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Tenemos un gran problema: la malaria está mostrando resistencia a su principal cura
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la artemisina sirve de base a casi todas las medicinas

Tenemos un gran problema: la malaria está mostrando resistencia a su principal cura

El descubrimiento de la artemisina ha salvado muchas vidas y valido un Nobel de Medicina a la china Youyou Tu. Pero la historia se repite y la malaria en el Sudeste Asiático escapa a su control

Foto: Una paciente de malaria, entre otras enfermedades, fotografiada en Bujumbura, Burundi (Darrin Zammit / Reuters)
Una paciente de malaria, entre otras enfermedades, fotografiada en Bujumbura, Burundi (Darrin Zammit / Reuters)

La historia de la lucha del hombre contra la malaria, una enfermedad que acaba cada año con la vida de medio millón de personas, se remonta a, por lo menos, el siglo IV. Generalmente, hemos ido perdiendo esta guerra pero hemos ganado algunas batallas. El siglo XX cuenta con dos victorias clave de los humanos (y sus medicinas) contra el parásito 'Plasmodium falciparum'. La primera fue en los años cincuenta, con el descubrimiento del DDT, la última (y más relevante) con el de la artemisina ya a finales del siglo.

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El descubrimiento y síntesis de la artemisina, un compuesto cuyas propiedades antimaláticas ya se empleaban en la medicina tradicional china de hace siglos, le valió a la farmacéutica Tu Youyou un merecido Nobel de Medicina en 2015. La científica hizo su descubrimiento en los años sesenta, cuando Mao Zedong ordenó a sus científicos encontrar un remedio para ayudar a los soldados de Vietnam del Norte.

Pero, como pasó en el pasado con la quinina (los colonizadores británicos del XIX la mezclaban en la India con ginebra para reducir su amargor y paliar los síntomas de la malaria inventando así el 'gin tonic') o la cloroquina, la malaria ha empezado a pillarle el truco también a la artemisina, cuyo uso en redes insecticidas ha provocado el mayor descenso de la historia en muertes por malaria en el África Subsahariana, donde ocurren el 90% de éstas. Un nuevo estudio, publicado esta semana en 'PNAS' por, principalmente, Dyann Wirth y otros investigadores de la universidad de Harvard, advierte: "La expansión de 'Plasmodium falciparum' con una susceptibilidad reducida a la artemisina amenaza el control global de la malaria".

Foto: Un empleado del Instituto de Higiene Pública fumiga con insecticida para exterminar mosquitos en Treichville, al sur de Abiyán, Costa de Marfil (Legnan Koula / EFE)
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Dado que la artemisina es el medicamento antipalúdico que actúa antes y es más efectivo, la Organización Mundial de la Salud recomendó hace años no administrarla sola (en monoterapia) sino en combinación con otros medicamentos, precisamente para no acelerar este proceso de resistencia. Actualmente la OMS recomienda cinco combinaciones diferentes de fármacos que junten la artemisina con otro compuesto, menos específico pero con mayor vida media. Todos estos cócteles son, precisamente, los que están comenzando a fallar.

La expansión de 'Plasmodium falciparum' con una susceptibilidad reducida a la artemisina amenaza el control global de la malaria

"Actualmente, la resistencia a la artemisina está contenida dentro de la Subregión del Gran Mekong, en Camboya", explican los autores del artículo. "La resistencia a la cloroquina y a la pirimetamina se extendió al resto del mundo desde esta misma región en el último siglo". A este problema se añade otro, que apenas están saliendo nuevos medicamentos contra la malaria y los que hay en desarrollo tardan al menos una década en llegar al mercado.

Además de descubrir esto, los investigadores se plantearon qué ocurrirá si esa cepa del protozoo salta a África, el gran reservorio mundial de la malaria y donde se dan el 90% de las muertes. Aunque en principio el Sudeste asiático y el África subsahariana son escenarios muy diferentes, todo esto ya se ha dicho antes y ha acabado sucediendo.

En este último estudio, los científicos tomaron dos muestras tomadas en Senegal para comprobar si éstas mostraban también una susceptibilidad reducida a la artemisina. Y efectivamente. Al parecer, eran aquellas cepas que mostraban mutación en los genes de una proteína llamada PfCoronin, cuyo rol en la resistencia a la enfermedad ha sido identificada por primera vez.

Actualmente todo parece muy preocupante, aunque los científicos conservan la esperanza de que sólo han visto esta mutación 'in vitro'. "Puede ser que los mutantes seleccionados bajo condiciones de laboratorio estén tan perjudicados en la naturaleza que no puedan extenderse en una población", razonan.

La historia de la lucha del hombre contra la malaria, una enfermedad que acaba cada año con la vida de medio millón de personas, se remonta a, por lo menos, el siglo IV. Generalmente, hemos ido perdiendo esta guerra pero hemos ganado algunas batallas. El siglo XX cuenta con dos victorias clave de los humanos (y sus medicinas) contra el parásito 'Plasmodium falciparum'. La primera fue en los años cincuenta, con el descubrimiento del DDT, la última (y más relevante) con el de la artemisina ya a finales del siglo.

Malaria Estudio científico
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