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Hablan los purgados de Twitter: "El escenario apocalíptico está más cerca que nunca"
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¿Y SI TWITTER SE ROMPE?

Hablan los purgados de Twitter: "El escenario apocalíptico está más cerca que nunca"

La desbandada de trabajadores abona la teoría que dice que ha salido talento clave de la empresa con tal conocimiento del código que no podrá ser reemplazado

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.

"A nivel técnico, es muy difícil que Twitter caiga. Creo que los ingenieros con los que estás hablando, y esto me duele porque hasta la semana pasada eran excelentes compañeros, están muy influenciados por la situación que estamos viviendo (la oleada de despidos). Esto es, les gustaría que la plataforma cayese. Hace falta un mínimo de personas para mantener la plataforma en pie, pero de ahí a un cascade failure hay mucho camino".

Estas palabras, enviadas por DM a este periódico, son de uno de los pocos ingenieros que habían sobrevivido a las purgas de Twitter el jueves. Esa misma noche se cumplía el plazo establecido por Elon Musk para que sus trabajadores tomasen una posición: o se plegaban a los caprichos del CEO, que incluyen jornadas laborales de 12 horas y pernoctar en la oficina, o se marchaban a casa. La respuesta de la plantilla fue tajante: una dimisión en masa que deja Twitter en el chasis.

Foto: Foto: Dado Ruvic.

"La situación ha cambiado. Ahora el escenario apocalíptico que planteabas está más cerca que nunca", decía el ingeniero el viernes a primera hora. No ha vuelto a responder a las preguntas de El Confidencial, seguramente restringido por un NDA.

La idea de que la red social por antonomasia pueda caer por motivos técnicos es un rumor que ha ido ganando peso en la última semana. Varios de los ingenieros despedidos consideran que la falta de conocimiento hará que Twitter se vaya rompiendo poco a poco. No habrá un fallo total, sino una concatenación de pequeños errores que pueden convencer al usuario de que el pájaro azul está muriéndose. Esto sucedió la madrugada del viernes, cuando la plataforma registró un volumen de incidencias inaudito, coincidiendo con la renuncia masiva de sus trabajadores.

Según The New York Times, en las oficinas centrales de Twitter en San Francisco han quedado menos de 280 trabajadores. Es la tercera purga en el mes que lleva Musk al frente, después de despedir a 3.700 trabajadores, la mitad de toda la fuerza laboral, para seguir liquidando a los disidentes y, por último, a los que no han acatado su línea de trabajo "extremadamente dura". Durante este proceso, el empresario surafricano se ha visto obligado, en dos ocasiones, a contactar con trabajadores despedidos para tratar de repescarlos. ¿El motivo? Que eran imprescindibles en puntos clave de la plataforma. La mayor parte de ellos se han negado a regresar, lo que abona la teoría de que lo primero que fallará en Twitter es su código.

Se estima que en la sede de Twitter han quedado menos de 280 trabajadores

Otro de los ingenieros despedidos explica así a situación: "Imagina que tienes un coche diseñado por una empresa. Esa empresa desaparece y, con el tiempo, necesitas llevar el coche a un taller mecánico. Ellos sabrán cómo arreglarte las ruedas o un cristal roto pero, si los diseñadores no te han dejado un manual detallado de cómo funcionan sus sistemas más complejos, los mecánicos no podrán ayudarte. Esto es más o menos lo que puede suceder en Twitter, que es tremendamente complejo, y créeme que despedir a la gente por correo electrónico no es la mejor manera de que los ingenieros dejen bien documentado su trabajo".

La guerra del microservicio

Siguiendo esta hipótesis, el conductor podría seguir moviéndose con el coche, si bien la experiencia se iría degradando, primero sin parabrisas, después sin dirección asistida y por último con el aire acondicionado expulsando un olor pútrido. Esto serían los microservicios de Twitter. Al final, pese a que el utilitario aporta su utilidad, es probable que decida cambiar de coche.

Musk estima que, a lo largo de los años, Twitter se ha ido recargando de microservicios. Se trata de pequeñas unidades modulares que gestionan, por ejemplo, el número de RT de un tuit, los mensajes embebidos o los likes. Cuando un usuario abre la aplicación, la plataforma hace una llamada a cada uno de estos microservicios y con sus resultados conforma tu timeline personal. El CEO ha denunciado que estas llamadas han crecido hasta 1.200 por cada recarga, lo que produce una ralentización de la plataforma sangrante en las áreas con peor acceso a internet, como el sudeste asiático o África.

"Parte del trabajo del hoy será desactivar el bloatware (software inútil) de los microservicios. Menos del 20% de ellos son necesarios para que Twitter funcione", dijo Musk el lunes. Uno de sus empleados le respondió poco después: "Como ingeniero de Twitter que trabaja con varios de estos microservicios, predigo una caída masiva de la plataforma si se apagan el 80% de ellos".

Con todo el talento de Twitter en sus casas, a los supervivientes solo le queda el recurso de apagar servicios y ver qué sucede con los demás

En teoría, estos microservicios trabajan de forma autónoma, de modo que si uno de ellos falla, Twitter sea capaz de mostrar el timeline sin que apenas se note. En la práctica, solo los ingenieros que los han ido diseñando son conscientes de cuánto y de qué forma dependen los unos de los otros. Con todo el talento de Twitter en sus casas, a los supervivientes solo le queda el recurso de apagar servicios y ver qué sucede con los demás.

