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De la selva al Polo: los últimos exploradores españoles a la caza de tesoros por el mundo
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¿Queda aún planeta por explorar?

De la selva al Polo: los últimos exploradores españoles a la caza de tesoros por el mundo

La Sociedad Geográfica Española es una hermandad de aventureros e investigadores que viajan desde la Amazonía hasta el Polo para dar con todo tipo de descubrimientos

Foto: Cortijo con el rostro de piedra en el fondo, que había permanecido olvidado por los indígenas durante generaciones. (Foto: Diego Cortijo)
Cortijo con el rostro de piedra en el fondo, que había permanecido olvidado por los indígenas durante generaciones. (Foto: Diego Cortijo)

Javier Gómez-Navarro guarda mapas franceses de principios del siglo XX en los que dibujaron el continente africano con un hueco en el centro y un rótulo que invitaba a la aventura: África desconocida. Un siglo después, en plena era de Google Maps, la Sociedad Geográfica Española (SGE) aún defiende la existencia de extensos territorios por explorar. “Cuando el Homo Sapiens se separó por el mundo, perdimos el contacto y tardamos siglos en volver a encontrarnos. Poco a poco reescribimos nuestra historia entre todos. La exploración ha sido y es una forma de conocernos mejor”, reivindica Gómez-Navarro, actual presidente de la SGE (y también exministro de Turismo con Felipe González, organizador de los Juegos Olímpicos del 92 y fundador de la revista Viajar).

La SGE es la mayor hermandad de exploradores del país. Nació a finales de los 90 con el objetivo de revivir el espíritu de figuras como Burton, Amudsen o Iradier y desentumecer la Real Sociedad Geográfica, una institución más longeva y con mucho bagaje, pero cuyas expediciones no iban más allá de las obras del metro o el casco antiguo de la ciudad.

Foto: Larramendi, con uno de sus trineos de viento

Gómez-Navarro camina despacio entre los cientos de libros que guarda en la pintoresca biblioteca de su casa y revisa antiguos diarios de viaje con la misma emoción que un explorador victoriano estudiaría su siguiente ruta. Dice estar viejo y lamenta que ya no podrá ver los gorilas de las montañas de Uganda. “No planeo estar mucho tiempo en este puesto. Por eso me alegra ver que tenemos miembros con la fuerza e ilusión necesaria como para salir ahí fuera y lanzarse a la aventura”. El Confidencial ha hablado con algunos de los miembros activos de esta exclusiva sociedad, reservada solamente para los quijotes modernos.

placeholder Gómez-Navarro en la biblioteca de su casa. (Foto: Martín Ibarrola)
Gómez-Navarro en la biblioteca de su casa. (Foto: Martín Ibarrola)

Mercé Martí: vuelta al mundo en avioneta

Cuando tenía 25 años, Mercé Martí se convirtió en la primera aviadora española en dar la vuelta al mundo en avioneta. Recorrió 33.500 kilómetros en 92 horas y 27 minutos. A sus 51 años resta importancia a la hazaña. “Son carreras muy duras, parecidas al París Dakar...”, se limita a decir.

Desde que pilotó una aeronave por primera vez a los 17 años, la catalana comenzó una andadura de aventuras en las que ha atravesado tormentas tropicales, países en guerra y una infinita gama de paisajes. Una vez se le paró el motor en medio del Triángulo de las Bermudas y en otra ocasión el choque con una gaviota dejó un peligroso boquete en el ala y tuvo que arreglarlo con papel higiénico y cinta americana.

Entre sus carreras más icónicas se encuentra la ruta Aeropostal, dedicada a la compañía aérea que en los años veinte unió Europa y América del Sur a través de África. Sus pilotos entregaron sus vidas a la búsqueda de nuevas rutas que permitiesen llevar el correo por aire. Uno de aquellos pilotos era Saint-Exupéry, que encontraría en los desiertos africanos su inspiración para ‘El Principito’ antes de desaparecer durante una operación militar contra los alemanes. A finales de los noventa, Martí también organizó una ruta por diferentes paisajes de África, bautizada como ‘Discovery Flight’, en la que sobrevoló el continente en un avión de época modelo Fairchild de 1944.

placeholder El avión preferido de Martí es un Piper Twin Comanche. (Foto: Mercé Martí)
El avión preferido de Martí es un Piper Twin Comanche. (Foto: Mercé Martí)

“Cuando levantas un niño del suelo y lo sujetas en el aire le cambia la cara. Le sale una gran sonrisa. Yo tengo esa misma sensación cuando me subo a mi avión. Es una sensación de libertad absoluta... Me permite ver el mundo desde otra perspectiva”, explica a El Confidencial. La aviadora catalana no se separa de su avión de carreras preferido, el Piper Twin Comanche, que pilota como quien conduce un coche. “El vuelo ha permitido que la exploración moderna piense en nuevos mundos y nuevos universos. Aunque en la tierra todavía queden proyectos bonitos, la exploración está más allá, en el espacio abierto”.

