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De turistas a cooperantes: fueron a bucear y se toparon con un terremoto de 430 muertos
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estos españoles siguen aún en lombok

De turistas a cooperantes: fueron a bucear y se toparon con un terremoto de 430 muertos

El terremoto del pasado día 9 de agosto en Indonesia ha pasado bastante desapercibido, pero no para estos españoles, a los que transformó de turistas a cooperantes humanitarios

Foto: Miembros del personal de rescate trabajan en la búsqueda de víctimas de un terremoto en la isla indonesia de Lombok (Adi Weda / EFE)
Miembros del personal de rescate trabajan en la búsqueda de víctimas de un terremoto en la isla indonesia de Lombok (Adi Weda / EFE)

Berta Felipe es una leonesa que este verano ha estado viajando por el Sudeste asiático disfrutando de su gran pasión, el buceo. Así es como llegó a Gili Trawangan, una de las tres pequeñas islas que hay al noroeste de la isla indonesia de Lombok y a unos 35 kilómetros de las costas de Bali. El lugar es un paraíso para el 'snorkeling' por sus cristalinas aguas, playas de arena blanca y el gran número de tortugas que uno puede contemplar rondando el arrecife de coral.

Eran las 18:46 horas del 5 de agosto. "Estabamos tomando unas cervezas todos juntos y pasándolo bien, cuando de repente el suelo empezó a temblar, los vasos caían y la luz se fue", recuerda Berta. "Corrimos a la playa lejos de edificaciones y ninguno de nosotros resultó herido, pero no todos corrieron la misma suerte". El Servicio Geológico de Estados Unidos registraba en ese mismo momento la magnitud de 6,9 del terremoto.

Foto: Los servicios de rescate buscan gente entre los escombros. (Reuters)

Desde el 27 de julio y hasta el 9 de agosto, la isla de Lombok ha sufrido otros seísmos, tres de ellos con víctimas, pero fue éste el que se llevó la palma. Hasta el momento se han identificado 436 cadáveres y más de 1.300 heridos.

Esa noche estaba también allí Abilio Calvo, un barcelonés que solía trabajar como actor y guionista pero se trasladó hasta Indonesia para hacer un curso de Divemaster —de los cinco niveles de dificultad que hay en el aprendizaje del buceo, éste estaría en el cuarto— y estaba relajándose tras toda una jornada de inmersiones cuando se le abrieron las puertas del infierno.

En aquel momento había unos doscientos turistas españoles en Lombok. La gran mayoría huyeron junto a miles de otros viajeros, pero Berta y Abilio, junto con otros muchos compatriotas, han resistido allí desde entonces, coordinando las tareas de ayuda y tratando de visibilizar este drama que, por ocurrir en plenas vacaciones y en un rincón remoto del mundo, ha pasado casi desapercibido para la mayor parte de Occidente.

De turistas a cooperantes

Han pasado 14 años del tsunami de Indonesia, el peor en la historia reciente del país asiático, pero a la gente allí no se le borra de la cabeza. Tras la conmoción inicial, "la gente empezó a circular calle abajo hacia el puerto y camino de la colina que corona la isla", dice Calvo. Temían, por supuesto, una gran ola. "Aquellos que aún tenían acceso a Internet se apresuraron a informarse y a hacer correr la voz de que no había peligro de tal".

No sirvió de mucho. Acababa de oscurecer y la gente siguió huyendo en dirección a la colina. "Gente asustada, heridos, la isla a oscuras, edificios semiderruidos y la incertidumbre de no saber cómo se encuentran tus amigos", recuerda el barcelonés, "las imágenes de aquella noche no se olvidarán fácilmente".

Berta estaba entre los que subieron hasta la parte más alta de la isla, guiada por los locales. "Automáticamente la mayoría de las personas, yo incluida, corrimos buscando refugio en la colina, la alarma de tsunami fue real, proporcionada por las principales agencias internacionales". En su camino hacia la cima, las consecuencias ya eran palpables: edificios derruidos, gente herida, negocios arruinados, campamentos médicos improvisados en la playa, calles vacías...

placeholder Una mujer carga con sus pertenencias entre los escombros el 10 de agosto de 2018, tras el terremoto que el pasado domingo azotó el norte de la isla de Lombok (EFE)
Una mujer carga con sus pertenencias entre los escombros el 10 de agosto de 2018, tras el terremoto que el pasado domingo azotó el norte de la isla de Lombok (EFE)

Esa misma noche, comprendieron que sus vacaciones se habían terminado, pero no así su estancia en las islas.

La post-tragedia

Lo primero que tuvo que hacer Abilio fue trasladar a una mujer herida al centro médico que se había improvisado en la playa. "Al día siguiente revisamos edificios derruidos por si hubieran personas atrapadas", explica Berta. Además, los buceadores que allí se habían congregado se reunieron la mañana después del terremoto en el centro de buceo Blue Marlin para, en coordinación con otros centros, hacer una batida por la isla.

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La mayor parte de la gente vive en Trawangan, en la costa oriental, pero en otros rincones muchos residentes locales quedaron heridos o a la espera de un rescate. Además, tenían que darse prisa si querían pillar el último de los barcos que los evacuaría hasta Bali.

Una vez en la turística isla balinesa, estos buzos españoles devenidos en cooperantes humanitarios comenzaron a coordinar esfuerzos para llevar agua, comida y medicamentos hasta Lombok y las islas Gili. "Estamos colaborando en la recolección y distribución de suministros con diversas organizaciones, tanto gubernamentales, como el ejército, que ha realizado una gran labor de ayuda y socorro, como no gubernamentales", añade Abilio desde Indonesia.

placeholder Los cooperantes organizan cajas para enviar a Lombok (B.F.)
Los cooperantes organizan cajas para enviar a Lombok (B.F.)

Diez días después de la catástrofe, las noticias que les llegan desde las Gili son buenas. "Al parecer se ha restablecido la electricidad y el agua y ya comienzan los trabajos de reparación y reconstrucción de la isla", explica el actor. La cercana Lombok, sin embargo, no corre la misma suerte. "La situación allí es grave, sigue habiendo decenas de miles de desplazados que ha perdido sus hogares y posesiones y siguen a la espera de ayuda, ya sea en forma de suministros médicos, agua, comida, ropa..."

Un nuevo recordatorio de que los desastres naturales no terminan cuando desaparecen de los telediarios y las portadas de los periódicos. El terremoto de Lombok duró solamente unos minutos, las consecuencias de la tragedia se prolongarán durante años.

Berta Felipe es una leonesa que este verano ha estado viajando por el Sudeste asiático disfrutando de su gran pasión, el buceo. Así es como llegó a Gili Trawangan, una de las tres pequeñas islas que hay al noroeste de la isla indonesia de Lombok y a unos 35 kilómetros de las costas de Bali. El lugar es un paraíso para el 'snorkeling' por sus cristalinas aguas, playas de arena blanca y el gran número de tortugas que uno puede contemplar rondando el arrecife de coral.

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