Eso es lo que está sucediendo esta semana. El lunes empezó a fallar la autenticación en dos pasos, un proceso orientado a incrementar la seguridad de los usuarios. El martes, algunos tuiteros notaron un incremento en el spam que reciben por mensaje directo. En la noche del jueves, decenas de miles de usuarios no pudieron acceder a la aplicación. El viernes se alertó de que estaban desapareciendo seguidores de las cuentas, en ocasiones reemplazados por perfiles falsos...

Por otra parte, está la cuestión del mantenimiento. Una de las peores incertidumbres a las que se puede someter a un sistema informático es no saber cuántas personas se van a conectar a la vez. En ese juego, nadie como Twitter. Amazon sabe que tendrá picos de uso en Black Friday y en Navidad, así como los deliveries de comida se utilizan mucho más por las noches y los periódicos entre semana, pero el pájaro azul vive al albur de los acontecimientos. Cualquier noticia es susceptible de disparar el uso de sus sistemas en una parte del mundo, o en todas a la vez, de modo que siempre tiene que estar preparada para una avalancha de usuarios, aunque no llegue. Esta circunstancia genera unos costos de mantenimiento de 3 millones de dólares diarios, una partida que Musk necesita recortar y que irá en detrimento de la estabilidad de Twitter. El inminente Mundial de fútbol, con 32 países atentos para reaccionar con cada jugada de su selección, será el primer test de estrés de la purgada red social.

Hoy, el principal debate es si Twitter se romperá a trozos, lo hará de golpe o permanecerá fresco como una lechuga. Más allá del deterioro de las funcionalidades, el principal miedo es que se dé un fallo a escala. "Twitter es un sistema distribuido y, como tal, está diseñado para ser resiliente a muchos tipos de fallos. Muchas máquinas y recursos están fallando todo el tiempo y el sistema sigue sirviendo sin corromper datos. Puede estar días o semanas sirviendo sin problemas sin atención", escribe Ramón Medrano, experto en fiabilidad de la plataforma en Google.

"La única forma de que Twitter se caiga como muchos están comentando aquí, de forma espectacular y, por cierto, muy poco informada, es un fallo en cascada. Estos son muy poco comunes en sistemas que han sido diseñados bien y llevan tiempo operando a escala. Personalmente, creo que no vamos a ver un fallo en cascada por un motivo: operar un servicio bien montado como Twitter no requiere realmente de tanto personal. 20-25 personas con experiencia previa y acceso completo a la plataforma pueden resolver todos los problemas que se presentan y permitir escalarla sin fallos en cascada. Haciendo operaciones solo y sin cambios, claro".

"Si una parte de los trabajadores está centrada en cumplir las estupideces de Musk, las cosas no van a salir bien"

Otros, como el ex-SRE (site reliability engineering) de Google Héctor Martín, dan por hecha la degradación de los microservicios, pero apuntan a que la posibilidad del fallo multiorgánico existe: "Twitter se rompe poco a poco, pero las cosas solo pueden ir a peor. Dicen que Twitter está construida para ser resiliente, y eso significa que las funcionalidades clave seguirán funcionando con un personal reducido. Como experto en fiabilidad, estoy en desacuerdo con esta conclusión".

"Todas las grandes plataformas y servicios están 'construidos para ser resilientes', pero son también extremadamente complejos, con incontables interacciones entre microservicios, configuraciones de sistemas, balanceos de carga y subsistemas de redirección, estructura de redes..." continúa Martín, que señala que un pequeño fallo en la interacción entre sistemas complejos podría dar lugar a un fallo en cascada y tumbar todo el sistema. "Si tienes a una cuarta parte de la fuerza de trabajo luchando por aprender nuevos sistemas mientras focalizan sus esfuerzos en cumplir la estupidez del día de Musk, las cosas no van a ir bien. De modo que sí, Twitter se mantendrá en pie hasta que un extraño fallo provoque el fallo de un sistema importante y no haya nadie para arreglarlo rápidamente. O hasta que un ingeniero nuevo cometa una errata que tumbe el sistema y no haya nadie que sepa cómo levantarlo".

En cualquier caso, no da la sensación de que Elon Musk tenga la situación controlada. Su última ocurrencia pasa por validar personalmente todo el código de la plataforma para depurarlo. A última hora de ayer, el CEO envió un mensaje a todos sus desarrolladores, a los que quedan, pidiéndoles que se reúnan con él a las 14 h (las 23 h en España) en la sede de Twitter en San Francisco. Todos han sido citados a la misma hora, haciendo cola, y han de llevar pantallazos de su trabajo en los últimos seis meses.

Si le da por despedir a otros tantos, la semana que viene veremos el primer caso en el que Silicon Valley hace el camino inverso del éxito: de multinacional a startup en apenas un mes.

"A nivel técnico, es muy difícil que Twitter caiga. Creo que los ingenieros con los que estás hablando, y esto me duele porque hasta la semana pasada eran excelentes compañeros, están muy influenciados por la situación que estamos viviendo (la oleada de despidos). Esto es, les gustaría que la plataforma cayese. Hace falta un mínimo de personas para mantener la plataforma en pie, pero de ahí a un cascade failure hay mucho camino".

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