Diego Cortijo: un rostro de piedra en la selva

Si un extranjero se acerca a las alejadas comunidades del río de Madre de Dios, los indígenas preguntarán desde la orilla: “¿Es amigo de Diego Cortijo?”. Su nombre forma parte ya del mito de los grandes exploradores amazónicos. Y no es para menos. Este vallisoletano ha organizado desde el 2010 ocho expediciones a la selva peruana y ha abierto nuevas rutas con la ayuda de guías y amigos nativos.

En 2012 descubrió un imponente rostro en piedra en mitad de la selva al que las viejas leyendas se referían como Amana. La piedra antropomórfica había pervivido en la tradición oral de los Harakmbut, pues sus ancestros la veneraron, aunque ya nadie recordaba dónde se encontraba. Más tarde, financió y lideró diferentes expediciones con las que documentó las ruinas olvidadas de una espectacular pirámide ceremonial pre-incaica, camufladas entre la vegetación de una quebrada a la que llamaban Pisue.

placeholder 4. Cortijo, explorando la selva peruana de Madre de Dios. (Foto: Diego Cortijo)
4. Cortijo, explorando la selva peruana de Madre de Dios. (Foto: Diego Cortijo)

En su vida rutinaria, Cortijo es funcionario, aunque no de cualquier tipo, es Policía Nacional, un empleo en el que tampoco ha estado exento de riesgos. El año pasado recibió una cruz al mérito policial con distintivo rojo después de verse obligado a disparar en el gemelo a un hombre que lo atacó con un cuchillo en la plaza Nelson Mandela de Lavapiés. “Aunque hoy podamos llegar con Google Earth a cualquier sitio, el propio viaje siempre te abrirá nuevos caminos”, reflexiona Cortijo.

Durante sus expediciones se ha adentrado en los cenotes de México —donde las aguas preservan con sorprendente detalle huesos de megafauna y restos los primeros pobladores de América—, ha conocido a los inuit que habitan en el norte de Groenlandia, ha buscado yacimientos vikingos entre fiordos helados, ha investigado el subsuelo de la Isla de Pascua y ha buceado la ciudad sumergida de la isla de Yonaguni. Sus aventuras protagonizaron la serie documental ‘La Búsqueda’ y el libro ‘Explora’.

placeholder 5. Las expediciones de Cortijo abarcan todo el planeta. (Foto: Diego Cortijo)
5. Las expediciones de Cortijo abarcan todo el planeta. (Foto: Diego Cortijo)

Este mismo verano viajó hasta Japón para conocer en persona a los monjes Yamabushi, antiguos guías de montaña que profesan un tipo de budismo esotérico bastante desconocido. Además de las meditaciones extremas, estos monjes son famosos por haber practicado la automomificación durante siglos. Se trata, como explica él, de un lento proceso de deshidratación, ayuno y envenenamiento voluntario denominado Sokushinbutsu, una especie de eutanasia en la que los monjes ascetas acababan momificados por voluntad propia. Aún quedan una docena de estos cadáveres repartidos y santificados por todo Japón.

Cortijo no deja de pensar en nuevos horizontes. “Todo comienza con ese cosquilleo que surge al hablar de un lugar lejano, de una historia no contada, de un territorio poco pisado o de un atardecer imposible”.

Lola Higueras: primera buceadora de la armada

Su aspecto bondadoso esconde un espíritu fiero. Lola Higueras es historiadora, arqueóloga subacuática, ex directora del Museo Naval de Madrid y una de las máximas expertas de la historia marina de nuestro país. A sus 74 años, recorre el mundo divulgando figuras históricamente poco reconocidas como la de Elcano, por lo que nos atiende vía whasapp desde un congreso de Río de Janeiro.

