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Salida a bolsa, multas y polémicas: el último villano de Silicon Valley se llama Robinhood
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La 'uberización' de las inversiones

Salida a bolsa, multas y polémicas: el último villano de Silicon Valley se llama Robinhood

La 'app' de 'trading' más conocida del mundo vive un momento de catarsis. Mientras se oficializa su millonaria salida a bolsa, los reguladores apuntan y disparan a su estructura

Foto: Vlad Tenev, cofundador y co-CEO de Robinhood.
Vlad Tenev, cofundador y co-CEO de Robinhood.

La jefa del departamento de cumplimiento de la Finra (el regulador de la industria financiera de Estados Unidos), Jessica Hopper, lo tuvo claro tras terminar su investigación y decidir multar a Robinhood: ser Silicon Valley no te exime de cumplir las normas. "El cumplimiento de estas reglas no es opcional y no se puede sacrificar en aras de la innovación o la voluntad de 'romper cosas' y arreglarlas más tarde". Su texto es tajante y resume bien la eterna lucha de los legisladores y los emprendedores del valle californiano. Porque esta compañía, conocida por ser la 'app' más famosa de 'trading' a nivel global y que está a punto de salir a bolsa con números millonarios, es el último villano de la fábrica de la que salieron Google, Facebook, Uber, Wework o Airbnb. Y la historia se repite.

La dura declaración de Hopper llegaba con el anuncio de que la institución que representa iba a imponer a la compañía tecnológica la mayor multa de la historia de la Finra, 70 millones de dólares por diversas malas prácticas repetidas durante años, como engañar a los clientes, tener una supervisión tecnológica débil o permitir que miles de usuarios compraran y vendieran acciones aunque no hubieran pasado los test obligatorios para demostrar que se es idóneo para operar en mercados financieros. Según el regulador, la compañía, tirando de su lema de sacar el mundo de la inversión de las manos 'del 1%' para dárselo al 99%, emulando al mítico personaje que inspira su nombre, había dejado miles de arruinados y hasta el suicidio de un joven de 20 años que creyó que debía millones a la empresa al desconocer la forma de operar. Pero a la vez que esto ocurre, la compañía ha llegado a la rentabilidad financiera y prepara una exitosa salida a bolsa (se habla de 40.000 millones de valoración).

Foto: Vlad Tenev, cofundador y co-CEO de la 'app' de inversión Robinhood. (Foto: Reuters)

Comandada por el ya milmillonario búlgaro estadounidense Vlad Tenev (cofundador y coCEO), de unos 34 años de edad, basa su estrategia en una especie de 'uberización' del mundo del 'trading'. Robinhood ha conseguido convertirse en el negocio más popular para comprar y vender acciones en sitios como EEUU (ya tiene 18 millones de usuarios a nivel global) tirando las comisiones por los suelos (no cobra por la mayor parte de las operaciones), un diseño tan intuitivo como adictivo y una imagen que rompe con lo habitual, lo establecido, con millones en 'marketing' detrás. Sus movimientos han tenido tanto éxito que ha obligado a la competencia a seguir su camino, pero a la vez ha chocado con decenas de polémicas. "Se está produciendo un cambio cultural", explicaba hace unos meses Tenev a CNN Business. "Hay un gran grupo de personas que piensa que invertir es algo serio solo si usa un traje frente a su terminal. Esa ha sido la escuela de pensamiento heredada", comentaba.

Frente a los trajes, ellos ofrecen operaciones para todos, un bróker con acceso fácil y sin complicaciones, como si fuera un videojuego o una tragaperras. Incluso suelta confeti cada vez que ganas dinero con alguna acción. Desde 2013, se ha ido comiendo poco a poco el sector, pero fue a partir de la pandemia cuando todo explotó. Mientras la gente se veía obligada a quedarse en casa y en muchos casos sin dinero ni tener un sitio donde gastarlo, sitios como Robinhood llamaban a su puerta como el lugar perfecto donde aprovechar esos ahorros. La plataforma ha pasado de tener seis millones de usuarios en 2018 a 13 este 2020, y a principios de 2021 alcanzó los 18. Su valor de mercado ronda ahora los 9.000 millones, pero ha llegado a tocar los 11.000 millones.

Robinhood encarna, al igual que sus predecesores, la eterna pelea entre las normativas, las prácticas y el dinero que puedes generar con una idea rompedora y que intenta revolucionar un sector establecido. Eso sí, hay ciertas dudas que empiezan a preocupar a sus principales defensores. Principalmente, se han visto plasmadas en su OPV (oferta pública de venta), el documento que toda empresa que quiera empezar a cotizar en bolsa debe presentar antes de entrar en el parqué y que ha dejado varias sorpresas. Pero no hay que olvidar que es la 'app' de los 'memes' financieros.

Amor por los 'memes'

Los 70 millones de la Finra no son la única demanda a la que se enfrenta esta empresa. Según su S-1, el documento principal que hay que presentar para iniciar la salida a bolsa, enfrenta un total de 49 citaciones o investigaciones importantes. Esos problemas provienen de la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Norte de California, del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, de la SEC, de la Finra, de la Oficina del Fiscal General de Nueva York y de otras oficinas de los fiscales generales del estado. Robinhood dijo en su prospecto que incluso se ha pedido una orden de registro para investigar el teléfono de Tenev a raíz de lo ocurrido a principios de año con el caso de GameStop, AMC y Reddit.

