Es noticia
Los canadienses que han convencido a un millón de vendedores para que dejen Amazon
  1. Tecnología
revientan el comercio electrónico

Los canadienses que han convencido a un millón de vendedores para que dejen Amazon

La pandemia ha disparado el comercio 'online' como nunca antes, y ha convertido en Shopify en el gran rival, sino el único, de Amazon. Ahora, hasta Google quiere seguir su estela

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

En el mes de julio de 2020, Jeff Bezos, frente al comité antimonopolio del Congreso de Estados Unidos, intentaba demostrar que su compañía, el mayor empleador del planeta y una de las empresas más grandes del mundo, no ejercía un poder monopolístico. En su declaración comentó diferentes aspectos que, según él, demostraban que Amazon competía en igualdad de condiciones y no se saltaba ninguna ley. Entre esos razonamientos dio dos nombres: Instacart y Shopify. Eran sus nuevos rivales, la nueva competencia que venía para intentar pelear con los de Seattle y un ejemplo de que aún hay espacio para competidores, y no solo entre compañías consolidadas. Pero, ¿qué hacen exactamente estas empresas y por qué se acordó Bezos de ellas? Lo cierto es que en Seattle, y también en Silicon Valley, las siguen de cerca, y tienen razones para ello.

De Instacart ya se ha hablado en Teknautas, un 'Amazon de los frescos' que vive de una especie de 'riders' de la compra de mercado y que ahora ha crecido tanto que puede poner en peligro el trabajo de los mismos a los que venía a salvar. El caso de Shopify es algo diferente, pues su fuerte es la capacidad de hacer tiendas 'online' como churros y sin necesidad de saber prácticamente nada de programación. Pero los dos caminos tienen semejanzas. Su éxito confirma una tendencia que cada vez se ve con más frecuencia y que con la pandemia se ha consolidado: los comercios, al igual que otros muchos usuarios de la red, se han cansado de los intermediarios y las plataformas y se suman a quien les ofrece algo diferente donde ellos puedan mantener más el control, promocionar su marca y seguir sus ritmos, aunque eso mismo sea depender, de nuevo, de otra plataforma.

Foto: La crisis de los intermediarios empieza cuando se levantan sus alfombras. (Foto: Sergio Beleña)

El 'boom' de esa revolución contra los gigantes es claro, pero lo cierto es que la empresa de 'software', originaria de Ottawa, Canadá, no es uno de esos nuevos jugadores que busca aprovechar un sentimiento o un cambio de roles para llegar al éxito. Este 'Wordpress' de las tiendas viene de ese primer gran internet, fue fundado en 2004, en el que el poder de las plataformas no era tan dominante, la tecnología se había consolidado, los proyectos empezaban a prosperar, pero todavía muchos intentaban encontrar su hueco con ideas que se compartían casi por amor al arte.

El objetivo de esta compañía se asemeja mucho a la del CMS por excelencia, solo que aplicado a los comercios. Un lugar en el que sin tener ni idea de programación puedas crear tu sitio y operar como alguien, al menos, semiprofesional. Todo tipo de herramientas, funciones, aplicaciones o soluciones en un mismo sitio. Eso sí, en este caso no es gratis ni nada parecido, a dos se paga unos 30 dólares al mes por tienda y a cambio la relación no se queda en el 'software', ni mucho menos.

Como otros tantos proyectos, Shopify fue creciendo poco a poco durante muchísimos años, pero primero el inicio del movimiento 'antiAmazon' y segundo la pandemia terminaron por convertirla en un nuevo gigante. Sus datos de 2020 así lo demuestran, aunque el inicio de 2021 los haya manchado un poco. En 2020 llegó a superar el millón de tiendas en todo el mundo montadas con Shopify, la compañía superó a eBay para convertirse en la segunda plataforma de comercio electrónico más grande de EE.UU., con casi el 6% de las ventas en línea, y su valor en el mercado se duplicó hasta rozar los 1.500 millones. Aún lejos del 37% de cuota de mercado de Amazon, le queda para llegar al primer puesto, pero está lo suficientemente cerca para eclipsar al gigante de Seattle: desde principios de año, las acciones de Shopify crecieron un 170% frente al 74% de Amazon.

La pandemia ha ayudado, pero ¿por qué la gente optó por Shopify y no por otra compañía similar? Posicionamiento frente a Amazon, lugar en el mercado, mucha publicidad en redes y otros espacios, y simplicidad máxima parecen puntos fundamentales del crecimiento de esta empresa canadiense que incluso en el 'New York Times' ya la colocan como la posible sucesora de Amazon, al menos en el terreno del 'ecommerce'. También con sus puntos negros.

De vender tablas de 'snowboard' a ser la alternativa

El proyecto de los canadienses Tobias Lütke y Scott Lake, fundadores de la empresa, comenzó en 2004 cuando los dos decidieron montar una tienda dedicada al 'snowboard' pero las complejidades de los procesos complicaban muchísimo su trabajo. Descubrieron Ruby on Rails, empezaron a probar con sus opciones de 'software' libre y quedaron tan satisfechos con el resultado de su tienda que pronto empezaron a compartir su estructura con otros vendedores. De ahí a la empresa, y esa ha sido una pieza crucial en su crecimiento, frente a la posición de Amazon y otras empresas similares, que ponen en el centro al consumidor, Shopify hace lo contrario y quien dirige todo es el vendedor. En un momento de crisis de las plataformas, en la que vendedores y usuarios se sienten engañados por los gigantes y buscan una forma de competir con ellos, Shopify no puede estar mejor colocado.