Higueras tiene claro que el principal motor de la exploración es “la curiosidad y el espíritu de aventura por conocer lo ignoto”, aunque también reconoce que suele haber factores estratégicos y económicos. “Eso sigue muy presente en el patrocinio de las tres grandes áreas de la exploración moderna: la Antártida, los recursos de los océanos y el espacio. Otros ámbitos, como la supervivencia del planeta, los nuevos recursos energéticos o la ecología también aúnan recursos económicos”.

placeholder Lola Higueras ha sido arqueóloga subacuática y directora del Museo Naval de Madrid. (Foto: Lola Higueras)
Lola Higueras ha sido arqueóloga subacuática y directora del Museo Naval de Madrid. (Foto: Lola Higueras)

Entonces, ¿aún queda sitio para la exploración pura, sin más intereses que el deseo de rellenar un hueco en el mapa? Higueras no lo duda. “Hoy día se siguen produciendo aventuras personales de extraordinario valor en cualquier parte del mundo”. Ella misma se convirtió en una pionera de su época, pues fue, en el año 1968, la primera buceadora de la armada.

placeholder Higueras aprendió a bucear en la armada en 1968. (Foto: Lola Higueras)
Higueras aprendió a bucear en la armada en 1968. (Foto: Lola Higueras)

"El Almirante Guillén, un hombre muy culto, quiso iniciar en el Museo Naval de Madrid estudios sobre la naciente disciplina la arqueología subacuática”. La formó a conciencia con los mejores instructores y pronto se vio rodeada de coraleros, mecánicos de plataformas petrolíferas, buzos que extendían los tendidos de cables en el fondo del océano... Un mundo de hombres que, asegura, la recibió con respeto y gran sentido de colaboración. Cada vez que coincidía en congresos con otros profesionales del sector, trataba de sensibilizar y asesorar sobre el incalculable patrimonio que esconden los mares del planeta.

“Los protocolos éticos internacionales obligan a que este patrimonio sea estudiado, extraído si procede y restaurado solo por instituciones científicas y arqueólogos profesionales”. En teoría, esto supondría que la época dorada de los caza tesoros habría pasado, pero en la práctica muchos países no firmantes de las Convenciones Internacionales siguen autorizando a empresas a actuar en sus aguas a cambio de parte del botín.

Su sueño como exploradora subacuática sería poder participar en las campañas arqueológicas del Mar Negro, donde reposan innumerables barcos históricos. Para ella, los pecios son “cápsulas del tiempo” con valiosísima información para la historia de la navegación. La siguiente expedición de Lola Higueras no tiene un destino concreto. “La vida misma es mi gran aventura. Vivir la vida con ilusión y valentía, como venga, sin evitar los riesgos que comporte, allá donde nos lleve...”.

Miguel Gutiérrez-Garitano: un santuario inca

Historiador, escritor, reportero, 'fellow explorer' de la Royal Geographical Society y hasta diseñador de su propio cuchillo ‘Erroi’. Las anécdotas del vitoriano Miguel Gutiérrez cuentan una historia que se extiende por todo el mundo. Viajó hasta la selva de Guinea Ecuatorial siguiendo los pasos de su compatriota Manuel Iradier y consiguió contactar con la huidiza secta del Bwiti, con los que compartió sus rituales más secretos.

En África también rodeó junto a su hermano y fotógrafo Rafa el muro marroquí en el Sáhara Occidental (un coloso kilométrico que separa el país por la mitad y ostenta el récord de ser la mayor construcción humana ocupada); subió encima de los trenes de carbón que cruzan el desierto de Mauritania y recorrió con patrullas del Polisario las zonas más inexploradas del desierto del Tiris.

placeholder Gutiérrez-Garitano subido en uno de los trenes que cruzan Mauritania. (Foto: Rafa Gutierrez)
Gutiérrez-Garitano subido en uno de los trenes que cruzan Mauritania. (Foto: Rafa Gutierrez)

Pasó dos semanas en el frente Irak, preparando un libro sobre la última batalla de Mosul contra el Estado Islámico, y fue testigo de la guerra, “la última frontera de la psique humana”. Navegó hasta el Ártico con intención de llegar al estrecho de Nares, imitando la historia de aquellos navegantes que buscaban ese mar abierto y templado que supuestamente se encontraba en el interior del polo norte, “el mito no fue refutado hasta la expedición de Nansen, a principios del siglo XX, y ahora, desgraciadamente, la leyenda se está volviendo realidad, porque el polo se está fundiendo”.

Su gran expedición, que se demoró durante varios años e incluyó la ayuda de un equipo multidisciplinar, se centró en los valles andinos de Perú. Allí investigó el mito de la ciudad de Vilcabamba y descubrió el santuario de Comballa, la necrópolis de Quishuarpampa y los restos de varios edificios en Vista Alegre. Gutiérrez ha protagonizado un documental y ha escrito cinco libros, en los que contrasta la leyenda con las fuentes históricas y sus propias vivencias.

