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La misión de los cazadores de basura espacial de Tres Cantos para 'arreglar' la chapuza de Putin
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'GUARDIANES DE LA GALAXIA' CAÑÍS

La misión de los cazadores de basura espacial de Tres Cantos para 'arreglar' la chapuza de Putin

La empresa GMV, con sede en la localidad madrileña, ha sido escogida por la agencia alemana para diseñar un software que permite localizar, clasificar y predecir el avance de los residuos que orbitan a miles de kilómetros

Foto: Imagen de la Estación Espacial Internacional. Foto: Efe
Imagen de la Estación Espacial Internacional. Foto: Efe

El pasado martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, 'apretó' el botón para activar uno de tantos misiles que tiene en su haber Rusia. No era un lanzamiento cualquiera. Era un 'pepino' que se elevó hacia los cielos para acabar impactando en un antiguo satélite de comunicaciones propiedad del Kremlin. Donde habían puesto el ojo, pusieron la bala. El aparato, actualmente en desuso y puesto en órbita en 1982, quedó hecho añicos y cerca de 1.500 fragmentos quedaron flotando en el espacio.

Foto: Foto: Copernicus EMS.

La historia podía haber quedado ahí si estos restos no hubiesen puesto en alerta a la Estación Espacial Internacional, que tuvo que evacuar a sus inquilinos ante el riesgo de impacto. Una puesta en escena que buscaba sacar músculo, militarmente hablando, y que desplazó el centro de gravedad de la geopolítica durante unas horas a 400 kilómetros de altura. Washington y Moscú iniciaron un cruce de reproches que, finalmente, no fue a más porque finalmente los peores augurios no se cumplieron.

"Este tipo de operaciones no son habituales pero algunas más se han dado en la historia reciente. Los americanos lo hicieron en 2008, los chinos en 2007, los indios en 2019... y ahora los rusos", enumera Alberto Águeda Mate, ingeniero aeronáutico. "Los objetos estaban razonablemente lejos, -prosigue- pero hasta que no se estuvo completamente seguro, los astronautas permanecieron en la cápsula Soyuz y en la Crew Dragon, que eran las naves de evacuación".

placeholder Vista de los desechos espaciales que flotan alrededor del globo a través de un láser que emite largas líneas verticales de luz LED. Imane Rachidi (Foto: EFE)
Vista de los desechos espaciales que flotan alrededor del globo a través de un láser que emite largas líneas verticales de luz LED. Imane Rachidi (Foto: EFE)

Águeda Mate no es un experto más. Es el coordinador de Programas de Vigilancia Espacial en GMV, una de las grandes representantes de la industria aeronáutica y espacial patria que días antes del 'pifostio' montado por Rusia, ha sido contratada por DLR, el centro aeroespacial alemán, para desarrollar un 'software' que ayude para evitar crisis así. No es el único encargo que han recibido de esta organización, que recientemente también se les adjudicó un contrato para mantener y evolucionar su "sistema de misión".

La finalidad de este último contrato es desarrollar un sistema que ayude a catalogar y predecir el rumbo que va a seguir la basura espacial. Lo hará desarrollando e implementando "un conjunto de algoritmos avanzados de propagación y determinación de órbita y correlación de datos", que permitan saber cómo son y dónde están en cada momento esos objetos que flotan por encima de la atmósfera.

Detectar los desechos espaciales

Objetos a su libre albedrío que pueden chocar contra la Estación Espacial o contra satélites clave en las comunicaciones globales y dejarlos fuera de juego. "Hay que tener en cuenta que hay 4.600 satélites operacionales. En órbitas bajas, como las de la EEI, se pueden detectar objetos de hasta diez centímetros de grosor o diámetro. En zonas geoestacionarias, donde se colocan los satélites de telecomunicaciones, la medida son 80 centímetros", explica este experto, que añade que "por debajo de ese tamaño hay en torno a un millón de objetos"

"Hay que tener en cuenta que se mueven a velocidades de kilómetros por segundo. A ese ritmo, un residuo de un centímetro puede dejar fuera de juego estos instrumentos. No sería una colisión catastrófica como las que se ven en la película 'Gravity', el efecto sería más parecido al de una bala".

