses de diciembre y abril, y son indetectables durante los meses de verano en regiones templadas. Aunque sería muy difícil hacer una predicción a largo plazo a estas alturas, es tentador esperar que el Covid-19 disminuya de forma considerable en las áreas afectadas en los próximos meses".
Su apuesta es que el virus podría permanecer en las regiones bajas de las zonas tropicales, como ocurre con la gripe, y volver a finales del próximo otoño e invierno a regiones templadas como España. Otra posibilidad es que el SARS-CoV-2 no sobreviva este verano en los trópicos y en el hemisferio sur y acabe desapareciendo.
"Los esfuerzos de vigilancia en los trópicos, así como en Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Argentina y Chile, entre los meses de junio y septiembre, pueden ser muy importantes" para lograr reducir la enfermedad antes de que se vuelva rutinaria, concluyen.
El coronavirus en el mundo
El Covid-19 es un virus originado en Wuhan (China) que se empezó a detectar a finales de diciembre, cuando las autoridades locales confirmaron decenas de neumonías. Días después, el 11 de enero, China anunció la primera muerte por coronavirus: un hombre de 61 años que era un cliente habitual del mercado de Wuhan, donde se cree que se originó el virus.
A partir de entonces, se inició un lento goteo en el que los países de alrededor fueron contando casos. Los primeros fueron Japón, Tailandia o Corea del Sur. Con el objetivo de frenar la expansión del virus y de controlarlo en la provincia de Hubei, China aplicó medidas draconianas que, dos meses después, han resultado efectivas, como el cierre de la entera provincia de Hubei, con 57 millones de chinos dentro (dos veces la población de Australia).
A finales de febrero, el coronavirus empezó a propagarse por Italia y otros países europeos, lo que ha provocado que las autoridades europeas empiecen a valorar si imitar a China y a otros países asiáticos para detener el virus. La propia canciller de Alemania, Angela Merkel, ha advertido de que entre el 60 y el 70% de la población podría contagiarse del Covid-19. Por eso, sin terapia ni vacuna, es necesario “ganar tiempo” para el desarrollo de medios terapéuticos.
A lo largo de toda esta semana, España vivirá un inusual anticipo veraniego con temperaturas que alcanzarán los 33 grados. Esto podría ser una gran noticia en la lucha contra el Covid-19, una pandemia que ya ha acabado con la vida de 50 españoles, ha infectado a más de 2.100 personas y ha convertido España en el quinto país con más casos del mundo.