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Greta: "Nuestros líderes no se comportan como si estuvieran en una emergencia"
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HA INTERVENIDO EN EL PLENARIO DE LA CUMBRE

Greta: "Nuestros líderes no se comportan como si estuvieran en una emergencia"

La jornada de hoy en la COP se ha iniciado con la esperada intervención de la activista sueca. Sus teloneros, ministra Ribera incluida, dejaron entrever que las negociaciones no van muy bien

Foto: La activista sueca Greta Thunberg durante el plenario de la Cumbre Climática (Reuters)
La activista sueca Greta Thunberg durante el plenario de la Cumbre Climática (Reuters)

El día de hoy estaba marcado en el calendario de la COP por la intervención de Greta Thunberg. Sin embargo, lo que al principio podría considerarse una nota de color ha ido adquiriendo con el paso de los días —y el frustrante encallamiento de las negociaciones— la relevancia de una "llamada a las armas" por parte de la activista adolescente, como ya ocurrió en la cumbre de septiembre en Nueva York.

[Greta Thunberg, persona del año para la revista TIME]

Si los cientos de representantes diplomáticos internacionales de alto nivel convocados en la Feria de Madrid requieren de un discurso estilo Braveheart de una chica de 16 años para estimular las conversaciones... las previsiones no son las mejores.

"La COP se ha convertido en una oportunidad para que los países encuentren lagunas y eviten aumentar sus ambiciones: doble cómputo, externalizar a países extranjeros… hay que poner fin a esto, deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero", ha dicho Thunberg. "Nuestros líderes no se comportan como en una emergencia, en una emergencia uno cambia su conducta".

Lo cierto es que Thunberg, al menos, habla con claridad y eso no es habitual en una cumbre como ésta, donde hay dos tipos de discursos: o los extremadamente viscosos de los políticos, de donde es dificil extraer una promesa concreta, o los extremadamente idealistas de las 'celebrities' como Harrison Ford o Alejandro Sanz, de donde es difícil extraer una idea concreta. La sueca es refrescante en ese sentido, porque expone cifras y luego reparte culpas.

"Hace año y medio no hablaba con nadie a menos que tuviera que hacerlo, así que tuve que encontrar un motivo por el que hablar", ha comenzado diciendo. Ha añadido que le cuesta mucho trabajo hablar en público así que le recomendaron comenzar sus discursos con alguna experiencia personal. Sin embargo se ha dado cuenta de que no sirve de nada, porque la gente se queda en lo accesorio, en lo humano, y olvida lo demás.

placeholder Greta Thunberg durante su intervención (Reuters)
Greta Thunberg durante su intervención (Reuters)

Por ello, gran parte de su intervención ha girado en torno al concepto de 'carbon budget' o presupuesto de carbono. "Durante un año he estado hablando constantemente sobre cómo disminuyen estos presupuestos, una y otra vez, pero tendré que volver a hacerlo". Este es un concepto que aparece en el último 'special report' del IPCC y que viene a decir que, si los países emiten otras 420 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera, se reducirán a un 67% las posibilidades de mantener el crecimiento de las temperaturas por debajo de esa barrera de 1,5ºC a finales de este siglo.

"El 1 de enero de 2018 teníamos 420 gigatoneladas disponibles", ha dicho Thunberg. "Con los niveles actuales de emisiones, ese presupuesto desaparecerá en ocho años, y estas cifras no son opiniones: para muchos científicos son moderadas, pero fueron las que aceptó el IPCC".

Y a continuación asestó otro bocado de realidad: "Los modelos cuentan con que las futuras generaciones serán capaces de capturar CO2 del aire con una tecnología que hoy no existe y puede que no exista nunca".

Los modelos cuentan con que las futuras generaciones capturarán CO2 del aire con una tecnología que puede que no exista nunca

Entiendan que, fuera del salón de plenos Baker donde Thunberg dio su charla, el lento progreso de las negociaciones ha dado paso a una fase de 'blame game', un juego de culpas donde países como Alemania, Costa Rica o Suecia dijeron que "unas pocas partes muy influyentes están obstaculizando los esfuerzos". Entre medias, toneladas de grandes frases con la perífrasis de moda 'neutralidad de carbono' como protagonista.