Además de hacer el conteo, el objetivo del sistema que GMV ya ha empezar a preparar es predecir cuál va a ser la órbita o la trayectoria de esa basura. "Gracias a los telescopios, radares o láseres se recogen los datos sobre las dimensiones y se asignan a un objeto. A partir de ahí, diariamente se recogen nuevas referencias para actualizar su órbita", cuenta. En base a esa observación se puede determinar por dónde va a seguir y, por tanto, ver si hay un riesgo de colisión. "Cuando eso ocurre se hace seguimiento y se decide si se hace una maniobra evasiva", cuenta Águeda. "Avisos en los que la Estación Espacial Internacional se ponga en alerta porque hay riesgo de colisión, varios al año", puntualiza. La diferencia en este último episodio es que "esos trozos de satélite no estaban ahí antes" y por tanto, "no había datos sobre cómo se iba a comportar". En estos casos, lo que se suele hacer es elevar la órbita de la EEI para evitar ese tránsito y reducir el riesgo.

placeholder Una pequeñísima parte de la basura espacial que rodea la Tierra (ESA)
Una pequeñísima parte de la basura espacial que rodea la Tierra (ESA)

Este trabajo no es algo menor. El desarrollo de GMV, que también tiene adjudicaciones de otras agencias espaciales en la región, ayudará a la DLR a cumplir su papel en el programa de seguridad y seguimiento espacial. "Es un sistema federal. Cada país tiene y desarrolla su sistema nacional que pone al servicio de la UE", explica el ingeniero. Reino Unido, para quien también trabajaba, quedó fuera de esto tras el Brexit al tratarse de un proyecto europeo. Polonia, Rumania y Portugal han sido los últimos en sumarse al grupo de trabajo. En este reparto de tareas, las instituciones germanas tienen el papel de hacer el inventario. España y Francia se ocupan de "notificar los riesgos de colisión" mientras que Italia se ocupa del riesgo de "reentrada". La compañía trabaja codo con codo con varias de las agencias espaciales o las instituciones equivalentes que tengan estas competencias. En nuestro país, por ejemplo, dirige el centro de vigilancia espacial instalado en el aeródromo de Torrejón.

Foto: Foto: Twitter

"El primer mensaje que hay que trasladar al público general es que la basura espacial caiga, es por así decirlo, una buena noticia", advierte Águeda. "La mayoría de piezas, debido a la fricción con la atmósfera y el calor generado, se desintegran. Solo aquellas más grandes, con piezas como pueden ser las lentes de cristal de un telescopio o tienen una parte muy grande de titanio suelen ser las que pueden soportar este proceso. "Obviamente hay que monitorizarlo por si existe peligro de que impacte en una zona poblada o en una infraestructura crítica como una central nuclear", remata.

"Lo más probable es que caiga en el mar o en una zona despoblada, dada la concentración de la población". Ese fue el caso Long March 5B, el cohete chino fuera de control que tuvo en vilo a decenas de países el pasado mes de mayo. Finalmente, cayó en el Índico pero durante varios días se especuló con que cayese en alguna ciudad. ¿Por qué cuesta tanto predecir dónde puede caer la basura espacial? "Puedes tratar de predecir cuándo va a caer, pero decir dónde es muy complicado", explican desde GMV "Hay muchos factores que influyen. La densidad de la atmósfera por la actuación del sol, las corrientes de aire... Además, en unos pocos minutos estos objetos recorren miles de kilómetros así que la incertidumbre es enorme".

El pasado martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, 'apretó' el botón para activar uno de tantos misiles que tiene en su haber Rusia. No era un lanzamiento cualquiera. Era un 'pepino' que se elevó hacia los cielos para acabar impactando en un antiguo satélite de comunicaciones propiedad del Kremlin. Donde habían puesto el ojo, pusieron la bala. El aparato, actualmente en desuso y puesto en órbita en 1982, quedó hecho añicos y cerca de 1.500 fragmentos quedaron flotando en el espacio.

Basura espacial Caza
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