Desde su web, tras pagar la membresía, puedes montar tu tienda, con todos los detalles y, lo más importante, sin abandonar, para nada, la plataforma. El diseño va, más o menos, a tu cargo para colocar los logos y demás que marquen el futuro de tu tienda, pero desde el CMS puedes adecentar todo sin tener que tocar una línea de código. Además, puedes crear las redes sociales, enlazarlas con la plataforma y hasta lanzar tus propios anuncios desde el mismo panel de mando (TikTok se acaba de sumar a esta opción). Descuentos, resultados, compras pendientes, pedidos, impuestos... Todo eso se puede manejar desde una misma pantalla y hasta puedes ponerte avisos y otro tipo de notificaciones para el móvil. ¿El dominio? Shopify te ofrece uno de serie, pero si quieres uno 'premium', es decir, que no aparezca nada del desarrollador, lo puedes comprar también a través del CMS.

La simplicidad es la máxima y tanto es así que ellos también se encargan de los envíos, obviamente cobrando un porcentaje, y de los pagos, por lo que el objetivo es que a cambio de un dinero tú solo te tengas que preocupar del producto. Y se le relaciona mucho con pequeños vendedores, tiendas de barrio o similar, pero lo cierto es que grandes marcas como Pepsi, Decathlon Lindt o Heinz tienen su propia tienda construida con el 'software' de Lütke. Esa facilidad es la que ha convertido a Shopify en un rival de Amazon, y casi sin quererlo. El concepto de ambos proyectos es muy diferente, pero se ha convertido en su rival a batir. Tanto, que han comprado Shelz, otra plataforma que hace algo muy parecido a lo que vende Shopify.

Google también se ha interesado por la tendencia de Shopify y está a medio camino entre la colaboración y la competición. Y es cierto que el modelo es claro, a cambio de pagar algo de dinero puedes tener todo tu negocio en un solo lugar, un alquiler que no solo te permite diseñar tu propio espacio y alojarlo, sino que además gestiona envíos y te permite llevar todo en el móvil. Eso sí, como en todos estos casos no es oro todo lo que reluce. La facilidad de crear tiendas por muy poco dinero e incluso sin tener que demostrar tu fiabilidad o la estructura del negocio ha convertido esta plataforma en un método perfecto para negocios cuanto menos polémicos.

El 'DropAli' y su lado más oscuro

Su simplicidad a la hora de poder crear tiendas, la 'gamificación' de todo el proceso y la posibilidad de no necesitar ni siquiera proveedores o 'stock' para triunfar en Shopify ha hecho que muchos negocios pudieran crear su versión online, pero también que la red se llene de tiendas y de 'gurús' que te venden cursos de como generar tiendas, cuyo único fin es ganar dinero como intermediarios. El llamado 'dropshipping', la venta de productos sin 'stock', teniendo un proveedor externo y funcionando como una especie de intermediario entre el fabricante y el usuario final se ha generalizado, creando el llamado 'DropAli' que es una utilización bastante polémica de este modelo. ¿La razón? Vive básicamente de inflar precios.

Basta dar una vuelta por sitios como YouTube para ver decenas de vídeos en los que un supuesto 'gurú' del 'ecommerce' te promete forrarte con esta técnica de forma rápida y sencilla. No necesitas saber de comercio, ni de economía, ni de informática. Básicamente aprovechan una serie de productos de Shopify que te permiten sincronizar tu tienda con proveedores de AliExpress, buscar productos 'ganadores' en la tienda china y después incrementar, bastante, el precio que se ofrece en el mayorista asiático. Tú, como intermediario, te llevas esa diferencia sin que el consumidor tenga que saber el tejemaneje que hay detrás.

Shopify, aunque es un actor secundario, tiene un papel importante. Primero ofrece un programa de afiliación que puede ser explotado por todos estos 'youtubers' que reciben un dinero a cambio de llevar a otras personas a la plataforma (la plataforma ofrece unos 58 dólares por comerciante que acaba registrándose y comprando uno de sus planes) y segundo porque da muchísimas facilidades para todas estas estrategias sin controlar demasiado el objetivo ni el funcionamiento de las tiendas.

Aunque es un caso bastante llamativo, lo cierto es que otros Amazon también han tenido que lidiar con problemas similares. Grietas de gigantes y ahora Shopify es uno más de ellos. Habrá que ver cómo consigue lidiar con todo ello y si esta plataforma 'antiplataformas' acaba repitiendo los fallos de sus antecesores o rompe con el pasado.

En el mes de julio de 2020, Jeff Bezos, frente al comité antimonopolio del Congreso de Estados Unidos, intentaba demostrar que su compañía, el mayor empleador del planeta y una de las empresas más grandes del mundo, no ejercía un poder monopolístico. En su declaración comentó diferentes aspectos que, según él, demostraban que Amazon competía en igualdad de condiciones y no se saltaba ninguna ley. Entre esos razonamientos dio dos nombres: Instacart y Shopify. Eran sus nuevos rivales, la nueva competencia que venía para intentar pelear con los de Seattle y un ejemplo de que aún hay espacio para competidores, y no solo entre compañías consolidadas. Pero, ¿qué hacen exactamente estas empresas y por qué se acordó Bezos de ellas? Lo cierto es que en Seattle, y también en Silicon Valley, las siguen de cerca, y tienen razones para ello.

Jeff Bezos Silicon Valley Comercio electrónico
El redactor recomienda