En ese contexto, la activista señaló que "todos tenemos trabajo que hacer pero algunos más que otros, la mayoría de estas promesas de neutralidad y carbono cero que hacen los países ricos no incluyen aviación, transporte marítimo ni las tasas de reducción anuales necesarias para no consumir ese presupuesto del que hablaba antes".

placeholder Greta Thunberg observa a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera durante el plenario de la Cumbre Climática (EFE)
Greta Thunberg observa a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera durante el plenario de la Cumbre Climática (EFE)

Sus detractores la llaman alarmista, pero ella asume el término orgullosamente y al mismo tiempo pregunta al público "¿cómo se puede no ser alarmista?"

Ribera, telonera de Thunberg

Antes de la intervención de Greta Thunberg han desfilado por el escenario varios perfiles que fueron in crescendo de menos a más impaciencia con la situación.

Primero desfiló Gonzalo Muñoz, el 'champion' de la COP25 (una figura encargada de dirigir y promover las acciones de alto nivel) que dijo clichés como "cada fracción de un grado de más tiene desastrosas consecuencias".

Luego apareció Johan Rockström, director del Instituto Potsdam de Estudios del Clima. "Hemos infravalorado el ritmo al que avanza el cambio climático", señaló, "y tomado un camino que nos lleva a aumentar entre tres y cuatro grados en tan solo 80 años".

placeholder La ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera durante su intervención en el plenario de la Cumbre Climática (EFE)
La ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera durante su intervención en el plenario de la Cumbre Climática (EFE)

Tras detallar algunas cifras sobre la situación del planeta dijo "¿cuál es mi intención, provocar el pánico? Por supuesto que no, solo desatar una transformación hacia un futuro más sostenible".

Teresa Ribera siguió sus pasos y se puso seria, evidenciando los escollos que está habiendo en la negociación. "¿Recuerdan lo que pasó con el Acuerdo de París? Todo el mundo quiso firmarlo tan rápido y ahora vemos la brecha entre lo que quisimos hacer y lo que hacemos", ha dicho la ministra de Transición Ecológica. "Por qué es tan difícil aplicar algo que todos habíamos firmado", se ha preguntado.

"Esas voces que se escuchan, las que piden más tiempo y no ir demasiado rápido, no son las adecuadas", ha añadido. Una de sus últimas frases ha sido: "Identifiquemos y señalemos con el dedo a aquellos que no hacen más para que vean que es justo y se necesita solidaridad". No es exactamente lo que uno catalogaría de diplomacia, pero veremos a ver si resulta efectivo.

El corazón del Acuerdo de París sigue latiendo, pero de forma muy débil

La intervención más 'punk' de la mañana, adolescentes suecas aparte, ha sido la de Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace, que tampoco podía ocultar su decepción por el transcurso de la cumbre. "Llevo 25 años participando en las COP y nunca había visto una brecha tan grande entre lo que sucede dentro de estas paredes y lo que sucede fuera", ha relatado. "El corazón del Acuerdo de París sigue latiendo, pero de forma muy débil".

Su intervención ha acabado metiendo el dedo en la llaga, dado que todos estaban, al final, sirviendo de teloneros a Thunberg, cuya intervención —la única en la que ha tomado la palabra ya que en las anteriores cedió el testigo a otros activistas o científicos— logró agotar los pases de prensa muchas horas antes.

"¿Dónde están los líderes y dónde están los adultos en esta sala?", ha declamado Morgan antes de dejar paso al esperado icono del ecologismo.

El día de hoy estaba marcado en el calendario de la COP por la intervención de Greta Thunberg. Sin embargo, lo que al principio podría considerarse una nota de color ha ido adquiriendo con el paso de los días —y el frustrante encallamiento de las negociaciones— la relevancia de una "llamada a las armas" por parte de la activista adolescente, como ya ocurrió en la cumbre de septiembre en Nueva York.

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