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La ciudad conectada ya es una realidad: el día a día en una 'smart city'
  1. Tecnología
varias ciudades ya incluyen innovaciones

La ciudad conectada ya es una realidad: el día a día en una 'smart city'

El uso eficiente de la luz y el agua o la personalización de la recogida de basura son algunas de las ventajas que ya están disfrutando algunos ciudadanos

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Siempre que hablamos de ciudades inteligentes lo hacemos dando dos cosas por hecho. En primer lugar, que se trata de ciudades futuristas que no veremos a corto plazo; la segunda, que solo las grandes urbes mundiales pueden optar a este tipo de tecnologías.

La realidad, sin embargo, desmiente ambos mitos: la 'smart city' no es el futuro, sino el presente, ya que tenemos ejemplos reales y actuales de desarrollos inteligentes. Y, además, ya hay municipios españoles que cuentan con tecnología para la simplificación de los trámites administrativos, la gestión de los residuos, una mayor eficiencia en la distribución de la electricidad o la optimización de los servicios de emergencia para que su respuesta sea más corta y precisa. Estos son algunos ejemplos.

Control de la movilidad

El tráfico en las grandes ciudades es un reto al que deben enfrentarse los gobiernos de las diferentes corporaciones y la tecnología puede ser el aliado perfecto para acabar, o al menos reducir, los atascos y solucionar la falta de aparcamiento. Es una de las áreas a la que aspira una 'smart city'. Hablamos de algo ya tangible como la posibilidad de conocer los datos de las carreteras más atascadas en el mismo momento en que estamos en ruta, poder conducir un coche de alquiler al que accedemos mediante una 'app' del móvil o saber si hay aparcamiento en frente de casa en tiempo real.

Pero las 'smart cities' no han llegado solo para captar los movimientos de los vehículos, sino también el de la población, más importante, si cabe, tras la pandemia: es importante conocer dónde se aglutina el mayor número de gente y hacer predicciones de qué horas y días pueden ser las de mayor aglomeración. Y ya se está aplicando en Valencia, donde la empresa Cellnex ha conectado con tecnología IoT (Internet of Things) 50 tótems turísticos interactivos con wifi que facilitan información actualizada sobre lugares turísticos, museos, hoteles y restaurantes. Además, 226 municipios de la comunidad serán dotados de 1.500 sensores de movilidad que proporcionarán información anónima de cómo se mueven los turistas y los ciudadanos; así, las autoridades reciben información sobre los flujos de movilidad y su impacto en sus playas y el medioambiente con el fin de mejorar el retorno de las inversiones públicas. También se dotará a estas poblaciones de 1.300 sensores medioambientales y 266 estaciones meteorológicas que recopilarán información sobre la temperatura, la humedad o el viento.

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Aprovechamiento de recursos

Si hay algo que la tecnología ha traído es la capacidad de hacer más eficientes los servicios públicos a través del análisis de datos y la inteligencia artificial. Si hablamos del alumbrado, la factura energética de una ciudad puede reducirse iluminando calles y carreteras a través de sensores en las farolas que son capaces de regular la iluminación si detecta coches, ciclistas o peatones.

En los municipios de Burjassot y la Pobla de Farnals, en la Comunidad Valenciana, la tecnología permite gestionar de manera más eficiente el agua, captando datos, analizándolos y sacando conclusiones. Adesal Telecom, la compañía participada por Cellnex y Global Omnium, ha instalado una red de dispositivos de IoT que son capaces de disponer de la información en tiempo real y a distancia para actuar en todo el ciclo del agua. Las tecnologías implantadas facilitan la detección automática de fugas, la telelectura a distancia de contadores o la atención digital al cliente y la facturación electrónica, entre otros servicios. Además, conecta un gran número de dispositivos a la vez y recoge de manera sistemática los datos con una intención doble: por un lado, monitorizar su actividad; y por otro, establecer predicciones basadas en datos y anticiparse a posibles problemas en la cadena de suministro.

Smartbrain registra cuándo los contenedores están llenos para que los técnicos municipales puedan personalizar la recogida de basuras

Sin salir de la Península, hay otro ejemplo de eficiencia, aunque esta vez en la recogida de residuos. La ciudad de Reus tiene, desde marzo, una plataforma llamada Smartbrain que registra cuándo los contenedores están llenos para que los técnicos municipales puedan mejorar y personalizar la recogida de basuras, dependiendo de las características de cada distrito. Por ejemplo, si un barrio genera más basura que otro podría necesitar un servicio ininterrumpido de tres días a la semana, o precisar la recogida de vidrios o cartones con mayor asiduidad que la de residuos orgánicos al tratarse de una zona comercial de tiendas y grandes almacenes.

Esta plataforma de Cellnex les ha permitido optimizar el servicio de recogida sin hacer grandes obras subterráneas como sí han optado en otros lugares del mundo, donde han apostado por la inteligencia artificial subterránea. Es el caso de Helsinki, donde el sistema de recogida se realiza a través de tuberías bajo el suelo para transportar la basura a su instalación central. La inteligencia artificial analiza las operaciones de recogida y el consumo energético y eso les permite detectar un alto consumo para proponer variaciones en las rutas de recogida.

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Es quizá en el control de servicios municipales donde la tecnología está teniendo más impacto. El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido apostar por integrar la inteligencia artificial a todos estos servicios merced a CityOS, el sistema desarrollado por Cellnex que, gracias a los sensores instalados en la ciudad, les permite medir los niveles del alumbrado público o del riego urbano, analizando los datos para mejorar su gestión. Además, la IA del sistema permite hacer previsiones a futuro y anticiparse a cualquier tipo de problema.

En Irlanda hay una ciudad que ha puesto en marcha un sistema llamado e-denderry que aglutina buena parte de los puntos abordados. Edenderry cuenta con dispositivos y sensores implementados por la compañía de telecomunicaciones, consolidando el desarrollo de proyectos internacionales. El objetivo de esta solución es monitorizar los espacios de aparcamiento para saber si se está usando adecuadamente (por ejemplo, en el caso de los espacios reservados para discapacitados o aquellas plazas reservadas para los vehículos eléctricos), además de controlar los contenedores de basura para una recogida más eficiente. Estos sensores también miden la calidad del aire y los niveles de contaminación y monitorizan el uso de la energía que realizan las oficinas municipales.

Los ejemplos son tan numerosos como variados, pero todos nos dejan la misma conclusión: pese a la visión futurista y grandilocuente que solemos aplicarle a la 'smart city', lo cierto es que las ciudades inteligentes ya están aquí y son accesibles a todo tipo de municipios. Es cuestión de tiempo que lo hagan a pleno rendimiento y con unos resultados que todos podamos ver.

Siempre que hablamos de ciudades inteligentes lo hacemos dando dos cosas por hecho. En primer lugar, que se trata de ciudades futuristas que no veremos a corto plazo; la segunda, que solo las grandes urbes mundiales pueden optar a este tipo de tecnologías.

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