Ese bombazo, el que generaron miles de pequeños inversores que empujados por un grupo de foreros reventaron el precio de GameStop arrastrando a grandes firmas que apostaban por la caída de las acciones, es uno de sus puntos más oscuros. Al principio, Robinhood se convirtió en una herramienta vital para revolucionar la cotización de GameStop, pero unas horas después cerró la compraventa justificando la acción por problemas de seguridad y por ser una forma de frenar la locura. Miles de usuarios se les echaron encima y el problema se agrandó cuando se supo que algunos de los principales clientes de Robinhood son fondos que se habían colocado en corto contra el vendedor de videojuegos como Citadel Securities. De estas empresas sacaba su principal financiación, basada en vender los datos de compraventa, el llamado PFOF o 'pago por flujo de pedidos'.

Fuera del caso de GameStop, el amor de Robinhood por las llamadas 'inversiones meme' también ha llegado a las criptomonedas. En plena ola alcista de los criptoactivos, este bróker se mostró como uno de los mejores sitios para adquirir dogecoins, la moneda broma por excelencia. Al mismo estilo de lo ocurrido con GameStop, dogecoin se volvió un símbolo para los que iban contra el sistema de las 'cripto' y que amaban la especulación, el juego, por encima de todo. Entre los misterios de esta moneda se llegó a relacionar a los gestores de la 'app' con una de las principales ballenas (grandes carteras que almacenan miles de divisas) que acumulan 'doges', algo que acabaron desmintiendo.

Sin embargo, en su S-1 sí mencionan que este activo es un riesgo para su negocio. En concreto, el 17% de sus ingresos viene del comercio de criptomonedas, y de ese 17% el 34% es dogecoin. "Si la demanda de transacciones en dogecoins disminuye y no es reemplazada por una nueva demanda de otras criptomonedas disponibles para operar en nuestra plataforma, nuestro negocio, nuestra condición financiera y nuestros resultados de operaciones podrían verse afectados negativamente", señala la compañía. Una dependencia que es de las más llamativas de las marcadas por la empresa, pero no la única. Por ejemplo, el 80% de sus beneficios por transacciones viene de unas pocas firmas, entre ellas Citadel, que es su cliente más grande, con un 27% del total.

Robinhood se ha acabado especializando, por necesidad o por estrategia, en los mercados más arriesgados. Dos tercios de lo ingresado en el primer trimestre de 2021 proviene del comercio de opciones y criptomonedas. Otra línea de negocio que está creciendo rápidamente es la de préstamo de valores, que generó 35 millones en ingresos, con un aumento del 448% respecto al periodo anterior. Los intereses devengados sobre los activos con margen aumentaron un 254%, hasta los 27 millones de dólares.

¿Una máquina de hacer dinero?

Todo lo mencionado anteriormente indica que a pesar de las polémicas y guerras, el negocio de Robinhood va viento en popa y puede ser un gran valor de inversión, pero hay más dudas a su alrededor, sobre todo en lo relacionado con los riesgos que toma con la normativa y algo que puede tener incluso más peso en Silicon Valley: es posible que haya llegado a su techo de usuarios y los cambios de la competencia pueden ir abriendo agujeros en su nutrido grupo de pequeños inversores. La empresa que venía a 'democratizar' el 'trading' ha provocado que decenas de brókeres se lancen a competir con ella de igual a igual. Eso sí, si esto aguanta, los creadores pueden acabar siendo más que milmillonarios.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Como explican en el medio 'Forbes', Robinhood indica en su prospecto el problema con sus usuarios. Las últimas cifras tanto mensuales como diarias están por debajo de sus picos de alrededor de 20 millones de personas que operan al mes y 10 millones que lo hacían a diario. Ahora, los usuarios mensuales ascienden a 18 millones y los usuarios diarios, a ocho millones.

Muchos de esos usuarios también pueden haberse ido a otra parte. Unos 206.000 clientes de Robinhood sacaron un total de 4.100 millones de dólares de su plataforma en el primer trimestre de 2021, un 5% de los activos totales. Para recuperar la pujanza, eso sí, la empresa tendría un as bajo la manga: ser la nueva inversión 'meme'. Mientras sus jefazos se pueden llegar a embolsar miles de millones si las acciones tienen un mínimo éxito (sus cofundadores se quedan con unos 45 millones), van a guardar un 35% del total para que puedan hacerse con ellas sus usuarios. Un montante diferencial que puede llevar a la 'app' 'to the moon', y lograr que al menos algunos salgan más que beneficiados.

La jefa del departamento de cumplimiento de la Finra (el regulador de la industria financiera de Estados Unidos), Jessica Hopper, lo tuvo claro tras terminar su investigación y decidir multar a Robinhood: ser Silicon Valley no te exime de cumplir las normas. "El cumplimiento de estas reglas no es opcional y no se puede sacrificar en aras de la innovación o la voluntad de 'romper cosas' y arreglarlas más tarde". Su texto es tajante y resume bien la eterna lucha de los legisladores y los emprendedores del valle californiano. Porque esta compañía, conocida por ser la 'app' más famosa de 'trading' a nivel global y que está a punto de salir a bolsa con números millonarios, es el último villano de la fábrica de la que salieron Google, Facebook, Uber, Wework o Airbnb. Y la historia se repite.

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