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Gutiérrez-Garitano en una cueva del desierto de Mauritania. (Foto: Rafa Gutiérrez)

Es, además, presidente de la Sociedad Geográfica La Exploradora de Vitoria-Gasteiz (fundada originalmente por Iradier) y trabaja como cabo de la Ertzaintza. Igual que Cortijo, los peligros a los que se expone en su trabajo le han devuelto una medalla al mérito policial con distintivo verde y una mención, ambas condecoraciones por salvar vidas. Gutiérrez-Garitano aprovecha sus vacaciones y permisos sin sueldo para realizar proyectos como el de este verano, con el que culminó su tercera travesía a la selva baja amazónica.

Navegó en kayak hinchable por el Alto Madre de Dios, imitando el recorrido de un gobernador del siglo XVI llamado Juan Álvarez Maldonado, entre los poblados “sin ley” de la minería ilegal, tribus aisladas y ruinas incas olvidadas. “Parece que hemos tirado la toalla. Hoy vence en el viaje de descanso, apagamos el cerebro y coleccionamos estampas. Afortunadamente, siempre habrá planteamientos increíbles. La exploración es un estado mental, y como tal, es infinita. Si hay una cueva alguien la va a recorrer, si hay una montaña alguien la va a escalar, si hay un planeta habitable alguien hará una nave para llegar hasta allí”.

Dientes rotos y horizontes polares

Estos cuatro son solo algunos de los muchísimos aventureros que parten desde nuestro país hacia los confines del mundo. Ramón Larramendi, un veterano de las latitudes heladas, revolucionó la exploración polar al usar una cometa y prescindir de motores o animales para moverse por la zona; Sergio García Dils, el espeleólogo y arqueólogo que ha recorrido las cuatro grandes simas del valle glaciar de Orto-Balagán, está acostumbrado a moverse a una profundidad mayor de los 2.000 metros. Y hay muchos más nombres.

Albert Bosch ha finalizado, entre otros proyectos, los ‘7 Summits’ (escalar las montañas más altas de cada continente) y numerosos rallies Dakar (en 2015 se convirtió en el primer piloto en la historia en participar con un coche 100% eléctrico); el zoólogo Fernando González Sitges ha rodado alrededor de 180 documentales en los lugares más salvajes e inhóspitos del planeta; Alicia Sornosa ha recorrido África en moto y Eñaut Izaguirre ha viajado, junto a Ibai Rico y Evan Miles, a la inexplorada península de Cloue.

El noruego Borge Ousland y el sudafricano Mike Horn, ambos premiados por la SGE, culminaron este invierno una de las travesías más complicadas y peligrosas de los últimos tiempos. Según adelantó el propio Horn en su web, "desembarcaremos del barco Pangea a 85ºN de latitud y comenzaremos la expedición. Recorreremos 900 millas náuticas (unos 1.666 km) a pie y sobre esquís, cruzando el océano helado del Polo Norte. Calculamos que el punto de recogida estaría a 80ºN, sobre el archipiélago noruego de Svalbard”.

Durante la expedición, fueron acechados por un oso polar y uno de ellos se rompió dos dientes al morder una chocolatina congelada. Los estragos provocados por el cambio climático hicieron que ambos llegaran sin casi provisiones, después de haber esquivado la muerte en varias ocasiones y con serias congelaciones. Los aventureros modernos no acaparan los titulares ni consiguen la repercusión mediática de la que sí gozaron sus predecesores, pero muestran la misma curiosidad por conocer lo desconocido.

Javier Gómez-Navarro guarda mapas franceses de principios del siglo XX en los que dibujaron el continente africano con un hueco en el centro y un rótulo que invitaba a la aventura: África desconocida. Un siglo después, en plena era de Google Maps, la Sociedad Geográfica Española (SGE) aún defiende la existencia de extensos territorios por explorar. “Cuando el Homo Sapiens se separó por el mundo, perdimos el contacto y tardamos siglos en volver a encontrarnos. Poco a poco reescribimos nuestra historia entre todos. La exploración ha sido y es una forma de conocernos mejor”, reivindica Gómez-Navarro, actual presidente de la SGE (y también exministro de Turismo con Felipe González, organizador de los Juegos Olímpicos del 92 y fundador de la revista Viajar).

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