Experimentos a contrarreloj contra el ébola del olivo: virus y drones, último recurso

Estamos perdiendo la batalla contra la 'Xylella fastidiosa'. En Italia, donde comenzó esta terrible plaga que ha arrasado con los almendros de Baleares y ahora amenaza a los olivos españoles, no saben cómo frenar el avance de la enfermedad.

El último parte de esta guerra, del 30 de octubre, indicaba que la región de Apulia había notificado 63 nuevos casos del 'ébola del olivo', en su mayoría brotes en zonas previamente no colonizadas. Uno de ellos fue en un olivo de Cisternino, lo que significaba que la plaga se había extendido otros cuatro kilómetros hacia el norte en apenas dos semanas. Ahora está a solamente 4,5 de alcanzar la llamada "zona libre de Xylella".

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El Confidencial

Cuando Ana Torrejón, del departamento de bioensayos de AINIA, visitó la provincia de Lecce —zona cero de la epidemia— en septiembre de este año, se le cayó el alma a los pies. "Habíamos estado diez meses antes, en noviembre de 2016, y el cambio era devastador", explica a Teknautas, "porque además, el olivo italiano es más grande y frondoso que el español, y de esos árboles ya solo queda el esqueleto, es terrible".

Torrejón y su grupo en este centro de investigación valenciano trabajan para encontrar soluciones contra el llamado 'ébola del olivo', aunque saben que probablemente sus hallazgos sean más útiles para la próxima epidemia que para ésta. "Es un proyecto que hemos empezado prácticamente de cero", explica la biotecnóloga, "esperamos tener resultados de aquí a 2020, ojalá encontráramos algo que fuera como la purga de Benito", es decir, de aplicación rápida y efectiva, "pero hay que ser realistas y ver qué pasa".

Lo que buscan en concreto desde un laboratorio ultraseguro de la Universidad de Barcelona es un virus bacteriófago (también llamados fagos) capaz de aniquilar a la 'Xylella fastidiosa', que es una proteobacteria. Los fagos son una terapia experimental que está actualmente en auge para combatir la resistencia de muchos patógenos a los antibióticos.

En España, grupos de investigación como el de Francis Mojica en la Universidad de Alicante están experimentando con ellos para combatir a bacterias como la 'Escherichia coli', además de apostar por modelos agrícolas que no empleen compuestos biocidas.

De Italia a Baleares, de virus a drones

En España, la plaga saltó de las Islas Baleares a Alicante, donde a día de hoy prosigue su lenta expansión. En el último comunicado de la Generalitat valenciana, del 20 de octubre, se confirmaban 61 nuevos almendros infectados, todos ellos "dentro de la zona demarcada". En cuanto a Mallorca, donde la Xylella comenzó su invasión hace un año, sus almendros se hallan ya en cuidados paliativos y hasta Bruselas ha bajado los brazos.

En el otro lado de la balanza está Andalucía, la región más asustada ante lo que puede venir pero que, tras más de 500 pruebas realizadas por la Junta, permanece libre de Xylella a día de hoy.

¿Qué ha sucedido para que países europeos se vieran de repente acorralados por una bacteria tropical? En Italia, las pesquisas apuntan hacia la importación de unas plantas ornamentales de café, pero se desconoce si la llegada a España de la Xylella tuvo relación con esto. "La cepa de Italia no aparece en España, aunque forman parte de la misma subespecie", explica Torrejón.

En cualquier caso, la investigadora alerta: aunque la cepa que llegó a Baleares no sea tan dañina como la italiana, no hay que relajarse. "Es un tipo de bacteria recombinante y surgen especies nuevas cada dos por tres", dice Torrejón, "cuando en un organismo huésped aparecen dos subespecies distintas se produce recombinación y aparece una tercera, que puede ser más o menos virulenta".

Soluciones creativas

Como último recurso, la Comisión Europea montó un programa de emergencia, llamado XF-ACTORS y centrado únicamente en la 'Xylella fastidiosa', para ofrecer soluciones experimentales que pudieran ayudar a contener este drama para los agricultores. AINIA no es el único centro científico español que participa, ya que el Instituto de Agricultura Sostenible (CSIC) de Córdoba, con Juan Antonio Navas al frente, se ha enrolado en el proyecto para probar si son capaces de detectar este patógeno en una fase temprana con drones de visión hiperespectral.

Desde otros países —principalmente Italia, que es a quien se le están muriendo los árboles— también están ofreciendo alternativas como péptidos antimicrobianos u organismos antagonistas.

Pero a falta de un tratamiento para revertir los efectos de la enfermedad o proteger mejor a los árboles, lo único que podemos hacer es extremar la prevención y el diagnóstico temprano. "Que no pase como en Baleares, que cuando se dieron cuenta de que la tenían ya estaba hasta en la cocina", recalca la biotecnóloga. "En cualquier caso, el alarmismo es malo porque puede conseguir que el agricultor, cuando detecte los síntomas, no diga nada por miedo a que le arranquen el árbol".